porque en un mundo donde los omegas eran cazados y asesinados no había espacio para su amor
𝐀 𝐂 𝐋 𝐀 𝐑 𝐀 𝐂 𝐈 𝐎 𝐍 𝐄 𝐒
『⚘』Historia adaptada tengo el permiso de la autora
『⚘』Bttm ¡!Sana¡! Tps ¡!Tzuyu¡!
『⚘』Autora original: ThaliaDeBarnes
『⚘...
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— Ya se va a hacer tarde, bebé – recordó Tzuyu – Debemos irnos.
Sana frunció el ceño con indignación y sin pensarlo se lanzó contra la alfa haciendo que juntas cayeran al pasto mojado.
Rieron como niñas mientras se ponían a jugar, forcejeando quién iba arriba de quién y haciéndose pequeñas cosquillas en el estómago.
— No es justo – se quejo Sana entre risas – Aún tenemos un poco de tiempo...
La omega enredo sus piernas contra las caderas de la alfa y en un movimiento rápido se posicionó de manera definitiva sobre Tzuyu, arqueando un poco la espalda, mirando con orgullo y burla a la pelinegra.
— Gane – dijo con malicia – ¿Cuál será mi premio?
Tzuyu carcajeo y alzando su cuello beso de manera rápida el cuello de la omega, succionando justo para dejar una marca en la piel de la omega.
— ¡Tzuyu, me las pagaras por esto! – exclamó de forma dramática la mayor.
El jugueteo de a poco se comenzó a convertir en caricias y las risas en besos robados que cada vez eran más necesitados. Por instinto Tzuyu metió sus manos por dentro de la ropa de la omega, acariciando su suave piel sin tener ninguna tela de por medio mientras Sana pasaba sus dedos por los musculosos brazos de la alfa, tanteando su espalda y acariciando todos los lugares correctos, como si ya supiera el cómo complacer de mejor forma a la pelinegra.
Sin darse cuenta entre tantas caricias la rubia movió su cadera, rozando su entrepierna con la de la pelinegra, experimentando un escalofrío de placer que encendió todo su cuerpo.
— Tzu – susurró algo avergonzada y, sin ser del todo consciente de las reacciones de su propio cuerpo, volvió a mover sus caderas, sintiendo algo duro chocando contra sus partes íntimas – Yo...
Los ojos de Sana se abrieron de par en par al notar como su alfa imitó el acto, con los ojos cerrados y moviendo de igual forma sus caderas, friccionando de esa manera tan adictiva sus cuerpos.
— Tzuy...
Sana no pudo seguir hablando cuando la pelinegra ya la tenía tomada de la cintura. Cambiando las posturas para posicionarse sobre la omega guió un vaivén parecido al de una danza y a la mayor le fue imposible el seguir tratando de acallar esos pequeños gemidos de placer que escapaban por su garganta, con su voz algo rota mientras le facilitaba el trabajo a su alfa y abría sus piernas, restregando su centro con la erección de la alfa por sobre sus ropas.
— Alfa – susurro – se siente muy bien...
— Mi omega... – llamó Tzuyu tomando del cuello a la rubia para besarle con mayor lentitud, sin dejar de dar investidas por sobre la ropa que la mayor fue correspondiendo de a poco, algo insegura de poder seguir de manera correcta el ritmo – Mi bebé...