❝𝐅𝐀𝐋𝐒𝐀 𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀❞ ⎜ ❝Todos te ven como el adorable e inocente solecito, pero nadie sabe que te gusta gemir mi nombre mientras me montas y ruegas por mis marcas.❞
Jaemin es tierno y risueño con todos en el instituto, lo adoran y creen q...
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Jaehyun miraba a su amigo totalmente destruido. Jaemin se mantenía sentado en el banco del patio sin decir nada.
El timbre había tocado hace no mucho, pero ninguno de los dos se había movido.
—Jaemin —llamó suavemente.
— No deberías haberle gritado —fue lo único que dijo, suficiente para descolocar al castaño que lo miraba sin creer.
— Él te dijo cosas horribles y encima te gritó, ¿pero me reclamas por haberte defendido?
— No te lo pedí —murmuró.
— Oh, de acuerdo, entonces no tengo nada que hacer aquí —dijo colocándose de pie.
Estuvo a punto de irse, pero la mano temblorosa de su amigo lo detuvo.
— No te vayas —pidió por lo bajo.
Jaehyun suspiró y se volvió a sentar. Inmediatamente Jaemin lo abrazó y comenzó a llorar aferrado a él
— Perdón, no quise decir eso... e-es sólo que me siento fatal. Estoy destruido, Jeno me consume —admitió entre temblores —, pero no puedo dejarlo.
— ¿Por qué? Te trata horrible, ¿por qué sigues con él? No te merece.
— Es que lo amo —confesó —, desde siempre.
— ¿Desde siempre?
Entonces, el pelinegro se alejó y sorbió su nariz mientras secaba su rostro.
— Y-yo... le mentí. Le dije que tú me habías hecho una apuesta, q-que si me acostaba con él ganaría dinero.
— ¿Pero qué? —murmuró impresionado —, ¿acaso... acaso te acostaste con él?
— ¡Soñaba con hacerlo! —admitió apenado —. Desde hace tiempo que veo a Jeno cómo mi sueño imposible. Creí... creí que si hacía parecer que me disgustaba entonces él se acercaría por su cuenta, pero sólo se mantuvo alejado, hasta que un día me pidió hacer el trabajo juntos, y no me negué.
— ¿Y...?
— Me amenazó con una fresa—contó sonriendo —, sabe que las odio así que usó una para amenazarme. No quise parecer un lanzado, así que creí que mentir sobre una apuesta sería mucho más razonable, y desde entonces estoy intentando que me quiera, pero no lo consigo. ¡No importa que haga, no logro que me quiera! —chilló tirándose encima suyo otra vez.
— Eso es porque él no puede querer a nadie, Jaemin, es Jeno. Ni siquiera debe quererse a sí mismo —dijo acariciando su cabello con suavidad.
— Pero yo sí lo quiero.
— Ya ha sido suficiente. No te estás haciendo bien, te estás destrozando.
— N-no importa. No hay nada que me guste de mi, y si Dottori es quien va a destruirme entonces lo aceptaré con gusto.
