8. Rosa

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—¿Has hecho bullying?

—No —respondió Craig instantáneamente. Sabía que debía negar todo y decir solo lo necesario.

—La señora Tweak a dicho que golpeaste a su hijo reiteradas veces. ¿Por qué mentiría?

Craig maldijo mentalmente a Tweek. El enano había dicho todo sobre lo ocurrido en la escuela, como el director no fue de ayuda la señora Tweak tuvo que recurrir a la policía.

El hombre delante suyo dejó un par de fotos sobre el escritorio, pudo reconocer que se trataba del cuerpo de Tweek en un estado que a Craig se le erizó la piel. Joder, realmente se había pasado con él esa vez. A pesar de la impresión que le ocasionó ver la foto tan cruda, Craig solo se mostró neutral por ello.

—Las personas normales harían algún comentario de lo lamentable que se ve. ¿Ni siquiera sientes un poco de culpa o lástima?

—Es verdad que no hemos tenido una buena relación, pero no le hice nada —dijo con el tono más frío de su voz.

El policía tomó las fotos y las guardó en un sobre de papel. Resopló varias veces como si se hubiera quedado sin herramientas para que confesara, luego de algunos minutos se recompuso y volvió a observarlo.

—¿Hace cuánto tiempo terminaron?

Craig tensó sus músculos. ¿De qué mierda estaba hablando este tipo? No pudo disimular en absoluto su expresión de enojo. Ya habían pasado varios años desde aquella situación con las asiáticas, ¿por qué seguían recordando esa relación ficticia?

—No soy gay. Nunca tuve una relación con otro hombre.

—Aún recuerdo cuando jugaban juntos. Se tomaban de las manos y pasaban horas dando vueltas por el pueblo. ¿Crees que no los he visto?

Craig no entendió a qué estaba jugando el policía, mezclando recuerdos de su amistad con Tweek e inventando sucesos que jamás ocurrieron. Estaba seguro de que nunca había estado tan cerca como para que alguien pensara que se tomaron de las manos.

—No soy gay.

Repitió con la poca paciencia que aún tenía.

—Claaro... —alargó la vocal para hacer evidente que no le creía. Luego sonrió con complicidad—. Ser gay no tiene nada de malo. Ya lo aceptarás, por ahora vete de aquí.

Se levantó de inmediato, sus músculos comenzaron a relajarse tan pronto como le dio la espalda a ese hombre. Abrió la puerta de la oficina y se quedó quieto allí, observando a Clyde que estaba a punto de entrar. Ninguno de los dos dijo nada, Craig sabía que algo en su amistad se había roto y que probablemente el castaño había comenzado a odiarlo por culpa de su novia.

Las mujeres siempre traían problemas. Craig comenzaba a odiar a todas.

Se sentó en el mismo lugar de siempre, pero su amigo había decidido sentarse con el grupo de amigas de Bebe

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Se sentó en el mismo lugar de siempre, pero su amigo había decidido sentarse con el grupo de amigas de Bebe. Había visto a Wendy debatirse si tomar el lugar a su lado, pero Bebe se lo prohibió con su mirada asesina.

No te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora