—Taehyung... Por favor, apártate.
—Aguanta un poco.
Apreté el agarre en sus brazos y endurecí la mandíbula al no poder apartar el cuello por el dolor.
—Detente...
—Kookie, no te he tocado, mírame.
Sollocé por lo bajo y mantuve los ojos dirigidos al suelo.
«Este no es mi cuerpo, detente...»
—¿Por qué lloras? Hey —se inclinó hacia abajo y me tomó con suma delicadeza la barbilla— abre esos ojitos, ¿mhm? Morderé tu gran nariz si no lo haces.
Arrugué la mencionada con molestia y acabé por abrir los ojos.
—Tú no eres quién para hablar.
Su sonrisa me inmiscuyó de nuevo en ese agujero en el que no sé si esconderme o huir; todo concluyó en mí buscando cercanía entre sus brazos y él acomodándome en su pecho, como si estuviera acostumbrado al tira y afloja, a mis cambios y rarezas.
—Muy bien, solo voy a lamer para curarte, Jeon; lo necesitas.
—No lo hago, puedo sobrevivir sin tu saliva mágica en mi cuello.
—Para algo está, ¿no crees? —de buenas a primeras, los brazos de Taehyung se esfumaron y juraría que mis piernas estuvieron a punto de ceder; perdido alcé la mirada, buscando la razón de la inesperada distancia impuesta por un castaño que rascaba incómodo su cabeza—. Escucha... Incluso cuando desearía no ser lo que soy, lo soy y punto, y siento cosas por ser así... Tengo necesidades de protegerte, de serte útil... Mi lobo se está volviendo loco con tanto silencio, Jungkook —tragué saliva con fuerza al tener los ojos rojizos encima—, no respondes... Tu lobo no hace más que rechazar al mío y tal vez es porque soy omega pero en serio, no siento que esto sea erróneo, te quiero a ti, ¿tú no...?
Ni con entrenamiento nivel servicio militar estaría preparado para enfrentar a un Taehyung que, en un intento por mantener la compostura, cerró las manos en puños a cada lado de su cuerpo.
—¿Tú no m–me quieres a mí?
A pesar del típico “te quiero” este no se sentía así, incluso, nunca antes había procesado un "te quiero" de esta manera.
—¿Cómo me quieres? —pocos impulsos me movían como lo hacía la curiosidad—. ¿Dónde me quieres?
Incluso cuando quisiera alejarme de Taehyung para controlar las voces que de a momentos me atormentan, esta vez me acerqué sin dudar pero lento, controlando y disfrutando del tiempo en que sus ojos están fijos encima mío. Sin tocarnos, respiré el mismo aire que exhalaba y esa retroalimentación nos mantuvo expectantes hasta que sus labios se movieron para contestar en uno de sus graves susurros que hacían a mi propia alma temblar.
—Cerca.
Solo despegué mi mirada de la suya cuando la posición lo hizo inevitable, hasta que sus manos no estuvieron sobre mi cintura baja, suaves y firmes, justo como todo lo que era Taehyung. El contacto directo con mi piel cuando se deshizo de los botones delanteros de mi uniforme quemaba, lastimaba de lo bien que se sentía. No dejaba de recordame que este reflejo era mejor que mi realidad, de cuestionarme si realmente Taehyung me quisiera sin la piel tersa y ciertos kilitos de más, ninguno en exceso, apenas los suficientes para matar los estilizados músculos de modelo y resaltar esas vergonzosas partes que cubrimos con ropa. Incluso cuando la nariz de Taehyung repasó la piel tras mi oreja y su aliento cosquillea, mis ojos estaban perdidos en la pared a su espalda y mis manos flojas sobre sus hombros.
Y bueno, como siempre, quería llorar.
—¿Kookie?
—Mhm...
—¿No me quieres?
Cerré los ojos cuando sus dedos se perdieron en el cabello tras mi nuca, avanzaron por mi cráneo y me pegaron más a su cuerpo.
—Te quiero.
—¿Cómo? ¿Dónde?
—Para siempre—. Susurré antes de clavar con cuidado y mimo los colmillos en su cuello.
