Capítulo 18

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Siempre que le molestaba algo, o se enojaba, salía afuera para tomar aire, relajarse y hablar sin alterarnos. No sabía si eso era bueno o malo, pero al menos cuando volvía poco después intentaba arreglar lo que sea que hubiese pasado.

Mientras Aarón daba esa "vuelta" yo aproveché para leer la carta que Nico le dejó a Layla para mi. Aunque solo bastó ver su mala caligrafía y mi nombre escrito para volver a dejarla donde estaba.

Admití que ver de nuevo su letra hacía que recordara todo lo que pasamos juntos, y por eso la dejé encima de la mesa.

Decidí abrir la carta del colegio, que era más importante, aunque más o menos sabía lo que había escrito. Lo típico de que quieren hablar conmigo por mis notas, o para el consejo de estudiantes, porque sí, yo estaba dentro de ese consejo.

Antes, para no tener que estar cerca de Nicolás, hablé con uno de los directores para ver si podía entrar y así matar el tiempo en el colegio y llegar solo a mi casa a la hora de cenar. Eso me quitaba bastante tiempo para salir y divertirme, ya que tenía que estar todo el día en el colegio y, mi único rato libre era por la noche, y los fines de semana claro, pero me empezó a gustar estar dentro del consejo y ahora es algo que hago con mucho gusto. Antes no lo hacía.

Y, como me temía, era sobre las notas.

Bajó mucho mi nivel académico cuando pasó todo aquello. No comía casi nada porque no tenía hambre, ni me apetecía salir, hasta que pude seguir adelante y remonté.

Mi media académica era de un nueve y, cuando bajó a un seis, mis profesores llamaron a mis padres para ver si me ocurría algo.

Mis padres no sabían nada de lo mío con Nicolás porque no quise contarlo. Ahora, tampoco lo saben ya que pasé página y no vi la necesidad de seguir hablándolo y recordar el pasado.

Cuando me preguntaron, yo solo dije que tenía estrés y estaba agobiada porque no conseguía estudiar y, pareció que se lo creyeron, porque no me volvieron a preguntar si me pasaba algo más.

A partir de ahí supe que tenía que cambiar y, con ayuda de los únicos amigos que me quedaban en ese momento, Aarón y Layla, empecé a sacar de nuevo sobresalientes y a tomármelo todo más en serio.

En la carta también hablaba de mi presencialidad en el consejo estudiantil.

Hubo un tiempo que dejé de acudir muchas de las veces que tenía que hacerlo porque conseguí un trabajo de niñera por las tardes, ya que, en el que conseguí hacía unos meses me despidieron, y aún seguía sin entender el por qué.

Llevaba varias semanas cuidando de un niño llamado Tyler Collins, de doce años, y había días que tenía que quedarme con él, por lo que no podía ir a las reuniones.

Si sigue sin asistir, me temo que tendremos que entregar su dimisión al consejo de estudiantes.

¡¿Qué?!

No pude creérmelo. Estuve trabajando muy duro en el consejo para que quisieran expulsarme. Solo falté a cuatro de las reuniones y redacté el por qué de esas ausencias.

No podían hacerlo. Eso era algo importante para mi y no quería que me lo quitasen.

Quise ir al colegio para hablar con los directores, pero me di cuenta de que era bastante tarde y estaría cerrado, así que me quedé en casa pensando en lo que les diría en la mañana del siguiente día.

Mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora