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Lia

Me removí con tranquilidad sobre la cama, con esa tranquilidad típica de saber que es un día entre semana y que no tienes que ir al instituto.

Sí, a eso lo llamo felicidad, al poder seguir durmiendo.

Pero de nuevo el universo, o lo que fuese, estaba en mi contra.

Mi teléfono comenzó a vibrar sobre la mesita de noche. Al principio intenté ignorarlo pero mi conciencia no dejaba de repetirme que lo tomara, y acabé haciéndolo. 

Extendí mi brazo hasta la mesita, tomando el teléfono de mala gana y llevándolo hasta mi oreja sin siquiera ver de quién era la llamada. Como sea un anuncio de una compañía telefónica tiro el teléfono contra la pared.

—¿Sí? —pregunté aún adormilada.

—Rubia floja —murmuró una voz al otro lado de la línea, soltando una ligera risa.

—¿Aiden? —No pude evitar sonar sorprendida.

—El mismo.

—Primero, ¿como tienes mi número, acosador? —Separé un poco el teléfono de mi cara, viendo la hora en la pantalla antes de llevarlo de nuevo hacia mi oreja. —Y segundo, ¿por qué llamas tan temprano? —Me quejé, suspirando. —Solo son la una de la tarde, es muy temprano y es verano. ¿Qué quieres? ¿Matarme?

—Primero, no te ilusiones tu número me lo dio Alexa —contestó, riendo tranquilo. Capullo, que risa mas bonita tienes —. Y segundo, la una de la tarde no es temprano, floja...

—¿Qué es lo que quieres? —Lo interrumpí.

—Te recojo a las siete hoy.

—¿Para qué sí puede saberse?

Me senté sobre la cama, ya se me había quitado el sueño.

—Para una cita, no recuerdas lo que hablamos el otro día.

Me di una bofetada mental al recordarlo.

—Joder, es verdad —bufé, llevando mi mano libre hasta mi cara mientras suspiraba.

—Deja de quejarte, rubia, que eso lo acordaste tú —reprochó tranquilo —. Te veo luego.

—Espera, ¿Donde irem... —ni siquiera me dio tiempo de preguntarle, el muy capullo me había dejado con la palabra en la boca al colgar —mos?

Dejé caer el teléfono sobre mi cama, justo entre mi piernas. Llevé mis dos manos hasta mi cara, pasándolas por encima como si eso hiciera que me despejara a la misma vez que soltaba un sonoro suspiro cansado antes de volver a tirarme de espaldas sobre la cama.

Intenté volver a conciliar el sueño y, como suponía, no podía volver a dormirme por lo que decidí levantarme y empezar con mi rutina de una manera perezosa.

Bajé a la cocina una vez recogí todo mi cuarto para hacerme mi queridísimo café mientras que en mi mente no dejaba de reproducirse lo que paso en el sofá hace apenas cuatro días. Cuatro malditos días en los que no había podido sacarlo de mi cabeza hiciera lo que hiciera, mi lado místico quería suponer que era porque mi vida iba a tener un cambio bastante drástico y no lo sabía o algo así. Tengo que dejar de ser tan fantasiosa.

Espero que sea solo una suposición absurda.

La tarde paso muchísimo más rápida de lo que me gustaría y ya eran casi las siete menos veinte. Me encontraba en el baño, pasándome las planchas para alisar más mi pelo que naturalmente ya era liso de por sí pero cuando hacia esto quedaba más bonito.

Mientras pasaba la plancha por uno de mis mechones superiores de mi pelo me veía en el espejo, inspeccionando mi aspecto como solía hacer siempre.

Me había puesto un vestido color crema corto de tirantes y con vuelo de flores rosas, un estampado bastante bonito, mientras que de zapatos llevaba unas Vans negras que combinaban con la chaqueta negra vaquera que acompañaba el conjunto aunque ahora no la tenía puesta ya que me moriría de calor en casa.

Ángeles Oscuros [#1] (TERMINADO)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora