Blanca
Tuve muchísima suerte de llegar justo a tiempo. A través de la ventana, pude ver como las últimas personas de la que probablemente sería una larga fila entraban dentro del establecimiento que ni siquiera me digné a mirar. Le pagué al taxista y salí del coche dando un salto que casi consigue estampar mi cara contra suelo. Recuperando el equilibrio, corrí hacia donde un par de personas enseñaban sus entradas a la mujer situada en la entrada del concierto, y yo fui la siguiente. Cuando la mujer, alta y rubia, cogió mi entrada para examinarla, me acompañó dentro y me dijo que la siguiera.
Cuando fui capaz de asimilar donde estaba, vi que me encontraba en primera fila, justamente delante del escenario. Quise preguntarle a la mujer qué hacía yo allí si había llegado literalmente la última, pero ya no estaba. Había unas pocas personas a mis lados, también a primera fila, y gritaban cómo si su intención fuera que todo París los escuchara. Entonces caí en que, probablemente, Áxel me hubiera dado una entrada de lujo o algo por el estilo, una para la zona VIP.
Todavía no era capaz de acostumbrarme a que se gastara tanto dinero en mí, no me lo merecía. Sospechaba que la gente que me rodeaba había pagado una cifra que de haberla sabido a mí me hubiera resultado una barbaridad por una entrada a un concierto. No entendía por qué el cantante gastaba tanto dinero en mí, eso solo me hacía sentir peor, como si ahora le debiera no sé cuántos favores más de los que le debía antes.
Ahora sabía seguro que tendría que encontrar alguna manera de conseguir dinero y compensarlo de alguna forma, pero eso lo dejaría para más tarde. También tenía pensado llamarle la atención por haberme dado una entrada tan lujosa y cara y decirle que no lo volviera a hacer, pero eso también lo haría después. Él solo haría cara de no entender nada y yo me reiría de su expresión, seguro.
Pensé en que, por una parte, también tendría que darle las gracias. Es decir, sin él, ahora misma no estaría en el concierto. Además, sin esa entrada estaría a última fila contemplando al resto de la gente como si fueran hormigas y sin apreciar mínimamente el escenario, a diferencia de ahora que era capaz de contemplarlo con pelos y señales.
Este pensamiento me hizo girarme para observar al resto de las personas. Me quedé boquiabierta. Había tanta gente que era incapaz de encontrar un espacio que no contuviera una persona. Miles de personas ocupaban completamente aquel lugar, y gritaban, hablaban entre ellas y agitaban pancartas y banderas por encima de sus cabezas. Era un espectáculo visual impresionante.
También me di cuenta de que las personas que me rodeaban, las que ocupaban conmigo el espacio VIP, estaban todavía más agitadas y emocionadas que el resto, y eso era muy difícil. Había una chica a mi lado que no dejaba de gritar cosas ininteligibles en francés y estaba llorando tanto de la emoción que su maquillaje ya había formado manchas en su cara. Todos los que estaban conmigo en aquel espacio privilegiado debían de ser muy fans de Áxel para haber pagado tanto para estar allí. O eso, o muy ricos. Es extraño que no me hubiera dado cuenta de su presencia hasta ahora, pero era tanta la impresión que se había apoderado de mi cuerpo que no era capaz de escuchar el incesante ruido que me rodeaba.
No tenía ni idea del lugar en que me encontraba. No me había dignado a observar el establecimiento debido a mis prisas y no sabía cómo conseguiría volver si no encontraba un taxi. Tenía que empezar a aprender a ser puntual, o estas desagradables cosas continuarían sucediéndome durante el resto de mi existencia.
No había tenido tiempo ni de elegir la ropa que realmente me hubiera gustado llevar. Cogí lo primero que encontré: unos vaqueros largos, una mala idea porque estaba muriéndome de calor entre toda esta gente; un top de tirantes corto de color rojo claro y unas sandalias negras. Había tenido mucha suerte de no acabar parecido un niño de dos años disfrazado, pero me hubiera gustado arreglarme un poco más.
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Bajo las Luces de París
Romance¿Aceptarías la invitación a tu ciudad de ensueño del desconocido al que acabas de intoxicar, aún sabiendo que puede haber segundas intenciones? El camino de Blanca, una camarera de Barcelona, y Áxel, un cantante famoso y arrogante, se cruzan debido...