Cuando llegué el lunes al instituto con Lara mi profesora (y entrenadora) de vóleibol me informó que mi partido no sería hoy. Lo habían movido a el lunes siguiente por que el otro entrenador estaba con una licencia médica. Estábamos recorriendo los pasillos para ir a clase cundo hicimos una parada e los casilleros. Fuimos al de ella primero para que pudiese sacar sus libros.
-¡Entonces podrás venir a la fiesta del domingo en casa de Daniel!
-Lara, ¿te das cuenta que últimamente tenemos fiestas todos los fines de semana?
Mi amiga me miró sin inmutarse y se puso el pelo detrás de la oreja.
-¿Y qué tiene?- Me preguntó, mirándome divertida.
-¿No te caaansas? ¿No es demasiado? Recién ayer se me quitó el dolor de cabeza del sábado.
Ella soltó una carcajada y negó con la cabeza.
-Puede que tengas razón, pero amo las fiestas. Nos la pasamos tan bien...
-Esta vez me parece que no iré.
Lara me hizo un puchero mientras yo la miraba abriendo mi casillero para sacar mis libros de literatura. Esa clase me tocaba solamente con ella, y sin embargo, no parecía preocupada por el examen que íbamos a tener. Cuando nos dirigíamos a la sala de clase me suplicó que fuera a esa fiesta por lo que más quisiera, y bla bla bla. Ése día mi padre tenía turno y me quedaba en casa sola, sin demasiado que hacer. Y no era que yo pudiese invitar a alguien porque todos irían a esa fiesta. Mi instituto no se perdía ni una ni mis amigos tampoco. Pero durante este mes, yo salía casi todos los fines de semana, y nos veíamos con mis amigos día por medio. Durante ese año había salido más veces que en todos los días de mi otro instituto. Pero bueno, era feliz y siempre me divertía con los chicos.
-Lo pensaré. Pero ahora, concentrémonos en el examen- Apunté yo. Entramos a la sala y nos sentamos en nuestros respectivos puestos.
El profesor nos dio los papeles con las preguntas apenas entró y el examen había comenzado.
Durante éste, sentí mi teléfono vibrar demasiadas veces en mi bolsillo, ya llevaban dos llamadas perdidas. Por suerte lo tenía en silencio, si no el profesor me mataba ahí mismo. Por lo que al terminar mi examen le pedí a mi profesor si podía ir al baño.
Al salir de la clase contesté al teléfono sin ver la pantalla.
-¿Kay?
-Diga...
Conocía esa voz pero me negaba a aceptar que era él.
-Soy Jared...
Me atraganté y traté de contener mi enojo, además de la sorpresa. No sé porqué no corté de inmediato.
-¿Porqué me estás llamando? ¿Cómo tienes mi número de teléfono?
-Vaya, lo siento. Sólo quería saber cómo estabas y averiguar si habías recibido mi mensaje en tu contestadora.
Tomé aire y lo solté.
-No es buen momento Jared. Y por favor, no me llames más. No quiero saber nada de ti.
-Kaitlin, por favor, sólo escúchame...
Apreté el botón rojo y observé el teléfono un buen rato. Después de unos instantes apreté el botón de bloquear al contacto y guardé mi teléfono. Fui al baño de verdad y abrí el grifo de la llave; me miré al espejo y estaba pálida. Mojé mi cara y me hice un moño en el pelo. Quería gritar, pegarle a algo. ¿Por qué cuando todo estaba yendo bien en mi vida aparecía el idiota de Jared para arruinarlo todo?
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Fallin' (Corbyn Besson)
FanfictionKaitlin Sanders es una chica nueva en el instituto de Los Ángeles. Con su reciente y única amiga, Lara, explorará una ciudad y sentimientos nuevos hacia un chico en específico. Con el corazón roto, comienza a amar de nuevo, sin quererlo ni darse cue...