Ausencia

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La pequeña niña agarraba con fuerzas la mano de Sana mientras Tzuyu las encaminaba a través de las vacías y lujosas calles de Corea, mirando cada esquina en busca de algún peligro

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La pequeña niña agarraba con fuerzas la mano de Sana mientras Tzuyu las encaminaba a través de las vacías y lujosas calles de Corea, mirando cada esquina en busca de algún peligro. 

— ¿A dónde nos llevas? – Susurro la omega, incómoda de no reconocer nada de lo que veía.

La alfa, notando el estado de su amada, le sonrió y tomando su cintura con cuidado, la guió. 

— Solo espera, en la otra calle nos están esperando. 

Sana abrió la boca, dispuesta a hablar, pero, al ver una camioneta negra justo unos metros adelante se quedó en silencio, deteniendo sus pasos. 

— Esa es...

Una beta de pequeña estatura salió del auto y por su posición se podría deducir que estaba peleando con alguien, algo usual en ella. 

Sana la reconoció casi de inmediato. 

— ¡Mina! – No pudo evitar gritar y separándose de su alfa corrió al encuentro de quien consideraba una hermana – ¡Mina Unnie! 

La cara de la nombrada cambio en su totalidad y de manera inconsciente extendió sus brazos para abrazar la cintura de la omega, levantandola solo unos centímetros del suelo. 

— Mierda, Sana – susurró la beta al salir de su asombro, tratando de ocultar las lágrimas que querían salir de sus ojitos – Estás aquí. 

Y sin siquiera ser consciente recorrió con sus deditos los brazos y cintura de la omega, intentando deducir si se la pequeña se encontró bien o si por el contrario, debía asesinar a alguien.

— Claro y después osan decir que no tienes una favorita – exclamó Dahyun, con disgusto de haber sido ignorada. 

Ahí fue cuando Sana sí rompió a llorar, abrazando a las mellizas como si su vida dependiera de eso, sin importarle sentir un dolor en su espalda que le recordaban todo lo sucedido.

Ella había pensado que nunca volvería a experimentar esto, que las pequeñas manos de Mina nunca volverían a tirarla de un lado para otro o que solo quedaría entre sus recuerdos los extraños pero tiernos ruidos que hacer Dahyun solía.

Sin en verdad quererlo se separó. 

— ¿Cómo está mi abu? ¿Cómo es que llegaron aquí? – susurro Sana, limpiando sus lágrimas con rapidez, preocupada de haber puesto en peligro a tanta gente. 

— Estoy segura que Amber se puede cuidar mejor que todas nosotras juntas – recordó Mina, sonriente pero todo su cuerpo se tensó al notar a la chica detrás de la rubia – ¿Quien es ella? 

La omega de cabellos azabaches se encogió, nerviosa. Sus ojos eran negros y redondos como sus mejillas, piel palida, que parecía mármol pulido, sí no de un color enfermizo el cual resaltaba aún más con todo el maquillaje que tenía puesto. 

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓  ┇「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora