Narra Isabela:
Estuve bastante centrada en mis estudios y apenas salí durante los últimos días. Solo iba a clase, a hacer la compra, y algún que otro día me iba a algunas tiendas de ropa que había cerca de mi casa a darme algún capricho. Al fin y al cabo, la mayoría de mis cosas las pagaba yo, y las de casa, mis padres.
Hoy, tenía pensado hacer un plan de peli y manta, sola en casa, ya que no hacía buen día para salir y terminar de comprar algunas cosas que necesitaba, y como esa semana estuve estudiando estudiando demasiado, me merecía un día de relax y disfrutar de mi propia compañía.
Lo primero que hice al llegar a casa fue darme un baño en la bañera de hidromasaje de mis padres. Así pensaba en otra cosa y dejaba el estrés a un lado, ya que tuve que quedarme a comer en el instituto para terminar un trabajo con una compañera.
Estuve ahí metida durante una hora y media, mientras disfrutaba de aquel masaje que me proporcionaban los pequeños chorros que tenía alrededor de mi espalda.
Al salir, me sentí como nueva. Siempre recurrí a esa bañera para poder relajarme y no pensar en nada. Para poder dejar la mente en blanco el mayor tiempo posible.
Me dirigí hacia mi habitación para peinarme y ponerme algo cómodo. Opté por una camiseta bastante ancha de los Rolling Stones y me hice un moño despeinado, aún teniendo el pelo húmedo. Recogí todo lo que dejé por medio y bajé a la cocina para hacerme un café.
No me consideraba maniática del orden, pero prefería tenerlo todo ordenado y en su sitio, antes que tener que estar buscando mis cosas durante una eternidad.
Además del café, me hice una tostada de aguacate con miel. Algunos creen que era una combinación horrible, pero estaba riquísimo, por lo menos para mi. Lo llevé a mi sala de lectura, cogí el libro que dejé a mitad para seguir leyéndolo, y me puse mis gafas de pasta negra.
Me podía pasar así horas. Esos días son los que más disfrutaba, en compañía de mis libros, mientras comía algo que me preparaba para no tener que levantarme y desconcentrarme durante la lectura.
Había veces que, cuando me empezaba un libro me lo solía terminar el mismo día. Pero ese, titulado 'La chica de nieve', quería leérmelo sin prisas, para poder disfrutarlo poco a poco aunque no pudiera despegar mi vista ni un solo minuto de aquella increíble trama. Me costaba mucho cerrar el libro y ponerme con otras cosas, pero prefería leerme un poquito cada día para cuando tuviese que llegar a casa, tener algo por lo que querer llegar temprano y acabar de hacer lo que tuviera que hacer lo antes posible.
También adoraba leer sola. Al estar con gente me perdía y acababa sin saber por dónde iba, por eso, cuando tenía que estar con Ty, me llevaba un libro corto y del cual podía llegar a intuir la historia. Aunque muchas de esas veces me lo llevaba para nada, porque Tyler siempre quería hacer algo, y no tenía ni un pequeñito hueco para mi. No me solía quejar, porque me encantaba estar con él.
Terminé de leer y recogí todo para salir al patio a contemplar el cielo. También era algo que me relajaba mucho, y más cuando llovía. Ver las nubes moverse de un lado para otro, mientras caía el sol y salía la luna para avisarnos de que ya era de noche. Era maravilloso. Mientras lo observaba solía recordar bastantes momentos bonitos.
Tomé un poco de aire observando cada pequeño detalle de la naturaleza antes de entrar dentro y prepararme algo de cenar.
Mis noches se hacían muy repetitivas cuando no estaba Layla. Siempre tenía alguna idea para hacer juntas y había veces que lo extrañaba. Hacía días que no se quedaba conmigo a dormir, pero hablaba con ella las noches que su trabajo nos lo permitía.
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Mi vecino
Romance- Deberías darte cuenta de lo que haces antes de ponerte a juzgar con lupa a los demás - me miró furiosa. - ¿Y qué querías que hiciera? ¿Fingir que no pasaba nada cuando en realidad te miraba y solo era capaz de recordar aquel momento? - elevó los...