25.

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Tweek nunca había deseado con tanta fuerza que el tiempo se detuviera, no tendría problema en morir asfixiado en el abrazo cálido y dominante de Craig. El azabache no escondía en absoluto su necesidad por tenerlo cerca y demostrarle cuánto lo apreciaba.

Le fue inevitable sentirse único e importante. Acarició el rostro de Craig con una sonrisa tonta por un largo tiempo, no podría cansarse jamás de despertarse con esa vista tan satisfactoria. Craig era realmente lindo, incluso cuando estaba profundamente dormido.

Inclinó su rostro para besar con suavidad sus labios. Tweek se sentía en un derecho inexplicable a hacer ese tipo de cosas con él sin preguntarle. Lo besó en las comisuras, en punta de su nariz y en el resto de su rostro.

Sentía que todo en Craig le pertenecía.

Y aún más cuando sonrió al abrir sus ojos somnolientos.

—Debo irme, tengo que ayudar en la cafetería —le susurró.

Craig cambió su expresión a una más neutra, casi rozando la tristeza. Tweek reprimió una risa y volvió a besarlo en la boca. Dejaba ver claramente lo que sentía.

—No vayas. Finge que te quedaste dormido —sugirió. Su brazo se aferró con más dureza a cuerpo de Tweek.

—Tengo que ayudar, se los prometí —intentó convencerlo hablando con cierta dulzura. Le gustaba saber que Craig estaba desesperado por su compañía.

El agarre del azabache no cedió, Tweek supo que no estaba jugueteando.

—Hey, ¿qué ocurre?

—Tengo miedo de que no vuelvas a hablarme. Que ya no quieras volver conmigo —Craig admitió con su voz grave.

Tweek sintió como su corazón se comprimía ante sus palabras.

—¿Quieres tener una cita hoy en la tarde?

Sabía que Craig sería incapaz de rechazarlo, lo que le dio la suficiente confianza para invitarlo sin dudar. No le desagradaba nada de Craig como para titubear en querer salir con él.

Craig asintió y Tweek se relajó al saber que ya no sentía aquel miedo nombrado. Lo supo porque volvió a dormirse en esos minutos en lo que el rubio volvió a vestirse con su ropa desparramada.

Cerró la puerta con suavidad y caminó sin hacer ruido hasta la escalera. Sin embargo, se encontró con los ojos de Laura y Thomas al bajar del primer piso. Saludó con una sonrisa nerviosa ante el silencio de ellos.

—¿Tú estabas con Craig anoche? —preguntó como si no creyera lo que estaba viendo. Tweek de pronto quiso desaparecer. Era claro que habían escuchado lo ocurrido. —¿Por qué no te quedas a desayunar?

Laura le sonrió, Tweek ya no soportaba la vergüenza. Supo que no podría mirarla a los ojos por algún tiempo. Se disculpó y salió de la casa lo más rápido posible, sus mejillas ardían como nunca antes.

Sus padres, en cambio, no preguntaron nada. Tweek supuso que asumieron que estaría con Butters hasta esa hora. En ese caso no tenía nada que decirles.

Se bañó y se vistió con su ropa favorita, lo único nuevo fue el choker que consideró que contrastaba con su suéter rosa. Quizás se veía algo más "atrevido" para lo que era, pero le daba un poco más de condimento a su apariencia normal.

—Pff, Craig es un suertudo —bromeó mirándose al espejo.

Realmente le gustaba como se veía hoy, podía comerse al mundo sin la necesidad de ningún tonto medicamento. Tweek sabía que Craig estaría de acuerdo con él si le contaba aquel pensamiento.

No te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora