Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]

CAPÍTULO 9

Areus

Estar con ellos me hacía sentir como un alienígena intentando adaptarse en un nuevo planeta. En eso se había convertido mi realidad, de un momento a otro volví a una vida olvidada, a ser un celestial que debía preocuparse por entrenar sus poderes sobrenaturales. Comenzó a parecerme bizarra la forma en la que ver todas esas cosas sobrenaturales ya no me causaba tanta impresión como al principio, de hecho, había cierto sentido de pertenencia. 

Manejar esa situación en casa no fue tan complicado, inventé haber entrado a un club de estudio para justificar mi ausencia y ni Damien ni mi madre indagaron mucho. A veces, incluso podría asegurar que ellos sabían algo que yo no, o algo que yo también.

Ni siquiera sabía si podía seguir llamando a Isabella "madre", pues en realidad, no lo era. Me preguntaba cómo lucían mis verdaderos padres, no podía recordarlos, ellos tampoco recordaban a los suyos pero no parecían tener problema con eso. Sin embargo, yo sentía curiosidad.

El asunto del día anterior se había resuelto de una forma poco ortodoxa quizá pero igual resultó ser efectiva, pues liberamos a las víctimas y acabamos con la sombra cumpliendo con la misión. Dimos una falsa declaración con la policía haciéndonos pasar por un par de víctimas más y tapamos el asunto con algo que los humanos pudieran comprender diciendo que el secuestrador había huido luego de una corta pelea, eso justificaría la sangre y las heridas. 

Es gracioso cómo los pensamientos llegan cuando no tienes nada más que hacer que conversar contigo mismo.

−Maldito Hidden −Maldije en voz alta, de cualquier forma, nadie estaba escuchando. 

Estaba tendido en el suelo del living de la cabaña del refugio envuelto en una enorme alfombra, parecía un sushi enorme. Hidden me había puesto en esa incómoda situación treinta minutos antes, había llegado temprano al entrenamiento y al entrar me encontré con un rubio ebrio bebiendo Hufflered a diestra y siniestra, fue un grave error quedarme con él pues a causa de su estado, me envolvió en la alfombra para después irse a quién sabe dónde. Solo me quedaba tratar de liberarme o esperar a que alguien más llegara.