Capitulo 8

29 3 2
                                    

El de ojos claros sacó un cuchillo de su pantalón y me miró a los ojos. Sus dos compañeros comenzaron a reír de forma psicópata. Al igual que su jefe. Estaban completamente locos!
Observé a Rivera, estaba muy maltratado.Con golpes en cada orificio de su cuerpo, estaba muy enfermo, tocía. Estaba demasiado mal.

-Escuche inspectora, esto es simple... Solo tiene que hablar y decirme que es lo que sabe de nosotros- Lo observé anonadada estaba loco. Sabía lo que haría. -Sino habla me temo que el Señor Rivera se despedirá de usted muy pronto- Rozaba el cuchillo por toda la cara del pelinegro, con intención de intimidarlo.

-P...ero ya s...saben todo lo que se...-Dije casi temblando, no me salían las palabras. No tenía fuerza, y no quería presenciar lo que tenía planeado hacer.

-Alison- Una oleada de nervios me invadió al escuchar mi nombre de su parte. -No somos idiotas- Habló autoritario. -Habla ahora- Ahora el recorrido de ese cuchillo acabó en el cuello de José. Bajé la mirada, no sabía que hacer. Todo lo que se, tendría que exponer a mis compañeros inclusive. Pero solo le diré una parte.

-Se que se hacen llamar los Dementes, una banda que se encarga de ajustar cuentas con multimillonarios-

Él de ojos claros bajó el cuchillo a el estómago del dinerado e hizo un corte en este. Comenzó a gritar del dolor, yo solo observaba con lágrimas en mis ojos, con tristeza.Viendolo sufrir.

-Basta! Por favor!- Grité moviéndome tratando de liberarme para salvarlo, pero era inútil.

-Creo que no fui claro inspectora, todo lo que sepa- Recalcó las últimas palabras.

-No... Puedo- Baje la mirada. Comencé a llorar.

-Está bien- Dijo frío. Escuché pasos hacia mí, los dos hombres ambos con máscaras, me levantaron el mentón para observar a José y al hijo de puta de su jefe. -Está decisión fue suya inspectora- Yo solo lloraba pidiendo piedad. -Cómo bien dije antes, disfrute del espectáculo- Fue la gota que colmó el vaso. Comenzó a clavar una y otra vez, el filo de metal a Rivera. Repetida de veces. Yo gritaba para que se detuviera. Era horrible, tenía náuseas. Por qué tenía que precenciar aquello? Tenía que salvarlo, no matarlo...

Dió el último clavo, y calló de la silla en que se encontraba, boca abajo. Dejando un gran chorro de sangre por todo el suelo.

-Vio lo que hizo inspectora? Lo mató- Yo solo lloraba, no podía creer lo que había pasado. Los dos compañeros me soltaron, provocando que mi cabeza pese y baje la mirada. -Sólo tenía que hablar- Volvió a agacharse a mi altura. Con el cuchillo, con sangre, rozó mi mejilla. -Es muy hermosa inspectora, siento que halla tenido que presenciar aquello- Recorrió cada centímetro de mi cara con aquel objeto, víctima de una muerte. Tomó mi mentón y clavó sus ojos con los míos. -A partir de ahora, ya nada será como antes Alison. Estarás con nosotros. Ahora nos perteneces- Me soltó. -Cheeto, Staxx, reunión- Le habló a sus compañeros, estos asintieron y salieron de la habitación. El tras de ellos, me observó. -Volveremos en un momento- Cerró la puerta.

Síndrome de Estocolmo. RDGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora