En el transcurso del viaje optaba por el nerviosismo más que de el plan en si. Los demás solo repasaban sus futuras acciones y alguna que otras veces recibía miradas. Que ganas de arrancarles los testículos.
Observé la ventana, la noche caía. Estaba pensando en mi familia, amigos, mi vida... Que poco a poco voy perdiendo la esperanza de ser salvada, porque por más que intente escapar de aquí es imposible.-Alison- Me dí media vuelta para ver quien me llamaba. Samuel.
-Llegamos, vámonos- Abrí la puerta y salí de la camioneta.
Estos tacones no ayudaban mucho, hacía demasiado tiempo que no usaba. Ni siquiera un vestido. Los demás me esperaban observando cada maldito movimiento que hacía.
-Qué?- Pregunté incrédula. -Intenten caminar ustedes con tacones- Continúe mi camino hacia aquella gran mansión. Nos detuvimos enfrente de esta.
-Saben lo que tienen que hacer cada uno?- Todos asientieron, excepto yo. Rubén me observó. -Alison?-
-Se lo que tengo que hacer. Seducir a un viejo verde y repugnante-
-Toma de mi brazo- Lo extendió para que entrelaze mi brazo. Lo hice.
-Vamos- Entramos. Un hombre de seguridad nos pidió nuestros nombres y luego me observó a mí. -Es nuestra asistente-
El guardía asintió.El lugar parecía un palacio de princesas de Disney. Sumamente gigante y demasiada formal. Gente rica bailando, riendo y bebiendo. Un hombre se nos acercó muy feliz para mí gusto.
-Muchachos!- Los chicos sonrieron, obviamente actuando.
-Como estás Ramón?- Rubén extendió su brazo para entrelazar sus manos con la de él.
-Como va todo? Menuda fiesta eh?- Habló Mangel.
-Si, la empresa a estado de suerte- Rió. Su vista fue a hacía mí. -Vaya vaya... Pero no sabía que veníais con una invitada. Madam- Me entrelazó su mano. -Es un placer señorita...- Esperó mi nombre.
-Erica, su nombre es Erica. Trabaja para nosotros como nuestra asistente- Habló Rubén rápidamente. Ramón asentía mientras estudiaba cada centímetro de mi cuerpo, Dios que asco de hombre.
-Entiendo, pues entonces no es importaría que la señorita Erica me acompañe por un rato?- Ay Dios no no no.
-Por supuesto, adelante- Me soltó para que vaya con aquel hombre asqueroso. Que triste que esto pase en la vida real, es decir esto es actuación ahora mismo. Pero que horrible es saber que algunos hombres repugnantes y sin cerebro utilicen a las mujeres como objetos que solo ellos pueden controlar.
Y este hombre después de hoy quedará con su sentencia de muerte por lo que hace.-Vamos señorita Erica- Caminamos. Dí una mirada rápida a los chicos. Rubén con toda la rabia del mundo, observaba como Ramón tenía su mano sobre mi espalda. Volví mis vista al frente y continúe con el plan.
Me llevó a su despacho.-Adelante- Cerró la puerta. -Toma asiento- Observé un sillón de color rojo. Me encontraba callada, pero tenía que seguirle el juego.
-Que lindo despacho señor Wolter- Sonreí. Imaginando mil maneras de matar a este hombre.
-Muchas gracias señorita...- Se acercó peligrosamente a mí. Mis nervios recorrían todo mi cuerpo. -Por qué no vamos directamente a lo divertido?- Me levanté de sillón para caminar hacia frente del escritorio. Me tomó de la cintura y comenzó a oler mi cuello. Dió un pequeño beso en este. Su mano se dirigió a mi espalda, para bajar despacio el cierre de mi vestido.
Lentamente tomé unas tijeras de aquella mesa de madera donde me encontraba. Rápidamente se lo clavé en el estómago.
Comenzó a gritar de dolor, pero eso no lo detuvo. Se acercó a mí.-Maldita zorra!- Me acorraló en el escritorio y me sacó el vestido.
-Suéltame!- En ese momento estaba rezando. No tenía salida.
-Si le pones otro dedo encima considerate muerto- Escuché su voz. Ramón levantó sus manos. Salí de ahí. Observé a todos con armas en manos, apuntando y acorralando a Ramón. Rubén tenía un arma apoyando en la cabeza de este.
-Qué estás haciendo Doblas!?- Gritó. Rápidamente tomé mi vestido y me tapé. Ya que me encontraba en ropa interior.
-No voy a volver a permitirte que sigas dañando a mujeres. Y mucho menos a esa mujer- Me señaló. Ramón rió.
-No me digas que te enamoraste Rubén- Comenzó a toser, estaba perdiendo mucha sangre.
-No. Eso no te incumbe. Solo que a partir de hoy dejarás a todas las mujeres en paz, maldito asqueroso- Continuó riendo.
-Y que vas a hacer al respecto, eh?-
-Esto- Apretó el gatillo. La sangre de Ramón se esparció por toda la habitación. Incluso a mí. Comencé a vomitar, me estaba sintiendo demasiado mal. Los demás se acercaron a mí.
-Estas bien?- Preguntó Rubén. Negué. Guillermo me trajo una manta y me la colocó. -Vamos- Me levantó como una pareja de recién casados.
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Síndrome de Estocolmo. RDG
FanfictionAlison Parker una de la inspectoras más famosas de España, la convocan para la investigación de un multimillonario desaparecido. Ella al aceptar el caso le lleva al peor momento de su vida, recibiendo llamadas con amenazas de muerte y de violación...