17.

2.6K 317 383
                                    

Acariciar la nariz de Tweek cuando rodaban por el suelo, era un juego que solo realizaban cuando estaban solos. A Craig le encantaba sostener sus brazos para inmovilizarlo y sentarse encima mientras el rubio reía exageradamente al intentar librarse. Tocarlo le hacía sentir algún tipo de placer desconocido, el cual sentía la necesidad de ocultarlo de todos, a veces incluso de Tweek.

Era divertido estar con él, en su mente sufría cada vez que debían separarse o cuando no podían quedarse a solas. Craig sabía que había algo mal en él, en ambos, pero Tweek no parecía darle la suficiente importancia.

Una tarde rieron tanto que Craig ni siquiera se movió de arriba suyo y terminó por desplomarse sobre el pecho agitado de su amigo. El rubio rodeó su cintura y lo presionó mientras hundía su rostro en el cuello de Craig.

El azabache mentiría si dijera que no le gustaba sentir la piel fría de Tweek, pero le resultaba jodidamente raro. Eran dos chicos, Craig estaba seguro que su padre lo castigaría si lo viera.

Cuando supo la verdad de Tweek, no había tenido más opción que alejarse. Clyde le había dicho que sería incómodo juntarse con él y era peor sabiendo que el rubio tenía sentimientos hacia Craig.

Al pasar los años, Clyde había dejado de decirle que apoyaba la homosexualidad de Tweek desde lejos para luego arrojar sus comentarios de odio. Craig al inicio solo había observado, pero fue inevitable no sentirse obligado a actuar de la misma forma. Y lo odiaba, odiaba que le que agradara tanto llamar la atención de Tweek de esa manera tan cruenta.

En poco tiempo enterró la imagen dulce de Tweek, ese lugar le comenzó a pertenecer a Annie; aunque lamentablemente le quedaba grande. Ella no era nada significativo, solo una figura que le ayudaba a demostrar que le gustaban las mujeres.

En realidad, ya no le gustaba nada. Solo pasar el rato.

"—Vete a la mierda, Craig."

Su voz continuó haciendo eco en la cabeza de Craig a pesar de haberse ido tan pronto como lo dijo. No podía ofenderse si era Tweek quien se lo decía.

Se recostó en la cama dándole la espalda a Tricia, había estado allí observando por algunos minutos, así que continuó ignorándola. Ella se acercó en silencio y se sentó al lado mientras oía la respiración irregular de su hermano.

Craig no solía llorar a menos que la situación lo superara de todas las formas posibles.

—Debí morirme en ese callejón... —susurró.

Tricia siempre había visto a su hermano como la persona más estúpida del mundo, pero a pesar de todo, hubiera sufrido al igual que sus padres si el deseo de Craig se hubiera cumplido. Estaba feliz de que estuviera de nuevo en casa después de lo ocurrido.

—Deberías alegrarte que tienes la posibilidad de cambiar y arreglar lo que rompiste...

El azabache no esperaba que su hermana le dijera algo, ella tenía toda la razón.

—No te daré nada de lo que trajo Tweek —Craig afirmó seriamente, mirándola de nuevo.

Tricia lo miró con una sonrisa, sabía que era cuestión de tiempo para que Craig le dijera que coma.

—Entonces no te calentaré leche para las bombas de chocolate —dijo, abriendo la caja para tomar un cupcake y la crema que luego dejó en manos de Craig.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora