❝𝐅𝐀𝐋𝐒𝐀 𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀❞ ⎜ ❝Todos te ven como el adorable e inocente solecito, pero nadie sabe que te gusta gemir mi nombre mientras me montas y ruegas por mis marcas.❞
Jaemin es tierno y risueño con todos en el instituto, lo adoran y creen q...
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Jeno salió de la biblioteca azotando la puerta. Pobre, ¿qué culpa tenía? Ninguna, no era su culpa que Jeong Jaehyun sea un hipócrita de mierda. No reprimió su sonrisa burlona. En serio que no podía creer que le estuviera exigiendo algo cuando ni él lo creía correcto. Ahora estaba más seguro de que realmente tenía sentimientos por Jaemin, porque sólo alguien sintiéndose de esa forma es capaz de hacer a un lado el sentido de lo "correcto", y era obvio que Jaehyun estaba haciendo eso mismo.
Mientras pasaba la galería directo a los casilleros, desvió la vista hasta el reloj grande colgado en la pared y supo que faltaban unos cinco minutos para que el almuerzo terminara y la ultima clase del día iniciara. Abrió la pequeña puerta de metal y sin esperar guardó los libros y cuadernos que ya no iba a utilizar y sacó lo de la próxima materia.
En ese momento, una botella de leche de banana apareció frente a su rostro y lo único que hizo fue seguir el brazo hasta dar con el rostro sonrojado de Jaemin.
— La compré para ti, e-es que no fuiste al almuerzo —dijo rápidamente, nervioso.
— No la quiero —fue su simple y fría respuesta, volviendo a lo suyo y sin darle importancia a la presencia del pelinegro a su lado.
Jaemin pasó saliva dolorosamente. Antes cuando le compraba leche de banana siempre recibía un beso y una hermosa sonrisa, ahora lo único que obtuvo fue una respuesta indiferente y un rostro inexpresivo. Respiró profundo y se relamió los labios mientras sentía que en cualquier momento lloraría, realmente estaba haciendo lo posible para no hacerlo. Ya había llorado demasiado pero simplemente no podía evitarlo.
Jeno sabía que el morocho seguía a su lado, pero no le estaba importando. Terminó de hacer su cometido y cerró la puerta con parsimonia, luego agarró su mochila y comenzó a caminar sin dirigirle ni una mirada a un destrozado Jaemin que presionó sus labios antes de seguirlo apresuradamente.
¿Dignidad? Era algo que había perdido hace mucho tiempo, y realmente tampoco le estaba importando.
Sin miramientos, detuvo al castaño agarrándolo del brazo, pero instantáneamente Jeno se apartó con brusquedad y continuó su camino. Jaemin en esos momentos supo que debía dejarlo tranquilo al menos por ese instante, pero estaba reacio a la idea de sólo dejar de intentar, así que repitió la acción.
— ¡Ya no molestes! —le gritó hastiado Jeno, acomodándose la mochila de mala gana mientras veía al pelinegro.
— Aceptala y no te molestaré de nuevo —dijo firme, aunque en el interior estaba temblando.
— Ya te dije que no la quiero, déjame en paz —repitió de mala gana. Le dedicó la ultima mirada de fastidio y se volteó —, no quiero nada que venga de ti —dijo mientras se alejaba nuevamente.
Jaemin apretó los dientes con enfado, y al instante hizo algo que no tenía pensado hacer: le tiró la pequeña botella, dándole de lleno en la cabeza.