Un sollozo bajo escapó de sus labios y recorrió mi piel, sus dedos se aferraron a mis curvas como cuando estaba en celo, con miedo a soltarme y caer. Justamente como yo me aferré a él, es increíble a la par de aterradora la sensación de no poder andar solo, de buscar constantemente la sombra de un rastro de canela que me lleve a su, tan brusco como suave, cobijo. La necesidad de clavar mis colmillos en su cuello nació puramente de mi humanidad, el lobo srguía inerte en un lugar inexplorado del cuerpo que no me pertenecía; pero, aunque no lo hiciera mi cuerpo, mi alma sí. Mi alma es mía y fue ella la que pidió por el contacto a un nivel superior de lo aceptado por la sociedad de la que vengo.
El sabor de su sangre no debería ser tan bueno, la sensación de sus estremecimientos bajo mis dedos por el eléctrico dolor partiendo de la presión ejercida de mis colmillos; nada de eso debió haberse sentido tan perfecto. Pero lo hizo. Mi ritmo cardíaco corrió como un caballo libre, tan fuerte que, estaba seguro, no regresarían los mismos pálpitos, esos quedaron reservados para ese momento. Me perdí en la saliva goteando de mis labios y el sentir de saber, no había vuelta atrás. Cuando mis colmillos estuvieron en su interior no supe qué hacer, quedé congelado entre sus manos que no tardaron en acariciarme la espalda de arriba a abajo.
—T–tranquilo... Despacio —indicó tembloroso, acariciándome... Lo quería, lo quería a un nivel superior—. C–cuando estés listo...
Lo amaba.
A Kim Taehyung.
No era un lobo que me obligaba a querer estar cerca suyo, el puto destino apenas puso la primera piedra pero yo me había namorado de él por mí... Por él.
Con excesivo cuidado comencé a mover la mandíbula y mi corazón se retorció en mi pecho como si tuviese vida propia cuando el contacto de su piel dejó mi nariz. Vi la mordida con una familiaridad que sé, me pertenecía. Como todo en aquel momento, me perteneció. Comencé a lamer la herida, esperanzado por esa saliva que se suponía podía usar para sanar a la persona que amaba.
—Incluso así no siento tu lobo...
—Tendrá que bastarte conmigo —contesté en un susurro antes de continuar con la actividad, o intentarlo, las manos de Tae guiaron mi rostro a su mirada y me reflejé en los ojos rojizos—. ¿Qué sucede?
—Mi lobo se ha enamorado de ti, Jungkook, por ti solo nos has conquistado a ambos.
Eso dijo antes de tomar mis labios y besarme con profundidad, tocando lo que nadie, ni siquiera él, había explorado antes. Lo sentí dentro a un nivel, justo como mi forma de desearlo, superior.
—Estoy enamorado de ti, Jeon Jungkook. Pero es tu decisión permanecer a mi lado después de que te hayan hecho daño por mi presencia en tu vida. Es tu decisión.
Podía negarlo, podía hacerlo. Mis palabras y gestos tenían pleno poder para borrar el dolor y miedo en sus ojos, el temblor en sus manos y la forzosa firmeza en sus hombros.
Y, sin embargo, decidí preguntar—: ¿Entonces si me voy no me guardarás rencor? S–si huyo... ¿Me recordarás como un traidor de tu confianza?
Cada día que pasaba más dudaba de mi decisión de marcharme, mi objetivo se había mezclado con algo más y eso me tenía hecho un desastre.
Sin embargo, cuando llegó su respuesta, solo pude abrazarme duro a su pecho.
—No es tu obligación quedarte conmigo, Kookie, no te guardaría rencor —murmuró acariciando con su pulgar mi mejilla, el halo de mis labios—. Pero si me permites el atrevimiento... Deseo que intentes estar a mi lado hasta que tus fuerzas se acaben, hasta que te rindas de vivir... Justo como haré yo para protegerte.

ESTÁS LEYENDO
Against My Nature [Taekook]
FanfictionSoy un lector insaciable, lo reconozco, ¿qué aventurero no lo es? Mi vida es arriesgada y mi corazón amenaza con detenerse cada vez que se aproxima un signo de exclamación. Tengo tantos oficios como vidas secretas, soy un adolescente de ojos grandes...