¡No me toques!

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—Hey, Jeon...

Sí, ya no me llamaban Kookie, y ese no era el único cambio.

—¿Sabes? Nunca te hemos podido ver en faldita a diferencia de al resto de las chicas. Oigan, ¿ustedes no quieren ver a la zorrita con falda?

Cinco, dos omegas hembras y tres alfas. Reconocí a las jóvenes como dos del equipo de porristas, sobra decir que la posición de líder la denegué al instante. Estábamos en los casilleros, pleno espectáculo con fieles espectadores.

Me dirán que no, pero aunque "todos me quisieron por haber sido una agradable persona", me tenían ganas.

«¿Por qué no se controlan las hormonas?»

Con un suspiro cerré la puerta de mi casillero y me giré a enfrentarlo.

—¿No te han dicho que los sueños no se hacen realidad? Si me imaginas en falda, pues lo siento pero así te quedarás, imaginándolo.

Tenían reglas:

1— No abuses de omegas

2— No te metas con alguien inferior a tu casta.

3— No hagas la vergüenza de la víctima, pública.

¿Pero adivinen qué?

Resultó que la antigua mascota de la escuela se convirtió en la excepción de todas esas reglas.

¿A nadie le importaba?

¿Nadie saltaba a defender?

¿Algunos amigos tendría, cierto?

En aquel momento desconocía de todas aquellas respuestas, solo notaba el dinero que a veces corría por sus manos, apuestas que me denigraban como pocas veces en mi vida.

Habían pasado dos semanas; no tenía noticias de mi madre ni del lugar del cual provenía; el cambio de la calma de mi soledad al bullicio de la sociedad me estaba matando.

Suspirando me acomodé la mochila en el hombro, proponiéndome retirarme. Pero la diversión apenas empezaba.

—He, Jeon, ¿qué sucede? Mira a tu alrededor...

Con la mandíbula tensa levanté la mirada y recorrí con ella el extenso pasillo, de un extremo a otro ocupado por curiosos. Y entonces mis ojos se quedaron atrapados en los suyos, las irises rojizas soltando inquietantes destellos desde la oscuridad que le proveía su flequillo castaño. Permanecía como espectador en su pose por excelencia, la misma de siempre, indiferente apoyado en el casillero; con la ligera variación de que esta vez sus brazos estaban cruzados sobre su pecho en lugar de tener las manos ocultas por sus bolsillos.

—¿Vas a dejar inconforme al público?

Preguntó el baboso y yo despegué la mirada de mi más peligroso bully, mi mayor amenaza, para enfocar al súper extra delante mío.

Porque sabía, algo me decía que el chico de mandíbula cuadrada era un obstáculo al que definitivamente no me quisiera tropezar; al contrario de los otros estúpidos.

—Pueden meterse su interés por el culo—. Perdóname la grosería, Peter Pan, ellos me hicieron adulto, yo no quería.

El peso en mis hombros cruzó la fina línea de mi tranquilidad.

—No... Me... Toques.

—Uh, ¿tiene miedo la zorrita?

«Vergüenza... ¡Todos ustedes son una vergüenza!»

—¿¡Por qué no me dejan en paz!? ¿No querían que hablara? Me callé ¿No querían que los mirara? ¡Un gusto! ¿¡Ahora qué diantres queréis!?

Las manos que antes estaban en mis hombros pasaron a rodear mis axilas con los antebrazos, pegando las palmas a mi cuello y así dejándome inmóvil. Con cada respiración del sujeto tras mío en mi nuca la mía se desestabilizaba cada vez más.

—Ya te lo dijimos, zorrita —pegó su rostro al mío, su blanca sonrisa clamando lo que los libros omegaverse expresan con lujuria, y yo contemplaba con terror: hambre de lobo—, verte con una falda.

Entreabrí los labios buscando aire, el silencio era tal que juraría que mis jadeos rebotaban contra las paredes, que todos escuchaban mis latidos. Pero eso no era necesario, puesto que la mayoría de los presentes tenía la habilidad de olerme el miedo... Y al parecer era delicioso.

—N... No te atreverás a... —mis fuerzas me bajaron a los pies cuando a sus manos llegó un trozo de tela, tan corto que no me podría inclinar sin la amenaza de que se vislumbre mi ropa interior—. Esto ya no es divertido ¡No me toques!

Otro par de manos agarró la parte delantera de mi pantalón, mis piernas aterradas, desesperadas por ser útiles y poder echar a correr le dificultaron el proceso. Pero lo lograron... Acabaron desatándome la parte inferior del asqueroso uniforme.

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Against My Nature [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora