21.

2.4K 277 246
                                    

"... Enfermo"

La voz de Tweek había estado en su cabeza sin descanso. Craig consideró seriamente si había algo mal en él, realmente quería darle la razón a Tweek, pero no podía verlo de la misma forma. No se sentía enfermo ahora, no encontraba nada que le hiciera sentir mal por sentirse atraído hacia Tweek... No en este momento.

Se sentía tonto por haber creído en la posibilidad de que el rubio le corresponda después de todo lo que le había hecho. Pero no era como si fuera un tonto por gustarle Tweek, es más, creyó que solo un estúpido no sentiría nada por él.

Craig creyó imposible no sentirse atraído hacia esa alegría que mostraba por las cosas tan simples como era un buen café o sentir la suave textura de su ropa colorida, lo había visto frotarse el rostro con sus mangas teniendo una sonrisa en el rostro.

Ni si quiera entendía por qué Tweek le había dado otra oportunidad de estar cerca suyo. Sintió su pecho llenarse de una extraña satisfacción cuando entró a su casa en la madrugada y había tomado el asiento a su lado. Craig deseó estirar su mano para limpiar el bigote de leche que se había formado sobre los labios de Tweek, pero estaba seguro que eso lo hubiera ahuyentado; se limitó a señalarle con un gesto.

Tweek le hacía bien. Lo único enfermo era no haberlo aceptado antes de lastimarlo.

En realidad, no había pensado que Tweek pensara en él de otra forma que no sea una amistad distante luego de algunos años. Sin embargo, no iba a dudar en tomar cualquier mínima posibilidad para que ocurra ello.

Alguien que había sido un miserable no se merecía ser el encargado de cuidar la felicidad de Tweek. Pero, ¿quién sería la persona correcta? No existía, al menos no en South Park. Lo que hizo Stan se lo había dejado muy claro. Todos eran la misma mierda, Craig se incluía.

Pero había decidido ser mejor persona. No quería sentirse insatisfecho consigo mismo nunca más.

"Solo me gustas tú, Tweek."

Había sido tan malditamente directo, encendió el fuego que terminó quemándolo. Y dolía, dolía más que los golpes que había recibido en su vida, una puñalada directo al corazón que lo paralizó. Fue incapaz de explicarle por qué sentía lo que sentía, Craig sabía que sería demasiado descarado después de todo lo ocurrido.

Tweek dejó de mirarlo y lo estaba matando.

Volvió a estar solo al fondo del aula. En lo único que podía concentrarse era en las clases, ya no sentía interés en nada más. De vez en cuando alzaba una mirada disimulada para verlo reírse junto a Butters, o cuando sabía que se levantaba y le daba la espalda.

Ansiaba hablarle, pero entendía que Tweek cerrara todos los canales de comunicación con él.

Se sintió irritado por las conversaciones en voz alta del grupo de mujeres y Clyde. Craig sabía cuánto se esforzaba su amigo por llamar la atención de todas las mujeres a pesar de su obsesión por Bebe. Sospechó muchas veces de su baja autoestima o de alguna dependencia constante hacia las personas, el azabache muchas veces ser había encontrado a su amigo llorando en secreto por sentirse solo, por su mamá y a veces por las actitudes que había tomado su padre a lo largo del tiempo. Clyde estaba muy herido.

Craig quería que volviera a acercarse y se disculpara por no haber ido nunca al hospital a verlo, necesitaba decirle que lo perdonaba para sacarse esa pequeña astilla. No quería tener ningún rencor hacia él. Pero ni siquiera lo había mirado con buenos ojos cuando volvieron a encontrarse.

—¿Es verdad que te volviste gay? — Clyde preguntó con sorna cuando estuvo frente a su mesa.

Craig no alzó la mirada, se forzó a continuar escribiendo para mostrar desinterés. Lo cierto era que se sentía herido por su intención de humillarlo delante de todos en la clase, ¿acaso ya no lo veía como amigo? ¿O era un pobre intento para que perdiera completamente el interés de Bebe? Si era esto último, Craig mismo gritaría cuán gay era. Ya no soportaba la existencia de ella.

No te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora