O15 (T2)

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(editado)

Intentaba concentrarse en lo que escribía, pero el sonido del pequeño paquete sobre la mesa lo estaba sacando de sus casillas

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Intentaba concentrarse en lo que escribía, pero el sonido del pequeño paquete sobre la mesa lo estaba sacando de sus casillas.

— ¿Puedes dejar de comer y dedicarte a escribir? —masculló alzando la vista, viendo al pelinegro llevarse otra gomita a la boca.

Sabía que ocasionaba el sonido del paquete con intención de molestarlo, lo sabía. Iba a tirarle algo por la cabeza si no dejaba de fastidiarlo.

— Ya escribí lo que debía —dijo viendo con atención la gomita entre sus dedos. La apretó un poco y se la llevó a la boca con toda la calma del mundo.

— Entonces, ¿te dejas de fastidiar para dejarme terminar lo mio?

Jaemin reprimió una sonrisa de burla y sólo asintió mientras jugaba con el dulce dentro de su cavidad bucal.

Jeno devolvió la vista a su escrito y continuó escribiendo concentrado, aprovechando el encantador silencio.
Sintió cuando Jaemin se levantó, pero no le dio importancia, ni siquiera lo miró para ver qué iba a hacer, sólo quería terminar lo poco que le quedaba para irse de una vez.

— Jeno —llamó el pelinegro luego de un momento, y el mencionado alzó la mirada de forma ausente.

Lo miró unos segundos, encontrándose con el torso desnudo del morocho que se había sacado la camisa. Jaemin lo miraba serio, pero se notaba divertido con la situación, sin embargo, Jeno mantuvo su expresión neutral y devolvió la vista a su tarea.

— Deja de molestar —fue lo único que dijo sin importancia, regresando a su labor. Y hubiera continuado si no fuera que el libro desapareció de su vista y terminó en las manos del contrario —. Jaemin, en serio —repitió comenzando a hartarse.

El pelinegro sonrió torcido y depositó el libro sobre el mueble a su lado, sin real interés.

— ¿Cómo me llamaste el otro día? —preguntó con fingida curiosidad, mientras agarraba su pequeño paquete de gomitas y volvía a sacar otra.

Se veía inocente con su tranquilidad natural, comiendo gomitas cómo un auténtico niño, pero por su mente pasaban muchas cosas, y ninguna era lo que su apariencia demostraba.

— No lo sé, sufro del mal de Doris y olvido todo —respondió con gesto aburrido —. Dame ese libro, porque me estás haciendo enojar —advirtió.

— ¿Y quién dijo que no quiero justamente eso? —ensanchó su sonrisa con diversión, burlándose sin descaro.

— ¿Y quién dijo que no quiero justamente eso? —ensanchó su sonrisa con diversión, burlándose sin descaro.

— Jaemin, deja de jugar y dame ese puto libro — exclamó colocándose de pie. Se acercó al mueble con intención de agarrar el objeto, pero el pelinegro fue más rápido y lo tiró por la ventana situada a su lado. 

falsa inocencia ♡ nomin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora