O23 (T2)

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(editado)

No tenía especial agrado por su nuevo instituto, en realidad, no había nada diferente con el anterior porque de hecho, estaba recibiendo la misma atención de antes

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No tenía especial agrado por su nuevo instituto, en realidad, no había nada diferente con el anterior porque de hecho, estaba recibiendo la misma atención de antes.

Quizá debería haberse dejado el negro para no llamar tanto la atención, porque sus compañeros ya lo veían como si fuera una clase de luz brillante que había llegado para salvarlos a todos, y lo estaba odiando.

Como sólo faltaban unos meses para finalizar las clases, en el anterior establecimiento tenía materias ya aprobadas y esas no las tenía que cursas en el nuevo lugar, así que podía irse antes o estar toda una clase sin hacer nada gracias a que ya no necesitaba aprobarla.

Se sentía más solo que nunca. A pesar de que la mayoría ya quería acercarse y entablar alguna amistad con él, simplemente no se interesaba y sólo pasaba de ellos. Quizá siempre debió hacer así, antes de rodearse de gente sin verdadera importancia... tal vez ser realmente él era lo que necesitaba, como Jeno siempre le había demostrado.

Siempre admiró la despreocupación de él para mostrarse tal cómo realmente es, sin importarle posibles malas opiniones, miradas de desdén o lo distante que podían ser al no simpatizar con su malhumorada y fría, pero muy real persona.
Ojalá él hubiera sido así, pero la verdad era que siempre le había gustado estar rodeado de personas, aunque no fueran realmente importantes, sólo qué alejaban la soledad o el sentimiento desolador que llevaba dentro desde siempre. Luego, cuando conoció al castaño, se dio cuenta que en realidad no necesitaba a nadie de todas esas personas que le chupaban el culo, porque Jeno con su sola presencia lo hacía sentir cálido y que al menos para cuidar y amarlo a él podía ser útil.

Más allá de sus inicios, de los malos tratos, los llantos y las humillaciones... sus sentimientos por el castaño nunca cambiaron a pesar de todo.

Pero ahora ya no podía amarlo ni cuidarlo, así que no había nada que lo hiciera sentir bien, sólo volvía a sentirse igual de miserable que siempre.

— Oye —alzó la mirada mientras masticaba su trozo de pollo, encontrándose con un chico que estaba arrimado sobre su solitaria mesa. También había dejado en claro sus intenciones por almorzar solo, cosa que por suerte no se le negó. No respondió nada, sólo masticó tranquilo mientras el chico enfrente suyo lo miraba sonriente —, mi amigo de aquella mesa dice que eres muy lindo —dijo señalando hacia atrás.

Jaemin miró hacia donde el chico señalaba, encontrándose con una mesa llena de chicos que comían entre risas y charlas, a excepción de uno que lo miraba sonriendo de lado.

Le recordó demasiado a Jeno, porque se notaba de lejos su arrogancia, la mirada intensa que le estaba dedicando e inclusive esa sonrisa ladina.
Lo odió por completo.

Devolvió la vista al morocho enfrente suyo, tragó su comida y agarró tranquilamente su caja de jugo.

—Dile que me lo venga a decir él —dijo simplemente.

falsa inocencia ♡ nomin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora