5. Plan

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—No tienes que ir a trabajar si no quieres, pero me gustaría que estés allí conmigo y mamá.

Tweek no dijo nada, sonrió forzosamente para mostrarse fuerte, sin embargo, el sueño no aportaba nada puesto que su padre lo había despertado en la madrugada. Desde la visita con el psicólogo sus progenitores habían decidido que no vaya más a la escuela, o al menos hasta que se sintiera con la suficiente capacidad de afrontarla de nuevo. Tampoco querían que vaya a trabajar porque también podría ser estresante, pero Tweek sabía que ambos tenían miedo de que hiciera algo terrible estando solo en casa y por eso insistían en que lo acompañaran.

Y no estaban tan equivocados en pensarlo, Tweek lo había estado pensando mucho en las últimas semanas. La última vez fue cuando su madre llegó frustrada de hablar con los directivos; ellos no tenían pruebas, así que no podían hacer nada en contra de los abusadores. La primera reacción que tuvo fue temblar al punto de que sus lágrimas se escapaban a mares. Esta fue la principal razón por la que decidieron restarle importancia a la asistencia a clases.

Tweek lo agradecía. Aunque hubiera preferido nunca llegar a hundirse tanto para que ellos notaran la tortura.

—Iré a casa de Butters al mediodía, me invitó a comer después de que termine las clases.

El hombre mayor dudó en creerle al inicio, no quería dejar a su querido hijo solo cuando sus heridas físicas y mentales estaban tan frescas aún. Tenía un fuerte sentimiento de culpa por no haber ayudado a su hijo antes por estar cegado con el trabajo, ahora ni siquiera tenía certeza de que Tweek volviera a sonreír como cualquier otro adolescente de su edad o al menos como lo hacía antes de aquel año. ¿Cómo había sido tan tonto de no notar que el brillo del rubio se había apagado hasta quedar en esa penumbra? Lo amaba, amaba a su hijo más que a su propia vida, pero había sido un terrible padre él.

Tweek volvió a taparse hasta el cuello cuando estuvo solo. Quiso sentir felicidad por no tener que ir a clases, por no tener que volver a mirarle la cara a Craig y a Clyde, pero era imposible. Tampoco podía sentir tristeza ya que su mente parecía bloquear lo sucedido la última vez, aunque tampoco hizo gran esfuerzo. Lo único que podía percibir en él era un enorme y melancólico vacío que le hacía arder el pecho.

Lo único que logró distraerlo brevemente habían sido los mensajes de Butters. Le respondía lo justo y necesario, pero el rubio había sido demasiado insistente como para volver a ignorarlo.

Incluso ahora estaba ansioso por reunirse con Butters a pesar de no tener nada de qué hablarle.

Cuando entró a la casa de los Stotch, Linda lo recibió con una sonrisa e invitó que pasara directamente a la habitación mientras ella terminaba con el almuerzo

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Cuando entró a la casa de los Stotch, Linda lo recibió con una sonrisa e invitó que pasara directamente a la habitación mientras ella terminaba con el almuerzo. Se veía alegre de verlo, Tweek intuyó que la razón era porque Butters no recibía muchas visitas.

Golpeó la puerta y frenó de golpe cuando escuchó que había varias voces dentro. No le había dicho nada que irían otras personas. Pensó en escapar, pero la puerta se abrió antes de si quiera terminar reaccionar.

—Hey, amigo. ¿Cómo has estado? —saludó Stan con una sonrisa que pretendía ser amable.

Tweek no esperaba encontrarse a todo ese grupo, junto a un nervioso Butters en medio. El rubio no parecía ser parte de lo que sea que estén tramando ellos. Tweek se enmudeció, llevaban un buen tiempo sin interactuar con demasiadas personas a la vez, por lo que una sensación de nervios comenzaba a carcomerlo.

—Emm. Bueno... —Stan continuó, tratando de tapar el silencio incómodo de Tweek. Se rascó la cabeza y desvió la mirada hacía la cama donde se encontraba sentado—. Sabes, sin querer... nos enteramos de todo lo que está ocurriendo contigo, sobre lo de Craig y Clyde.

¿Qué podía contestar? Tweek tenía la sospecha de que lo sabían todo y no precisamente de la boca de Butters. Por otro lado, que ellos estuvieran esperándolo con esa actitud era porque tenían algo en mente.

—Queremos ayudarte Tweek —interrumpió Kyle. El pelirrojo y Kenny parecían los más serios respecto a lo que sea que habían ido—. El director nos contó todo. No puedes solo dejar la escuela por un par de idiotas.

—¿Por qué lo harían? Ustedes jamás intentaron hacer algo antes.
No iban a engañarlo con facilidad.

—Es que creíamos que Craig te molestaba porque le gustabas. Jamás pensamos que llegaría a ese punto —dijo Cartman, tomando los hombros de Tweek en señal de preocupación.

Tweek lo conocía tan bien, por el contrario, quizás pudo haber llegado a creerle. No tenía nada que decir y en su mirada delataba lo extraño que le parecía todo.

—Está bien, no puedo sostener una mentira si te quedas callado —respiró Cartman, tomando distancia de nuevo—. La verdad es que odiamos a Craig, él y Clyde se están quedando con todas las chicas lindas.

No se sorprendía en absoluto que lo quisieran involucrar en algo tan egoísta con la escusa de querer ayudarlo. Ni siquiera creía que Cartman tuviera alguna oportunidad con una chica, él era desagradable en muchos aspectos.

—¿Qué tengo que ver en todo eso?

—¿Acaso no lo ves? Craig es gay, solo que no quiere aceptarlo al igual que todas las chicas. Ellas insisten porque es guapo.

Lo que decían era completamente irrisorio. ¿Craig Tucker gay? ¡Ja! Era la persona más homofóbica que conocía. Y aunque lo fuera, era bastante obvio que lo odiaba. No podían esperar que lo conquiste solo para dejarle el paso libre a las chicas. Ni que estuviera loco como para acercarse a él por propia voluntad.

Stan se levantó de la cama de Butters y se acercó decididamente hacia él, su expresión mostraba dolor y cierta desesperación. Tweek retrocedió, pero este alcanzó a tomarle las manos con suavidad.

—Finge ser mi novio, Tweek. Ese estúpido besó a Wendy, quiero vengarme de él... por favor.

—Se volvieron locos. Craig tiene novia, pídele a ella que te ayude.

—Si a él le importara, no la hubiera engañado con todas las chicas de nuestro año. Creemos que tú eres su punto débil —atinó a decir Cartman—. ¡Vamos! tú también nos necesitas para que dejen de molestarte.

Aunque la idea sonara ridícula, Tweek sabía que ellos le podrían hacer frente a Craig y a Clyde si quisieran. Siempre solían chocar en pequeñas discusiones que nunca terminaban en golpes. Quizás, esta era la única forma de tener un año tranquilo.

Ya no tendría que estar solo y con miedo de mirar a nadie.

—No tiene que ser ya mismo, cuando decidas volver a la escuela. Estaremos allí para ti —Kyle trató de calmar el ambiente intenso. Por alguna razón él también parecía estar dolido.

—Lo pensaré.

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