O33 (T2)

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(editado)

Jeno estaba tirado en la cama cuando su móvil comenzó a sonar

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Jeno estaba tirado en la cama cuando su móvil comenzó a sonar. Sabiendo ya quién era, no demoró en contestar.

— ¿Ya te calmaste? —inquirió con una leve sonrisa, escuchando el suspiro del otro lado.

— Son casi las doce de la noche, tampoco iba a tomarme mucho —dijo de forma timida —, perdón, reaccioné del asco, ¿estás enojado?

— No, ¿y tú sigues enojado?

— No —respondió enseguida —. Dotori, ¿sabes conducir?

— Ah... sí, aprendí hace mucho, pero no tengo licencia —aclaró sin entender.

— Quiero ir al Río Han —declaró casi emocionado, y Jeno no reprimió una risita de incredulidad.

— Jaemin, van a ser las doce, ¿estás loco? Además, ¿cómo piensas ir? El Río Han está al otro lado de la ciudad, y no hay autobuses en servicio a esta hora.

— Tengo el coche, tú sabes conducir, y dudo que justo hoy vaya a estar la policia con sus operativos de mierda —dijo efusivo, y el castaño podía jurar que casi estaba saltando en la cama de emoción —, vamos Dottori, quiero ir. Sólo por esta vez, ¿sí?

— Santo cielo. Estás demente, lo sabes, ¿cierto?

— Debe ser que por eso te gusto tanto —dijo de forma inocente, haciendo sonreír a Lee que se terminó levantando de la cama —. ¿Entonces...?

— Espérame afuera de tu casa, ahí salgo.

— Está bien.

La llamada terminó y Jeno se colocó una chaqueta encima, saliendo del cuarto. Su madre ya estaba dormida desde hace un rato y no iba a despertarla, total volvería en unas horas, seguramente.

Agarró sus llaves de la casa y salió con cuidado para no hacer ruido. Cerró la puerta nuevamente con seguro y no dudó en salir corriendo calle abajo, intentando llegar lo más pronto con Jaemin.
En el camino se cruzó con los ladridos molestos de los perros que lo escuchaban al pasar, alguno que otro gato paseando por ahí, y algunos escasos vehículos que de seguro ya regresaban a casa luego de un laborioso día de trabajo.

Cuando entró al barrio privado de Jaemin, aminoró el paso y continuó caminando mientras intentaba recuperarse, hasta que llegó a la casa del rubio y éste estaba apoyado contra el muro de adoquines que estaba en la acera. La pequeña reja negra estaba abierta a su lado mientras que el porton enorme estaba totalmente asegurado.

— Hubieras dejado la reja abierta para que pasara, hace frío para que estés tanto rato acá afuera —reprochó cuando estuvo enfrente suyo.

— No tengo frío —sonrió —, creo que la misma adrenalina de esto me mantiene caliente —se burló mientras pasaba por la reja y Jeno lo seguía.

falsa inocencia ♡ nomin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora