O35 (T2)

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(editado)

Luego de que Jaemin por fin dijera todo, no podía evitar sentirse más liviano, incluso como si su relación hubiera mejorado mucho más a pesar de que habían regresado hace no mucho

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Luego de que Jaemin por fin dijera todo, no podía evitar sentirse más liviano, incluso como si su relación hubiera mejorado mucho más a pesar de que habían regresado hace no mucho.
Sentía que el haberle sido totalmente sincero a Jeno era algo que lo había, incluso, liberado a él mismo de una carga que no sabía que llevaba, hasta que sintió un peso desaparecer.

Todavía no regresaban a casa, eran casi la una de la madrugada y ellos seguían en la misma posición de antes; Jeno ahora le daba la espalda, pero seguía entre sus piernas mientras miraba al frente con las manos en los bolsillos, sintiendo los brazos ajenos envolverse en su cuello y el mentón de Jaemin apoyado en su hombro.

— Dottori, ya que estamos... —dijo el rubio sin moverse un poco, recibiendo el rostro ladeado del castaño para verlo por el rabillo del ojo —, ¿no te gustaría cumplirme dos fantasías?

— ¿Hablas en serio? —inquirió escéptico, sin poder evitar la incredulidad al oírlo.

Sí, definitivamente Jaemin era adicto a lo sexual, a todo lo que englobaba ese concepto.

— ¿Qué tiene de malo? Nunca te niegas, y ahora me miras como si estuviera loco —protestó cruzándose de brazos, haciendo que el contrario se girara en el lugar y lo mirara de frente.

— ¿Acaso has visto en dónde estamos?

— Una de mis fantasías es follar al aire libre —confesó sin pudor alguno, haciendo reír al castaño —, ¡no te rías! No tiene gracia.

— De acuerdo... —dijo intentando retener la risa para que el rubio no se queje —, ¿y cuál es la otra?

— Que seas tú. O sea, follar contigo al aire libre —aclaró enseguida, con tono y gesto infantil, incluso había contado las palabras con sus dedos y Jeno sonrió casi enternecido al verlo... aunque no fuera precisamente tierno lo que estaba diciendo.

— Jaemin, estás jodidamente loco —acusó negando con la cabeza, pero repentinamente sintió las manos del rubio meterse por debajo de la ropa y presionarlo contra su entrepierna, sonriendo socarrón cuando Jeno gruñó por lo bajo —, no hagas eso —advirtió seriamente.

— ¿Por qué? —murmuró sonriendo con burla, acariciando su baja espalda.

— Porque no quiero partirte al medio en pleno Río Han. Mejor vayamos a casa y listo, incluso te quedas a dormir si quieres —propuso, intentando ignorar las manos de Jaemin que se paseaban por toda su espalda.

— Yo quiero que me folles aquí —repitió como un niño caprichoso. Agarró las manos de Jeno y las dejó dentro de su ropa, soltando un pequeño gemido al sentir las manos heladas del castaño.

falsa inocencia ♡ nomin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora