❝𝐅𝐀𝐋𝐒𝐀 𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀❞ ⎜ ❝Todos te ven como el adorable e inocente solecito, pero nadie sabe que te gusta gemir mi nombre mientras me montas y ruegas por mis marcas.❞
Jaemin es tierno y risueño con todos en el instituto, lo adoran y creen q...
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Jeno se había preparado mentalmente para pasar toda la tarde con ambas mujeres.
Las llevó al parque que estaba enfrente del edificio, compraron helados y caminaron, las guió hasta el centro comercial en donde estuvieron la mayor parte del día, comprando y recorriendo las tiendas. Ellas aprovecharon de comprar algunas cuantas cosas, ya que estaba más barato que en Seúl, incluso compraron algunos adornos de regalo para el apartamento de ellos, cosa que el castaño aceptó.
Estaba tratando de ser lo más servicial posible, porque ya había decidido que a la noche no las quería con ellos. Pensaba en enviarlas al Casino de una patada, o algún lugar nocturno en donde pudieran pasar la noche las dos, no importaba, pero de que iba a sacarlas de la casa ya estaba seguro de ello.
Luego de pasar todo el día de tienda en tienda, decidieron regresar a eso de las ocho de la noche cargados de bolsas. Por suerte la mamá de Jaemin andaba en auto, así que no tuvieron que caminar.
Cuando regresaron a casa, todo estaba apagado, lo cual le resultó extraño al castaño porque se supone que Jaemin ya debería haber llegado, sin embargo cuando se adentró a la habitación que compartían, se encontró con el rubio durmiendo boca abajo, todavía con el uniforme escolar puesto.
— Jaemin —llamó moviéndolo un poco para despertarlo.
— ¿Mmh? ¿Qué? —musitó rápidamente, desorientado y todavía somnoliento. Cuando vio a Jeno, no demoró en agarrarlo y jalar de él para ambos terminar acostados —. ¿Te divertiste?
— No, sólo compraron y compraron —dijo en un suspiro.
— Ni siquiera tengo energía para estar despierto —murmuró con los ojos cerrados.
— ¿Entonces no vamos retomar el tiempo perdido? —inquirió Jeno con una sonrisa ladina. Jaemin no tardó en abrir los ojos con sorpresa e interés —, hoy se van por un buen rato, así que ni se te ocurra dormirte, Jaemin —demandó mientras se levantaba de la cama.
El rubio asintió sonriendo intentando retener su emoción, y en cuanto vio a Lee salir del cuarto enseguida se levantó para cambiarse de ropa.
Jeno llegó a la cocina y ahí estaban ambas mujeres acomodando las cosas que habían comprado para ellos, a pesar de que no necesitaban porqué eran muy cuidadosos con las cosas de la casa, y realmente no les faltaba nada.
— Ma, ¿por qué no van al Casino? —ofreció desde el umbral de la puerta.
— A mi no me gusta el casino —objetó inmediatamente la mamá de Jaemin guardando unas latas —, no me gusta malgastar el dinero.
— Lo acaban de hacer comprando cosas que no nos faltan —espetó el castaño ya superando su limite.
