Tormento

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La habitación se llena de conmoción, nadie conocía a aquella alfa pero no había duda de su poder, la cantidad brutal de dinero que entregó por una simple prostituta bonita lo decía

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La habitación se llena de conmoción, nadie conocía a aquella alfa pero no había duda de su poder, la cantidad brutal de dinero que entregó por una simple prostituta bonita lo decía. Tampoco pasó de largo el hecho de su inquietante parecido con la familia Chou, de no ser por su joven rostro ellos pudieron jurar que se encontraban frente el mismísimo Namjoon. 

Ojos negros como la noche y piel morena, una Chou podía ser reconocida entre mil alfas y era más poderosa que mil otros más. 

— ¿E-eh escuchado bien, jovencita? – preguntó el seleccionador, aturdido de tal suma – ¿Ha dicho veinte mil dólares? 

Tzuyu ni siquiera dudo. 

— Oíste bien – confirmó, sin usar los honoríficos correspondientes – ¿Hay algún problema? 

El hombre se apresuró a negar y luego sin más miramientos chasqueo los dedos. Casi de inmediato una beta se acercó, cargando entre sus manos un collar y una correa.

Sana no miro a Tzuyu cuando el collar fue puesto en su cuello y tampoco cuando el seleccionador agarro la fina correa de plata, enredando la cadena entre sus dedos de una forma que la omega no pudo evitar recordar cuando el mayor jugo con sus cabellos, justo antes de que Sakura se suicidara. 

Apartó aquel recuerdo de su mente.

— Camina – siseo el seleccionador y automáticamente la rubia obedeció, con los pies descalzos y la bata sin abrochar – Cuando llegues al frente de tu ama tendrás que arrodillarte y agradecerle su elección, ¿entendiste? – murmuró, lo suficientemente bajo para no ser escuchado por nadie – Y recuerda, actúa como si te gustara todo lo que te hagan esta noche, se te prohíbe rechazarla, no me importa la mierda que te pida hacer, cumple sus fantasías con una sonrisa en la cara o te juro que yo mismo te desnudare y te haré hacer mil cosas peores.

Sana no tuvo tiempo para responder cuando ya estuvo frente a Tzuyu y no paso ni un segundo cuando ya sintió un tirón en su correa. 

Arrodíllate y agradece. 

Sus rodillas temblaron. ¿Por qué estas personas hacían ver un acto de entrega como algo tan sucio? ¿Como si fueras una humillación? Sana sin dudar se arrodillado por Tzuyu antes pero ahora se sintió tan asquerosa el simple hecho de hacerlo, frente a tanta gente que creían que la sumisión era un acto de poder, no de amor. 

Sus piernas cedieron y levantó la vista, notando la sorpresa pintar el rostro de Tzuyu. 

— Gracias por escogerme, ama – susurro, otro tirón en su correa que le susurraba que lo podía hacer mejor – Prometo intentar satisfacer cada una de sus necesidades esta noche, no se arrepentirá de tenerme. 

Palabras correctas o al menos lo fueron para la mayoría de los alfas de la habitación, quienes estaban dispuestos a apostar mucho más dinero la noche próxima que Sana fuera subastada. 

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓  ┇「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora