Pasaron varias semanas después de aquel día y seguí yendo cada semana al psicólogo. Noté cómo mejoraba poco a poco, aunque todavía quedaba muchísimo por hacer, pero también me servía para desahogarme de cualquier cosa que me estuviera pasando en ese momento.
Nico y yo tuvimos una pequeña discusión por una tontería, que ambos supimos solucionar poco después, pero necesité llamar a Liam, mi psicólogo, para quitarme la tensión que llevaba encima.
Apenas pudimos vernos aquellas semanas Nico y yo, porque empezó a trabajar en una empresa de producción, diseñando y ayudando en la fabricación de los productos. Por eso había un poco de tensión entre nosotros, al menos yo eso notaba yo.
Tampoco quería que eso pasara, y sabía que en parte era por mi culpa porque le decía que sacaba tiempo para otras cosas y no para mi. Cuando le solté eso quise retirarlo en ese mismo momento, porque cuando tenía un poco de tiempo libre me llamaba para saber cómo estaba y salía con su madre a hacer recados y a ver a su familia.
Se volvió una situación complicada, además de que estuve pensando durante bastante tiempo sobre qué éramos él y yo. No teníamos ningún término que definiera nuestra relación, si puedo llamarlo así.
Un martes que salió del trabajo antes de las diez de la noche, fui a su casa y preparé algo para cenar con Celine. Cuando llegó lo vi cansado, pero sonrió al verme y preguntó qué hacía allí. Quise responderle con una tontería que se me pasó por la cabeza al escuchar esa pregunta tan obvia, pero me reprimí porque lo noté cansado.
Me acerqué a él y me puse de puntillas para darle un beso. Su madre le sirvió la cena en un plato y ambas nos sentamos junto a él para que nos contara cómo le había ido el día.
No salía otra cosa de su boca que no fuera "no os teníais que haber molestado en prepararme algo". No nos importaba a ninguna de las dos, de hecho, nos dio tiempo a conocernos un poco más y hablar sobre muchas cosas.
Nada más terminar de cenar, nos sentamos Nico y yo en el sofá grande y Celine en el pequeño que había al lado. Pusimos una peli pero Nico no duró mucho tiempo despierto. Apoyó su cabeza en mi pecho y yo le rodeé con el brazo para acariciarle el cabello. Cerró los ojos minutos después y quise morirme de ternura. Así no parecía la persona tan poco amigable que era en muchas ocasiones.
Miré a Celine de reojo y le dije que me iba a marchar porque se estaba haciendo tarde. No sabía qué hora era exactamente, pero el cielo cada vez se estaba oscureciendo más. Le di un beso a Nico en la frente y lo desperté con cuidado para no hacerle daño al levantarme. Abrió los ojos lentamente y se los frotó observándome recoger mis cosas.
Celine apagó la tele y se despidió de mi para subir las escaleras e ir a su habitación. Nico se levantó y se estiró soltando un sonido raro del cual me reí.
Esperé a que terminara para acercarme y despedirme.Me rodeó el cuello con sus brazos y apoyó su mejilla en mi cabeza. Respiró profundamente y me dio un beso en el pelo.
— ¿No te quieres quedar a dormir?
— Te dije que tenía que ir con Layla a comprar el regalo de Malena para dárselo mañana en su cumpleaños — le miré.
— Y yo te dije que lo tenías que haber comprado hace días.
Repetí lo mismo que dijo pero con voz burlona.
— Ya no puedo hacer otra cosa, así que tengo que ir mañana quiera o no.
Nico resopló y apoyó su barbilla en mi cabeza.
— Mañana temprano tengo que ir a trabajar así que solo vamos a dormir — me lanzó una mirada mientras sonreía.
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Mi vecino
Storie d'amore- Deberías darte cuenta de lo que haces antes de ponerte a juzgar con lupa a los demás - me miró furiosa. - ¿Y qué querías que hiciera? ¿Fingir que no pasaba nada cuando en realidad te miraba y solo era capaz de recordar aquel momento? - elevó los...