CAPÍTULO 12

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Hidden

Mi cuerpo actúa de forma automática, como si una fortaleza instantánea e involuntaria me estuviera moviendo. Empujado por esa fuerza, alcanzo la pistola que William soltó y la apunto contra Areus.

Cuando pongo mi dedo en el gatillo un repentino atisbo de razón destella en mi cabeza y me detengo a mí mismo antes de disparar. Pero ese instante de lucidez no es suficiente para detenerme. Corro hacia ellos, impulso mi brazo hacia atrás, cierro los ojos y estrello la empuñadura de la pistola con todas mis fuerzas sobre la parte trasera de su cabeza. Se escucha un sonido quebradizo y, después, silencio. Mi mente ennoblecida por el terror se aclara y de nuevo soy consciente de lo que pasa. De lo que acabo de hacer.

Areus lleva una mano al lugar del golpe y la sangre que emana a borbotones de la herida sobresale de entre sus dedos. Despacio, Areus se gira en mi dirección.

-¿Hidden... qué...? -No logra terminar. Sus piernas se doblan y cae sobre su costado al suelo. Mi mano deja de verse como un borrón rojizo y puedo vislumbrar en ella la sangre que la está empapando. Es su sangre.

Los sonidos se hacen más audibles y, con los pies un poco más en la realidad, miro a mi derecha. William está en el suelo a un par de metros de nosotros. De sus ojos y su boca siguen escapando gruesos hilos de sangre. Presa del pánico, me tiro a su lado y llevo dos dedos a su cuello. Vuelvo a respirar cuando siento su pulso. Escucho a Areus quejarse y luego lo veo poniéndose de pie. Tiene que recargar su cuerpo contra la pared para no perder el equilibrio. Entonces, con la mano ensangrentada, desenfunda un cuchillo.

-¡No te acerques! -Me pongo frente a William para protegerlo y, con la mano temblándome, vuelvo a apuntarlo con la pistola. Areus obedece. Se queda en su lugar, mirándome, pero no con temor o enfado, sino como si me hubiera salido un tercer ojo en la frente- No puedo explicarlo ahora, pero basta con que sepas que no voy a permitir que ni tú ni nadie le ponga una mano encima.

Areus no dice nada, solo alterna un par de veces la mirada entre William y yo. Después, suelta el cuchillo en señal de rendición o agotamiento, de cualquier forma, desiste de atacar. Hace una mueca de dolor y apoya su cabeza contra la pared.

Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora