Lia
Como odio los domingos, son los días de la semana en la que sabes que a la mañana siguiente te vas a querer morir porque tienes trabajo o en mi caso las prácticas con el gilipollas de mi jefe, al cual después de entregarle el trabajo perfectamente hecho no dejo de ser gilipollas y le sacó bastantes fallos que eran muy tontos y no tenían ni un mínimo de sentido. Y no lo digo porque el trabajo sea mío, es que no tenían sentido.
Lo único bueno era que hoy había venido a ver a mi padre. Había tenido que coger un tren hacia Santa Paula, que era donde él vivía ahora, dos horas tarde en el tren ya que no tengo el maldito carnet de conducir y ni tampoco sé hacerlo. Había venido a la hora de comer y me iría sobre las seis para seguir haciendo trabajos para el maldito del señor Davis.
El viaje en tren me había dejado aturdida, no era nada cómodo pasarte dos horas en un sillón que parecía de ladrillo con un niño llorando detrás la verdad y la ropa que llevaba no había sido la mejor opción después de todo ya que al ser de un color claro me manche la sudadera de café, se veía bastante pero no me preocupe puesto que llevaba un abrigo grande y negro que la cubría. Pero aún así estaba contenta vería a mi padre después de meses.
Había llegado y estaba algo ansiosa por lo que no tarde en dar varios toques algo sonoros en la puerta una vez llegue frente a la nueva casa de mi padre, él había decidido mudarse por varias razones la mitad por trabajo y la otra mitad era porque decía que aquella casa se sentía vacía sin mi y sin mi madre por lo que se compro una acogedora casa, bastante grande para el solo, pero bastante bonita aunque muy oscura para mi gusto.
Finalmente la puerta se abrió dejándome ver a mi padre con una sonrisa, estaba exactamente igual que la ultima vez que lo vi parecía que estaba metido en un frigorífico para no envejecer, estaba vestido con su típico traje de abogado, bueno así lo llamaba yo de pequeña ya que siempre iba igual, con una camisa blanca o azul y pantalones negros de vestir.
—Aquí esta mi pequeña. —exclamó saludándome alegremente mientras yo me aproximaba hacia el para darle un abrazo.
—Hola papa. —dije aún sin separarme, lo había echado de menos. Duramos un rato así más hasta que ambos nos separamos y él me miraba sonriente.
—Vamos a entrar hace frio. —mientras decía eso tomaba mi bolso y mi abrigo y colgarlos en el perchero de la entrada. —Vamos a comer, cocine pollo al horno.
—¿Tu? ¿Cocinando? —inquirí riendo mientras ambos avanzábamos hasta el comedor que estaba en la cocina.
—Pues si. —contestó mi padre sacando del horno la bandeja con el supuesto pollo. Tome asiento en la mesa mientras veía como torpemente sacaba un plato para cada uno quemándose en el intento pero aun así consiguiéndolo.
—¿Desde cuando?
—Una amiga me enseño. —esa respuesta me sorprendió. ¿Una amiga? ¿Mi padre?
—¿Una amiga? —pregunté con una sonrisa.
—Si Lia, solo una amiga.
—¿Y cómo conociste a tu amiga? —sentía que estaba siendo una pesada pero quería saberlo, mi padre no es muy de hacer amigos quizá por eso hacia tantas preguntas, tenía que ser algo más.
—Pues estaba en el super y bueno empece a hablar con ella en la cola, resulto ser la vecina y hemos estado hablando. Es agradable. —tomó los dos platos y coloco uno frente a mi al igual que el otro frente a el para luego sentarse en la silla frente a mi.
—Me alegra que tengas una "amiga". —dije usando el mismo tono que antes mientras sonreía.
—Lia ese tono,—me regañó haciéndome reír —solo es mi amiga. —aclaró.
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Ángeles Oscuros [#1] (TERMINADO)✔️
Teen FictionSAGA: Ángeles Oscuros. [#1] Encontrar a un Ángel Oscuro. (EN PROCESO DE CORRECCIÓN) [#1.2] Reencontrar a un Ángel Oscuro. Lia Brown no sabía nada sobre los Ángeles Oscuros, no sabía que esta era una de las bandas más peligrosas e influyentes de l...