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Con libros abrazados, Ámber Thompson se paseaba por el pasillo del piso tres en busca de su casillero después de que terminó la clase de ciencia. Sus pasos en su manera de andar torpe era más apresurado de lo habitual, prácticamente huía, y es que no tenía tantos antojos de encontrarse con sus "amigas", que sabe perfectamente bien que ellas insistirán en algo en que no se le aparece....

"Jeon Jung kook", "Jeon Jung kook".

Que importa que sea el más guapo y sexy de la preparatoria, a Thompson no le interesa conocerlo ni siquiera como amigo. El problema no es el muchacho de pelos castaños, francamente la del problema es ella, que vive aterrorizada que estén manoseando su delgado cuerpo. No se imagina siendo follada por nadie, el sexo es doloroso, una tortura por experiencia, que intenta evitar cada vez que puede.

Mira para atrás una tercera vez consecutiva, no, al parecer no la están siguiendo, y dejando escapar un suspiro aliviado después de cerrar sus ojos un instante, choca fuertemente contra el pecho de un ser desconocido. Ante el impacto suelta los libros dejándolos caer al suelo, la fuerza masculina ocasiona que la chica resulte cayendo de nalgas, y mientras se quejaba, sus ojos se elevaban en busca del distraído que la tiró.

-¡¿Thompson, te encuentras bien?!, Disculpa... no fue mi intención lastimarte- el hombre se apresuró en extender su mano para ofrecerle su ayuda. Ámber dudó en aceptar, y con esa pequeña piquiña de por medio, resolvió por ella misma ponerse en pie- Déjame, yo lo hago- se ofreció al ser el único culpable de tirar los libros de la chica. Sin más espera se agachó para recogerlos, y mientras lo hacía, fue ágil en detallar los muslos femeninos como un pernicioso. Thompson se encontraba tan distraída sacudiendo su falda estudiantil deshaciendo cualquier suciedad que se le haya logrado pegar, que ni se percató de la manera en como la devoraban.

No sé puede negar a lo obvio, Ámber Thompson apesar de no tener una buena estatura como el resto de las chicas en la preparatoria, todo eso lo compensa su belleza. Pómulos rositas con evidentes lunares; su piel es blanca, labios carmesí, cabello negro y corto más arriba de sus hombros; ojos redondos, llamativos, grisáceos. Podrá ser delgada, con pechos pequeños, pero la compensa sus caderas, sus piernas cortas y su trasero.

La mayoría de chicos babean por ella, pero Ámber vive tan atemorizada, que prefiere mantenerse al margen, estar lejitos de todas esas miradas que para ella solo significan "Me van a violar", "Me harán daño".

-Disculpa si soy muy atrevido pero, ¿Tú tienes novio, Thompson?- el de bufanda suave le miraba sin tan siquiera parpadear, se sintió incomoda, no supo si responderle con la verdad o simplemente mentirle procurando en que el docente de informática no esté detrás suyo como perrito en celo.

-Y-Yo lo hago, profesor, no se preocupe- con el pulso a mil ella misma arrebató los libros que el hombre tenía entre sus manos para abrazarlos contra su pecho. Sus ojos no lo enfocaban directo, temía en que sería descubierta, y no le permitiría escapar.

-No me respondiste- el mayor compuso su postura y se cruzó de brazos- ¿Tienes, o no tienes novio?... lo digo porque eres una jovencita muy atractiva y...- al ir acercándose lentamente con ese toque de maldad, la pelinegra lo esquivo con rapidez pasando por su lado y quedando detrás de su espalda.

-Y-,yo si tengo novio, profesor- paso en seco, trato de verse muy valiente y no temblar. El hombre giró entre su propio eje para voltear a verla- Lo que pasa es que..... nadie ... lo conoce, pero yo sí tengo novio.... él me cuida mucho y...

-¡Oye!- dió un paso adelante, la chiquilla lo retrocedió- Está bien, no me tienes que dar explicaciones- se sonrió falsamente dulce- Pero sabes qué- formó una pose de pensamiento- A mi si me gustaría conocerlo, ¿No te importaría presentarmelo algún día?-

OBRA DE CARNE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora