Obligación

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El silencio fue la única respuesta que tuvo la omega

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El silencio fue la única respuesta que tuvo la omega. Tzuyu ni siquiera parecía haberla escuchado pero Sana sabía que lo había hecho, la postura de la alfa la delataba, el cómo se tensaba contra su cuerpo mientras apretaba la mandíbula.

— Jeon tiene razón, no puedo caminar por mi cuenta y ninguna de las dos está en condiciones para llevarme — susurró Sana — Tzuyu quiero que me dejes aquí con Somi, necesito que la dejes terminar conmigo antes de que llegue la policía.

Silencio, igual que la calma antes de la tormenta.

No.

Esa fue la única respuesta que salió por los labios de la pelinegra pero no se necesito más, Sana podía sentir a la alfa temblando de pies a cabeza, intentando contener su rabia.

— Tzu —llamó la omega y frunció el ceño al notar lo débil que su propio cuerpo se fueron, el como le costaba tan solo hablar — Esto es lo mejor para...

— Dije que no, Sana — interrumpió la alfa — Ni siquiera vuelvas a repetir algo como eso, yo no te abandonaré aquí.

Los ojos de la omega se llenaron de lágrimas, su instinto la obligaba a obedecer, a callar el pedido pero no podía, no iba a dejar que más gente terminará herida por su culpa así que sin atreverse a mirar a su amada a los ojos lo confesó:

— Alfa, no creo que lo logré — susurro y en cuanto dijo esas palabras que sabía que era cierto, lo podía sentir en cada parte de su cuerpo. Sentía la mordedura quemar como hierro hirviendo contra su piel y al igual que un veneno provocaba una sensación de ardor que se expandía por todo su cuerpo, causándole pequeños espasmos y dolorosas punzadas — Tzu tengo mucho miedo.

Todo enojo fue drenado del rostro de la nombrada, siendo reemplazado por algo mucho peor.

— No debes — siseo y las lágrimas empañaron sus ojos — Bebé, prometí que nunca dejaría que algo malo te pase — recordó, besando la frente de la omega — Estaremos bien.

Pero la sonrisa triste que la omega le dedicó demostraba que no creía ni un poco en sus palabras.

— Creo que las dos sabemos que hay promesas que no pueden ser cumplidas, sin importar cuánto lo intentemos.

— Me niego a pensar aquello y tú también deberías — exclamó Tzuyu y cerró los ojos, cerró los ojos porque no quería ver el dolor en la mirada de su amada, no quería ver a la muerte pasar por estos — Aun me debes esa cita en el café, ¿recuerdas? Mi amor, aún ni siquiera te llevo a conocer el mundo.

La rubia casi suelta una risita.

— ¿Qué necesidad frío tengo de conocer el mundo si tú ya me has mostrado el universo? — Preguntó, acariciando con las manos temblorosas la mejilla de la pelinegra, manchando sin querer con su propia sangre los pómulos de la menor — Pintaste de colores este lugar y ni siquiera se como agradecer eso.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓  ┇「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora