6. Chocolate

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A los ojos de sus padres y de todo el mundo, Annie era la chica perfecta. Lindo rostro, un cuerpo bien proporcionado, popular, inteligente y amorosa. Craig no iba a desmentirlo, era todo eso y más. Pero nada de ella llenaba ese vacío existente en alma, le aburría más que nada en el mundo. Ni siquiera su cuerpo le parecía tan placentero sin importar en la forma en que lo usara.

No se merecía nada de le había hecho.

Por alguna razón que Craig no podía explicar se había vuelto popular entre todas las chicas de la escuela. Y no solo de la suya, sino que recibía mensajes y seguidoras hasta de las ciudades vecinas. Comenzó a mirarse al espejo como lo hacía Clyde cuando creía que nadie lo estaba mirando, ¿qué diablos era lo que les gustaba de él? Su altura, sus ojos, el ancho de sus hombros, o quizás sus músculos. Aunque su cuerpo era demasiado delgado en comparación de Clyde y Token.

No le importaba, de pronto le gustó la atención que estaba recibiendo junto a Clyde y Token. Nada lo detenía en jugar con todas las mujeres que le gustaba mínimamente, ni siquiera Annie con su tonto llanto. Ella habría podido seguir su novia, pero decidió dejarlo y hundirse en la depresión de la que su mamá lo culpaba.

Nadie se creía que Annie lo había dejado. Para todos era más probable que él la haya abandonado.

—¿Por qué dejaste a Annie? —su propia mamá le preguntaba casi a diario buscando una explicación.

Toda su familia adoraba a Annie, menos él.

—¿...Fue por Tweek? —le preguntó por primera vez su madre durante el desayuno.

Craig creyó que había escuchado mal, se le revolvió el estómago de asco cuando volvió a repetir la pregunta. Tanto que permaneció en silencio intentando entender el por qué su madre diría algo tan estúpido como eso. Casi como si le leyera la mente, esta le mostró la conversación que estaba mantenimiento con la señora Tweak.

¿Ese idiota quería inventar ese rumor por su rompimiento? Sin querer tiró la taza de chocolate caliente al piso, no podía creerse que Tweek fuera tan estúpido de provocarlo de esa forma.

—¿Crees que nos excedimos con Tweek?

Le preguntó a Clyde luego de algunos días. El rubio había dejado asistir y comenzaba a haber rumores de un intento de suicidio. Decían que lo habían visto en el hospital, a sus padres en la comisaría y parecía demasiado real porque ellos nunca habían dejado el café cerrado.

—Nah, él se lo buscó... —contestó de forma fría. Estaba más atento a los mensajes de Bebe que a la situación en la que estaban.

Pero quizás tenía razón, no había nada de qué preocuparse. Solo se trataba de Tweek, a nadie le importaba él.

Entonces lo sacó por completo de él. Ya no estaba enojado porque se había desquitado, tampoco sentía culpa. Además, nadie le creería diga lo que diga.

Pero no pudo relajarse. Por primera vez en el año, el director entró a mitad de una clase con un semblante serio. Parecía cansado.

—Necesito que me hablen con la verdad. ¿Alguien vio que golpearan a Tweek Tweak dentro del establecimiento? —preguntó, mirando directamente a Craig y a Clyde.

El azabache se tensó en su lugar, pero a la vista de todos se veía igual de neutral que siempre. Por otro lado, Clyde estaba mirando a Butters con unos ojos asesinos.

El rubio solía meterse siempre en medio, era la única persona que le prestaba atención a Tweek y la única capaz de delatarlos. Nunca lo habían molestado por Kenny, pero era cuestión de tiempo para que lo echaran de la escuela y tuvieran el camino libre.

No te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora