Pude acomodar mi jersey y bufanda en el espaldar de una butaca mientras la natilla se enfriaba un poco, tenía un par de abrigos suyos sobre los hombros y no podía estar más agustín.
—¿Por qué llegaste tarde?
Preguntó mientras le daba un sorbo a su tasa de café.
Enrollé mis labios en un gesto tan ridículo como espontáneo.
—Me quedé dormido en la escalera que da a la azotea.
Esperé regañinas o como mínimo una mirada desagradable, pero simplemente recibí un asentimiento.
—Me pasa a menudo, pero es mi sitio así que no vayas cada vez que te plazca. Mucho menos dejes que te vean llegar a él, ¿claro?
Asentí palmeando mis muslos y me incliné hacia adelante, inquieto.
—¿Ya se habrá enfriado el chocolate?
—Puedes ir a tomarlo, Jeon, no tengo perro.
«Contigo basta»
Salté en dirección al pasillito y regresé con el vaso acompañado de una cuchara.
—¿Qué querías mostrarme hoy?
—Tu lugar.
Enarqué una ceja y penetré la superficie blanda de la natilla.
—¿Cómo harás eso? ¿Para qué?
—Si no comprendes tu lugar, acabarás muerto. Y me importa porque así fui educado. Saldaré mis principios contigo y luego podré irme.
Acarició una última vez la calidez de la cerámica con la yema de sus dedos para finalmente dejarla de forma delicada sobre pequeña mesa ante la TV. Lamió sus labios, cruzó sus piernas, sus dedos. Sus largas piernas y largos dedos...
—¿Qué peligro hay? ¿Por qué acabaría muerto?
—Por tu cabeza —apoyó la barbilla en una de sus palmas —. Tu cabeza acabará contigo si no te ayudo.
Tragué con fuerza pensando en el episodio del baño, mis intenciones de suicidarme y mi llanto por ayuda.
Pero ya no era tan así... Tenía un objetivo, ¿no?
—Nada puede superar mis ganas de cumplir mi misión, Tae.
-—Mi madre decía lo mismo. Las mismas palabras... Te veo mucho en ella, tal vez por eso te odio tanto.
La porción de natilla se deslizó más caliente que nunca por mi garganta, quemó por su interior tanto como el silencio establecido entre ambos.
—No te lo puedo mostrar hoy, mucho menos ahora. Pasarás la noche aquí y mañana lo resolveremos; llama a tu madre, yo prepararé donde dormirás.
No esperó una respuesta, yo me sentí realmente incapaz de darle una.
«¿Yo le recuerdo a su madre? No Kookie ¿Yo?»
¿Qué significaba eso?
Acabé la natilla y dejé momentáneamente el recipiente sobre la mesita para llamar a la señora Jeon.
Mientras trataba con ella escuchaba de fondo los pasos fantasmas de Tae, más inquietantes que el rechinar de los sillones de Hollywood.
Ojalá hubiese una forma de contactar con mi mamá...
—¿Me escuchaste, hijo? Nada sin protección.
Bufé sin muchas ganas de alargar esa conversación.
—Claro, hasta mañana.
Colgué y me dirijí al nacimiento de los pasos.
—¿Te orinas en la cama? Tengo algunos remedios pero no estoy seguro de que funcionen en un "adulto"
—Ja-Ja-Ja
Suspiré en la entrada de la habitación que estaba preparando, tuve que ignorar las dos puertas cerradas a lo largo del pasillito.
La habitación no era la gran cosa, pero era cómoda... Solo para dormir, pero bueno, todo lo que haría, básicamente.
—¿Miedo a la oscuridad?
—No.
—Bien, entonces, ¿deseas cambiarte el pantalón?
—Ya que lo preguntas...
—¿Es mucho pedir que contestes con frases cortas?
Tensé la mandíbula.
—No.
—Perfecto.
Salió de la habitación, escuché una puerta abrirse, otro par que debían ser del armario y luego la misma repetición pero en sentido inverso.
—Ten ¿Necesitas ir al baño?
—No.
—Descansa.
Y así salió cerrando la puerta y dejándome en un silencio tortuoso.
Otro suspiro de mi parte, no obstante el mismo corrobora la presencia de un aroma que sentí antes pero no pude discernir por completo. Olisqueé alrededor ignorando lo raro del gesto hasta llevarme la tela de los pantalones a la nariz.
Olía a canela...
«¿Tae se ve con un Omega? ¿Esto es suyo?» me preguntaba intentando ignorar la agradable sensación que ponía en mi pecho aquel olor.
Provenía de un Omega, uno fuerte, pero Omega al fin.
Guardé esa información puesto que podría serme útil.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°••°•
Maratón: 2/?
ESTÁS LEYENDO
Against My Nature [Taekook]
FanfictionSoy un lector insaciable, lo reconozco, ¿qué aventurero no lo es? Mi vida es arriesgada y mi corazón amenaza con detenerse cada vez que se aproxima un signo de exclamación. Tengo tantos oficios como vidas secretas, soy un adolescente de ojos grandes...