Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]

CAPÍTULO 21

Scarlett

Ese fue nuestro primer encuentro con la persona que nos marcaría de por vida. 

Una sensación de inquietud me heló la sangre al ver a nuestro enemigo frente a nosotros en la misma habitación. Dorian se encontraba al pie de las escaleras bajo la tenue luz blanca del foco que iluminaba el sótano. La palidez anormal en su piel permitía que sus venas se marcaran y resaltaba aún más la gran cantidad  de cicatrices, marcas y líneas rojas en su cuerpo; estaba demasiado famélico, sus ojos se veían hundidos y cansados, su aspecto era similar al de alguien que padecía una enfermedad grave y terminal.

– ¿Areus? –inquirió. 

Nos miraba como si le sorprendiera encontrarnos ahí, pero yo sabía que estaba fingiendo, no era coincidencia que apareciera justo en ese momento. 

–Dorian –Areus le contestó a modo de confirmación y saludo.  Él sí estaba realmente sorprendido. 

–Han pasado años, hermano –En su boca se formó una amplia sonrisa, parecía tan convincente que casi le creo– ¿En dónde has estado? Te he estado esperando por mucho tiempo, Areus. 

Intenté avanzar con la intención de atacar, pero Areus me hizo una señal discreta con la  mano ordenándome permanecer en mi lugar. 

–Lo mismo digo –le dijo con un tono neutral. Dio un par de pasos hacia adelante colocándose frente a mí con lentitud y discreción en un gesto protector– Pero no esperaba encontrarte en este lugar. 

–Bueno, una visita a este maldito infierno no le hace mal a nadie. Ya sabes, quería recordar los viejos tiempos –Su gemelo le contestó con un tono que no me pareció muy real. Su felicidad no parecía ser genuina, detrás de esa sonrisa forzada pude ver la falsedad e hipocresía que se ocultaban bajo esa máscara que fingía ingenuidad– Sé que tuvimos nuestras diferencias cuando éramos niños y tal vez no me creas, pero me alegra mucho verte de nuevo. 

Cada segundo que pasaba me confirmaba aún más que algo no andaba bien con él. Pero Dorian no fue el único actor en escena pues pronto y como si se tratara de un encuentro amigable, ambos se dieron un abrazo dejándome a mí con la cara echa un signo de interrogación hasta que comprendí que Areus solo le estaba siguiendo el juego para ver hasta dónde llegaba Dorian con sus mentiras.