O24

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(editado)

Cuando Jaemin despertó, lo primero que hizo fue mirar a Jeno que seguía dormido, aunque le estaba dando la espalda

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Cuando Jaemin despertó, lo primero que hizo fue mirar a Jeno que seguía dormido, aunque le estaba dando la espalda.
Sonrió emocionado, enseguida estiró un poco la mano y comenzó a pasar sus dedos suavemente por toda la piel de sus omóplatos y espina dorsal. Jeno se removió un poco entre sueños, pero al final se despertó y no demoró en voltear el rostro un poco, encontrándose con la sonrisa del pelinegro mientras continuaba sintiendo los roces que le producían cosquillas. Se volteó y quedó de frente, con los ojos apenas abiertos y el rostro inundado por la somnolencia.

— ¿Estás bien? —preguntó Jaemin con preocupación, esperando no haber sido muy severo cuando se dejó controlar por el momento.

— Sí —respondió con una pequeña sonrisa, sin abrir los ojos.

El morocho lo abrazó siendo correspondido al instante.

— Ese regalo me encantó, pero honestamente prefiero regresar a mi puesto, así que devuélvemelo —declaró fingiendo molestia, cosa que hizo sonreír al castaño

— Todo tuyo —cedió, y apenas pronunció aquello, Jaemin soltó una pequeña risa y enseguida deslizó su mano hasta abajo —, pero no ahora —detuvo rápidamente, mirándolo mientras sostenía su muñeca.

— ¿Por qué no?

— Porque estoy cansado —declaró, pero esto no fue suficiente argumento para el chico que sonrió ladino, comenzando a depositar besos sobre su cuello —, Jaemin, en serio.

— Yo lo haré.

Y así lo hizo, porque apartó la mano que sostenía la suya y enseguida bajó lo que restaba para agarrar el miembro de Jeno y comenzar a moverlo de forma lenta pero apretada, escuchando su respiración gradualmente pesada.
El castaño no estaba para nada sorprendido, se atrevía a decir que Jaemin era adicto al sexo, habían días que follaban más de dos veces e incluso una vez estuvieron a punto de echarse un polvo en la pequeña habitación en donde se guardaban los materiales de educación física. Ya era demasiado, pero él tampoco se negaba mucho. El pelinegro lo podía por completo, aunque debía ser él quien pusiera los altos, porque si fuera por Jaemin, incluso follarían en el salón sin importar que alguien los viera.

No dijo nada, sólo se acomodó boca arriba y se fijó en la expresión divertida y hasta adorable que el otro chico tenía. Jaemin se inclinó sobre su rostro y lo besó mientras seguía moviendo su mano, incluso sin darse cuenta sus caderas ya se estaban moviendo contra los dedos que lo acariciaban con tantas ganas.

Entonces, Jaemin cruzó una pierna sobre su cuerpo y se acomodó encima suyo mientras intentaba autopenetrarse sin apartar la mirada de los oscurecidos y brillantes ojos del castaño debajo suyo. Éste apretaba sus muslos y prácticamente lo incitaba con la mirada para que lo hiciera, así que cuando comenzó a sentirse avanzar en el interior del pelinegro no aguantó un siseo de anticipación.

falsa inocencia ♡ nomin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora