29. II

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Le había parecido divertida la idea de disfrazarse como gótico, ir de compras con Butters y Bebe, incluso, delinearse los ojos a pesar de que le provocaba terror. Pero siendo sincero, la única razón de haber ido a aquel lugar era para presumirlo delante de Craig.

Ni siquiera hubiese pensado en ir si no lo hubiera escuchado invitar a salir a otro chico.

No iba quedarse atrás, se sentiría ridículo por haber esperado que las cosas cambiaran el curso.

—¿Son hermanos? —preguntó, Henrietta. Luego de algunos minutos.

—Sí —respondió Bebe con una sonrisa.

Tweek reprimió una risa. Bebe se alisó el cabello y lo aclaró, si no hubiera visto todo el proceso quizá él tampoco la reconocería. Henrietta tenía razón de preguntarle, por el cabello y la ropa oscura que vestían a juego, realmente parecían hermanos.

La gótica miró sorprendida, luego siguió bebiendo su café mientras escuchaba con gran placer el cuento de la pobre Berenice. Tweek se sentía curioso respecto a la literatura, pero no podía apreciarla como Pete y sus amigos.

Todo el grupo frunció el ceño cuando Mike se acercó a la mesa en la que estaban.

—Te ves demasiado genial para estar con estos perdedores —le dijo a Bebe.

Ella sonrió sin importarle que los haya insultado, tomó su mano y se levantó de la mesa sin dudarlo.

—Tweek, vamos —invitó.

—Oh, no. Nos vemos después —la despidió.

Bebe se hizo un gesto de despedida y se fue. Tweek no podía culparla, los amigos de Pete podían ser bastantes irritantes con sus conversaciones oscuras. Si no estuviera allí, probablemente ya hubieran hablado pestes de Bebe. Los sabía porque eso hicieron con Mike, parecían realmente odiarlo.

Por otro lado, no podía negar la incomodidad que sentía por la cercanía de Pete. No lo odiaba, ni tampoco sentía rechazo, pero no podía quitar de su mente lo que había pasado la noche de la fiesta escolar. Desconfiaba de él y de sus intenciones; sin embargo, tampoco olvidaba que había sido una de las pocas personas que lo trataban bien antes.

Pete estiró su mano y jugueteó con su cabello suavemente, Tweek sintió un escalofrío en su espalda y lo miró sorprendido, deseó alejarse lo más posible de él, no le agradaba que estuviera coqueteándole de esa forma. Pero no quería verse como un paranoico, así que permaneció sentado algunos minutos más.

Debía buscar una buena excusa para irse de allí.

El ruido del plato al quebrarse contra el piso sacó a Craig de sus pensamientos negativos

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El ruido del plato al quebrarse contra el piso sacó a Craig de sus pensamientos negativos. Él no era así, no solía actuar torpe. Clyde y Token se acercaron al instante con sus expresiones llenas de preocupación.

Sabían lo mal que la estaba pasando su amigo, pero no había mucho más que hacerle. Tweek lo había rechazado de una forma cruel, si insistiera en ello ya sería algo enfermizo de su parte; debía soportar el dolor de verlo interesado en otros para finalmente olvidarlo. O al menos fue lo que sugirió Token.

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