A la mañana siguiente, las cosas fueron algo incómodas. Quizá no era incomodez, sino que no sabíamos cómo empezar una conversación, y por la mañana es más importante el silencio.
Estuvimos unos cuantos minutos de pie esperando delante de la puerta a que Layla saliera, hasta que decidí bajar al baño de abajo. Me aseé y salí para prepararme el desayuno. Giré mi cabeza y vi a Yael sentado en el jardín con su café en la mano observando algo en su móvil. Exhalé, agarré mi café y mi plato con tostadas, y me senté junto a él.
— Buen día — levantó ligeramente la mirada y me respondió.
Agarré mi móvil y le pregunté a Luca por mi madre. Me llamó por teléfono y pude hablar con ella unos minutos antes de que se fuese a la ducha. Suspiré aliviado cuando me dijeron que ella estaba bien, y todo lo demás en orden.
Dejé el móvil a un lado y miré de reojo a Yael. Estaba concentrado viendo un video sin sonido, mientras yo me quedé pensando en lo que me dijo la noche anterior. A lo de Bela. Él sabía entonces cosas sobre mi, o se enteró esa misma noche al vernos.
— Oye — intenté captar su atención. Pausó el video y me miró intrigado —. Ayer..., lo de anoche... ¿Qué viste? — dije finalmente. Yael se rió.
— ¿Qué quieres saber exactamente?
Justo en aquel momento, Layla y Seth se sentaron junto a nosotros para desayunar.
— ¿De qué habláis? — le dio un sorbo a su café con leche. Negué con la cabeza.
— El baño de arriba, que lo teníais bien ocupado — dije y ambos se rieron.
— El mañanero... — Lay torció la cabeza con una sonrisa juguetona.
— Bueno, que estamos desayunando eh — interrumpió Yael con su taza en la mano.
Seth soltó una risa mientras Layla le daba un bocado a su croissant. Nos quedamos en silencio hasta que Bela bajó y se sentó con nosotros. Incliné mi cabeza ligeramente al notar que se había intentado tapar con el cuello de su camiseta un pequeño moretón.
Fruncí el ceño y aparté la vista cuando me pilló mirando mientras hablaba con Layla. En realidad me pilló varias veces, ya que no podía quitarle ojo de encima. Yo por las mañanas me levanto con cara de no querer ni siquiera existir, y ella era todo lo contrario. Me dio envidia, para que mentir. Parecía que llevaba horas despierta.
Durante todo el desayuno estuvo hablando con Layla pero me lanzaba miradas de vez en cuando. Bueno, nos las lanzábamos. Es que estaba realmente guapa esa mañana.
Se levantó junto a Yael y Seth para recoger su desayuno.— Ya podrías haberte cortado un poco — soltó Lay en cuanto se levantaron todos de la mesa.
— En qué — me interesé.
— Lo del cuello — le dio un sorbo a su café —. Como para no fijarse, si se le nota desde lejos.
— Ya, pero te juro que no sé cómo se lo hice. Ni siquiera me acerqué a su cuello — hice un mohín de duda —. ¿O sí? — dije más para mi mismo.
— Pues tío — se levantó de la mesa con el plato vacío del desayuno —, para no acercarte le succionaste bien las venas.
Sonreí y puse los ojos en blanco. Me levanté después de ella y dejé mis cosas a un lado para lavarlas. Vi a Bela subir las escaleras con prisa para llegar a la habitación. La seguí hasta que salió del cuarto.
— Me asustaste — se puso la mano en el pecho mientras yo le agarré de la mandíbula y aparté la tela de la camiseta para ver mejor el moretón.
— ¿Cómo las viste?
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Mi vecino
Romance- Deberías darte cuenta de lo que haces antes de ponerte a juzgar con lupa a los demás - me miró furiosa. - ¿Y qué querías que hiciera? ¿Fingir que no pasaba nada cuando en realidad te miraba y solo era capaz de recordar aquel momento? - elevó los...