Narra Nico:
Me levanté de la mesa y respondí la llamada. No sabía quién era, el número no salía y cuando descolgué solo escuché una respiración. Me alejé de la mesa y pregunté quién era, pero tardó en responder unos segundos. La voz era varonil. Una voz familiar.
Lo siguiente que escuché fue una frase sobre mi madre, sobre lo atractiva que se veía desde que estaba mejorando, y una ligera risa. No dudé ni un segundo en levantarme e ir hacia donde estaba ella.Abrí la puerta del coche, me subí y pisé el acelerador. Los demás se levantaron detrás de mi confusos y preocupados, pero no quise dar explicaciones en ese momento. Ni siquiera quería darlas.
Mi móvil no dejó de vibrar en ningún momento y decidí escribirle a Layla para que no se preocuparan. Al fin y al cabo el problema era mío, no de los demás.
Salí del coche a toda prisa cuando conseguí aparcar y abrí las puertas del lugar de par en par.
— ¿Dónde está mi madre? — pregunté alarmado a la chica de recepción.
— No puede recibir visitas a esta hora.
— He dicho que dónde está mi madre — repetí de nuevo.
Todos los que había a nuestro alrededor se centraron en nosotros. Nos miraban sin quitarnos ojo de encima.
— Yo le he dicho que no puede ahora. Son las reglas — respondió despreocupada.
La paciencia se me estaba agotando y los nervios iban a poder conmigo. Ni siquiera noté que había gente mirando, solo quería saber dónde estaba mi madre.
— ¿Qué es lo que pasa? — entró el director del centro por la puerta.
— Quiere ver a su madre pero no es horario de visitas — le respondió en voz baja.
Él miró hacia mi dirección y suspiró.
— Pasa, García — señaló con dos dedos. Fui detrás de él como pude.
Me llevó a uno de los ascensores y subimos hasta la cuarta planta. Caminamos por el pasillo hasta adentrarnos en la habitación donde estaba mi madre, al lado de la ventana viendo una de sus series favoritas.
— Hola mamá — saludé.
Ella nos observó confundida y miró la hora en el reloj.
— ¿Qué haces aquí a esta hora? — preguntó con las cejas hundidas.
Giré la cabeza para mirar a Luca, el director.
— ¿Nos puedes dejar a solas? — asintió.
Salió por la puerta y la habitación se quedó de nuevo a oscuras. Solo nos iluminaba la luz que desprendía la televisión.
Me senté a su lado y la miré a los ojos.
— Sé que te va a sonar raro, pero tengo que hacerte la pregunta — le agarré ambas manos.
— ¿Qué pasa? No me asustes.
Inspiré y saqué todo el aire contenido.
— ¿Te has sentido observada últimamente?
— ¿A qué viene esa pregunta? — soltó una risa nerviosa.
— Tú respóndeme — insistí.
Enarcó una ceja y negó con la cabeza.
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Mi vecino
Romance- Deberías darte cuenta de lo que haces antes de ponerte a juzgar con lupa a los demás - me miró furiosa. - ¿Y qué querías que hiciera? ¿Fingir que no pasaba nada cuando en realidad te miraba y solo era capaz de recordar aquel momento? - elevó los...