Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]

CAPÍTULO 1

Los héroes usan la luz para salvar el mundo, un verdadero guerrero es capaz de invocar su propia oscuridad para hacer lo correcto.

12 de octubre, 2018

Scarlett

¿Realmente los ángeles son los buenos y los demonios los malvados?

Intentar darle respuesta a aquella interrogante significó el final de algo, pero también, el comienzo de algo mucho más grande.

Todo comenzó ese doce de octubre, quizá. 

Recuerdo bien esa noche, el cielo divagante entre el día y la noche estaba repleto de nubarrones tristes y grises envolvían a la brillante esfera plateada en el cielo, los faros amarillos de las desoladas calles eran mi única fuente de luz. El sonido del tacón de mis botas de combate chocando contra el asfalto resonaba en la solitaria avenida de un lugar viejo y olvidado llamado Lumbel, mi blanca cabellera ondeaba ligeramente por el viento que sollozaba anunciando un infernal descenso en la temperatura.

Mi respiración se hacía visible al dejar mi boca a causa del helado clima que provocaba aquella agradable sensación de adormecimiento en la piel. Me gusta el frío, muchas personas relacionan la calidez con el hogar, pero en mi caso, es lo contrario. 

Mi camino era incierto, solo avanzaba sin saber a dónde me dirigía, pero así solía ser mi vida. Avanzar sin saber muy bien a dónde voy. Caminaba con la mano dentro del bolsillo de mi abrigo rojo sintiendo el celular en su interior a la espera de la inminente señal de alerta de un amigo ocupándose de un asunto no muy lejos de ahí. No era por ser negativa, pero tenía la seguridad de que estaría en problemas en poco tiempo. No era esa la única sensación que me mantenía alerta, un escalofriante presentimiento me llevaba a creer que algo importante pasaría ese día.

Y así fue, los pasos que se acercaban presurosos anunciaron la llegada de eso importante.

La persona que los causaba aún estaba fuera de mi campo de visión, pero su presencia era tan abrumadora que lo sentí antes de verlo.

Una figura alta e imponente apareció frente a mí al doblar una esquina de la nada, fue tan repentino que casi chocamos, pero él se veía demasiado angustiado y preocupado como para detenerse a disculparse o a reclamar.