Capitulo 2

23 1 0
                                    

Al llegar a casa, tomé una ducha. Necesitaba refrescarme y pensar con claridad mi decisión. Tenía miedo lo admitía, sería mi primera vez investigando un caso a nivel nacional. Y en las consecuencias que este me llevaría.

Al salir con la toalla enrollada en mi cuerpo, entré a mi habitación y me observé al espejo. Solté un gran suspiro, si decía que si tenía en claro que no había marcha atrás y se decía que no seguiría con las investigaciones pequeñas que tanto me gustaba hacer.

Al día siguiente, me encontraba leyendo lo que se sabía hasta ahora del caso de José Rivera, "-Se lo vió por última vez en la calle Hilton. No había ni una cámara de seguridad, puesto que no se pudo observar hacia donde se dirigía-"

-Un momento, calle Hilton? Dónde hay un callejón?- Continué leyendo, habían investigado su casa y no hallaron nada, ninguna pista. -Eso es mentira siempre hay una pista en las casas, SIEMPRE- Al estar tan concentrada tocan la puerta. -Pase- Grité para que se escuchara.

-Siento interrumpirla inspectora- Habló con un tono de seriedad- Pero alguien solicita su presencia-

-Quien?-

-Pase señora- Germán dejó pasar a una señora, más o menos de cuerenta y cinco años. Se le observaba que traía los ojos llorosos y unas ojeras incurables. -Las dejaré solas- Se fué cerrando la puerta tras de él.

-Buenos días- Saludé con amabilidad.

-Inspectora...-Habló a punto de quebrarse en llanto. -Necesito su ayuda...-

-Tome asiento- La ayudé. -En qué solicita mi ayuda?-

-Mi... Mi esposo... José...-Comenzó a llorar con tristeza-

-Esposo? José? José Rivera?- Con que estaba casado eh?

-Así es, ayúdeme inspectora- Se levantó del asiento y me tomó del pecho. -TIENE QUE AYUDARME INSPECTORA, LE PAGARÉ TODO LO QUE HAGA FALTA, PERO POR FAVOR BUSCA A MI ESPOSO!- Volvió a romper en llanto. No sabía que decir me rompía el corazón verla llorar de esa manera, tan angustiada por una perdida.

-Tranquilicece señora- Intenté calmarla.

-AYUDEME INSPECTORA PARKER, POR FAVOR! LA POLICÍA NO AYUDA EN NADA Y QUIERO QUE LO ENCUENTREN. SOLO PODRÉ CONTAR CON USTED!- Lo único que me salió decirle fue.

-Haré lo que pueda señora- Ella me observó con una pizca de esperanza, sonreí- Lo encontraré- Afirmé segura. Ella se me aventó encima, con un abrazo que no olvidaré jamás. Con esperanza y amabilidad.

-Muchísimas gracias inspectora! De verdad muchas gracias!-

-De nada- Al ver la desesperación de esa señora, su búsqueda me llegó al corazón. Esa es mi debilidad se podría decir, tenía que ayudarle. Y me prometí que encontraría a José Rivera.

Pero lo que no sabía que sería la peor decisión que pude haber tomado en mi vida.

Síndrome de Estocolmo. RDGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora