23.

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Tweek observó la ropa sobre su cama por demasiado tiempo, no se sentía seguro con los colores que había elegido Butters. Pero no se los podía discutir porque era la primera que iría a una fiesta y sería la primera vez que podría disfrutar de un evento social sin la presión de tener a alguien que lo moleste.

Cuando estaba llegando la hora, no tuvo más opción que ponerse el pantalón negro de gabardina, que tenía el detalle de roturas en las rodillas, una camisa de mangas anchas hasta los codos de un color amarillo y zapatillas vans que utilizaban todo mundo. No era lo más extraño, sino los accesorios que Butters le insistió en comprar. Un choker de cuero negro con un corazón de aleación en el medio y un par cadenas que van en la parte de la cintura del pantalón. Cuando tuvo todo encima supo que no se veía para nada mal, aunque no se quitaba la idea de iba a hacer un poco el ridículo.

Butters pasó por él sobre la hora indicada en los carteles que estaban en el salón. Tweek sintió que la situación se asemejaba a ir a algún bar o night club, se sintió nervioso ante la idea de lo que podría ocurrir allí. Sabía que Kenny se había preparado para vender sus "productos" y dudaba que fuera el único.

Los dos rubios estuvieron incómodos al inicio por la poca cantidad de personas, pero luego de algunos minutos se llenó. Kenny apareció con algunas bebidas y desapareció al instante, Butters caminó detrás de él como si fuera un cachorro buscando atención.

Bebió el contenido del gran vaso que Butters dejó en sus manos, primero con cuidado, familiarizándose con el sabor nuevo y tanteando la pureza del alcohol. Estaba prohibido ese tipo de bebidas, pero lo disfrazaban bajo los nombres de las marcas convencionales de sodas y algunos dulces. No le gustado el sabor que quemaba en su garganta, pero realmente no estaba bebiendo por gusto si no que quería experimentar un poco el alcohol para bajar la paranoia de estar siendo observado.

Quería bailar, pero sabía que se vería estúpido bailando solo y no deseaba estar pegoteado a Butters y a su novio toda noche. Miró la gente desde la cómoda distancia, más específicamente a los chicos que podía considerar atractivos. Pete le había dicho que podía identificar a los "suyos" si agudizaba un poco la mirada, pero no quería recibir un golpe por equivocarse con algún heterosexual.

Cruzó y esquivó miradas de Stan, con las pocas personas que logró hacer contacto visual no llegó a mucho más de ello. Estaba paralizado. Respiró profundamente, se convenció a sí mismo de que debía salir de su zona de confort.

Se metió entre la multitud y avanzó con agilidad hasta Mike, no sabía por qué, pero su intuición le gritaba que era gay; a medida que se acercaba comenzó a temblar, pero tan pronto como este se volteó en su baile extraño le extendió una mano para luego apretar la cintura de Tweek en un serpenteo al ritmo de la música.

Tweek no tenía idea de lo que estaba haciendo, pero comenzó a imitarlo y le pareció que estaba funcionando. Mike recorrió su espalda con una mano mientras apegaba una mejilla contra la suya, Tweek sintió este tacto un poco ajeno, pero no le desagradaba.

—No bailes con las parejas de otros —le gruñó en el oído Lynn.

Lo miró con un evidente enojo, el rubio pudo deducir que estaba acostumbrada a ser dejada de lado por Mike. Ellos ni siquiera parecían estar juntos como novios, le había sorprendido. Se disculpó, soltando los hombros de chico al instante. Comprendía lo doloroso que podría ser que otra persona esté tocando a tu ser querido, él no podría hablarlo de forma tan calmada como lo hizo Lynn.

Se había quedado nuevamente solo, no sabía dónde irse estando allí, en el medio de todos. Miró rápido alrededor en busca de alguien más a quién invitar o de Butters para no quedar como un completo tonto. Sin embargo, otros brazos lo tomaron de la cintura antes de encontrar una salida. Pete le sonrió de forma vaga, que confirmaba que estaba bajo los efectos de la marihuana; el aroma de la flor quemada impregnaba la camisa roja del gótico.

No te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora