𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓 ┇「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」

Culpa

— Concéntrate, Sana – pidió Yoongi mientras tomaba las manos de la omega – Recuerda lo que dijo mi madre, debes cuidar tu retaguardia y defenderte de los golpes, de nada sirve huir si al final te terminan atrapando.

La rubia soltó un ligero gruñido y algo incómoda se separó de la alfa. 

— No es necesario que entrenes conmigo, estoy dispuesta de esperar a Taeyeon – afirmó Sana, haciendo una pequeña mueca al sentir un dolor en su estómago – Golpeas muy fuerte, tu madre nunca es tan violenta conmigo. 

Y era verdad, después que la aceptaran en la casa, Taeyeon decidió entrenarla de manera física para que se pudiese defender ante cualquier amenaza pero nunca había llegado a ser violenta, a pesar de su corpulento cuerpo, la beta nunca le dejó moretón alguno en el cuerpo. Muy al contrario de Yoongi, claro está. 

— Ella es muy suave contigo, teme herirte – se defendió el alfa – Yo no. 

Y para comprobar lo dicho golpeó con fuerzas el pecho de la omega, dejándola por unos segundos sin aire.

Sana ahogó un grito pero actuó rápido, notando un punto débil en su adversario dio una patada justo en la rodilla del alfa, enviándolo directo al suelo. 

Lo que la omega no predijo era que Yoongi la tomara del brazo a tiempo, haciendo que ambos cayeran contra el pasto. 

— Mierda – se quejo el alfa pero aun así carcajeo, apresando el cuerpo de Sana contra el suyo para que esta no escapara – Bien jugado, niña.

Pero la omega no sonrió ante el halago y algo incómoda trato de separarse del mayor. No es que tuviese algo contra el pelinegro pero le revolvía el estómago en un mal sentido el sentir estas muestras de simpatía por parte del alfa, sabía que Yoongi tenia novio pero no podía evitar rechazar cada toque aunque este sea amistoso. 

Las únicas alfas que podían amar eran Tzuyu y Amber, de ser por Sana todos los demás alfas podrían quemarse en el infierno. 

— Vamos – susurró al notar como el alfa no la dejaba salir – Suéltame. 

El mayor la miro curiosa y su sonrisa se deslizó pero acotando la orden se levantó.  Era frustrante, cada vez que pensaba avanzar un paso con la omega retrocedía cinco más. 

— Yo no voy a herirte, al menos no de verdad – no pudo evitar decir, tratando que la rubia dejará de estar tan tensa – Lo sabes, ¿verdad?

Sana lo miró con desafío. 

— ¿Quien dijo que tuviese miedo de que me hirieras? – preguntó con verdadera curiosidad. 

Yoongi hizo una mueca. 

— Es obvio que no me tienes confianza, te he escuchado hablar con mi madre – se explica – Pero tú me das curiosidad, si me dejas podría ser un buena amigo para ti.