porque en un mundo donde los omegas eran cazados y asesinados no había espacio para su amor
𝐀 𝐂 𝐋 𝐀 𝐑 𝐀 𝐂 𝐈 𝐎 𝐍 𝐄 𝐒
『⚘』Historia adaptada tengo el permiso de la autora
『⚘』Bttm ¡!Sana¡! Tps ¡!Tzuyu¡!
『⚘』Autora original: ThaliaDeBarnes
『⚘...
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— ¿Dónde diablos se metió esta mocosa? – Gruño Somi tirando en un fuerte estruendo la tasa al lavaplatos – ¡Tzuyu, despierta de una buena vez!
Pero no hubo respuesta alguna.
Regañadientes la alfa mayor subió las escaleras que la llevaban directo a la habitación de la muchacha, pensando en el castigo que le daría a esta por no obedecer. Tzuyu era una alfa joven, no podía comportarse de manera tan perezosa.
— Más te vale que no estés mirando esa mierda de televisión ni...
Somi dejo de hablar al notar que sus reclamos y quejidos no valía la pena.
Porque la habitación estaba vacía.
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— ¡Tzuyu! – rió Sana – Deja de jugar, sabes que necesito vestirme – afirmó con un gran sonrojo en las mejillas que ni la fría agua del lago podía aplacar – dime dónde escondiste mi ropa.
La menor nado hasta quedar justo frente a la rubia, sonriendo con burla.
— ¿Y perderme esta vista? – Preguntó la alfa mirando con total descaro el cuerpo de su omega – Ni soñando, te ves hermosa así – afirmó.
Se miraron fijamente Sana con un puchero en los labios y Tzuyu con esa sonrisa pícara.
Ambas seguían desnudas. Al despertar inicio decidido bañarse en aquellas aguas cristalinas y juguetear un poco, las gotas de agua que caían por sus rostros que brillaban a causa del fuerte sol de la mañana que al parecer ninguna de las dos siquiera notaba. Sin dudarlo —y queriendo que su omega olvidara la idea de vestirse— Tzuyu junto sus labios con los de la contraria en un dulce beso que hizo que sus desnudos cuerpos se tocaran por completo.
El rostro de Sana cambió rápidamente y su ceño se relajo, odiaba no poder enojarse con esa burlona alfa.
Por instinto la omega abrió sus piernas para luego enredarlas en la cintura de la alfa, elevándose unos centímetros.
— ¿Dónde está mi ropa, Tzu? – susurro en el oído de la pelinegra, moviendo su cadera lo suficiente para que su trasero se restregue contra la erección de la contraria.