❝𝐅𝐀𝐋𝐒𝐀 𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀❞ ⎜ ❝Todos te ven como el adorable e inocente solecito, pero nadie sabe que te gusta gemir mi nombre mientras me montas y ruegas por mis marcas.❞
Jaemin es tierno y risueño con todos en el instituto, lo adoran y creen q...
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Agradecía que en su casa no se encontrara nadie que pudiera molestarlo en ese momento, más allá de los empleados, porque no quería que interrumpieran su llanto, ni mucho menos su caída a la mismísima miseria.
Sólo quería llorar y morirse a la mierda porque realmente no quería creer que eso estaba pasando, que luego de tanto había perdido a Jeno, que nuevamente lo odiaba luego de dedicarle miradas llenas de amor. Mierda, se lo merecía, lo sabía, incluso merecía que lo golpeara. Quería arrodillarse enfrente de Jeno y sentir todos los golpes que estuviera dispuesto a regalarle si con ello se deshacía del odio y el rencor que le tenía ahora mismo. Sólo quería que todo volviera a ser como antes, pero eso era tan imposible como el odiar al castaño.
Sabía que ya no podía comunicarse con él, pero no por eso se había rendido porque de hecho llevaba media hora marcándole, a pesar de que Jeno lo había echado de su casa y le había gritado que se olvidara de él. No importaba, se negaba rotundamente a perderlo. La voz robótica diciéndole que el número no estaba en servicio era la clara evidencia de que ya no tenia manera de llamarlo o siquiera enviarle un mensaje largo, tan largo que el castaño estaría al menos una hora leyéndolo; una hora leyendo disculpas, ruegos y declaraciones de amor que ya había escuchado antes, pero Jaemin simplemente se negaba a dejar todo así. Simplemente no quería.
Jeno había sido de lo peor con él, pero nunca había dejado de amarlo a pesar de todo el mal, y luego, cuando finalmente consiguió que le correspondiera hizo valer los maltratos, las humillaciones y los llantos, porque el castaño había sido más de lo que pudo haber soñado, pero ahora lo había perdido, por un simple y vacío polvo.
Había perdido al amor de su vida por un revolcon de minutos que no le había dejado nada más que una grata satisfacción física. La sensación que Jeno le daba todos los días con sólo mirarlo valía más que una cogida de mierda con un tercero, pero era estúpido porque lo veía ahora, cuando ya había arruinado todo.
La misma voz le repitió por milésima vez que, prácticamente, Jeno había bloqueado su número y no podía hacer nada más que resignarse. Incluso casi podía escuchar la burla en la voz de la mujer. No lo dudó, tiró el aparato lejos y éste se estrelló contra el suelo porque su habitación era tan grande que ni siquiera había alcanzado a tocar la otra pared.
Abrazó sus piernas entre sollozos y ahí se quedó, llorando en completa soledad y entre la oscuridad de su cuarto porque incluso hasta las cortinas estaban cerradas. Repentinamente, su móvil comenzó a sonar y él no demoró ni un segundo en gatear rápidamente hasta el aparato para atender la llamada, esperanzado de que sea Jeno, pero cuando vio el nombre tuvo reales intenciones de tirarlo con todas sus fuerzas hasta hacerlo añicos contra la pared, o incluso contra el mueble a poca distancia. Sin embargo, sorbió su nariz con rabia y atendió a Jaehyun.
