Capitulo 28

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No sabía que indicios me daría la vida o mi realidad. Pero al observar a aquel hombre me iba a dar dolor de cabeza o esperanza, pero esto último había que quitar.
Tenía que admitir que era demasiado parecido a Rubén, pero versión con una gran diferencia de edad. Su cabello obtenía canas y una ligera capa de barba.

Me observo de reojo, con una expresión de seriedad y gracia, acto que me incomodaba al no saber que era lo que causaba aquello.

-Hector?- Rubén bajaba las escaleras junto con los demás. Quién mostraba confusión al ver dicha figura en el portal de su casa.

-Cómo estas Rubén?- Lo observó entrando lentamente a la casa, sin permiso.

-Que haces aquí?- Lo observé. Se encontraba serio, una expresión de enojo se apreciaba. Caminó hasta colocarse delante de mí. Acto que me provocó mil preguntas.

-Muchachos! Que tal estáis?-

-Rubén le hizo una pregunta- Habló Mangel. Serio al igual que los demás.

-Solo vengo a charlar- Sonrió ligeramente. -No pretendo hacer ningún tipo de truco, ni nada por el estilo- Elevó sus manos en señal de inocencia.

-No creo sea el momento indicado- Rubén se encontraba con una mirada intimidante, estudiando cada movimiento de aquel hombre.
Este último me observó y rió. Bajó un poco su cabeza y habló.

-Acaso...- Caminaba lentamente hacia Rubén y conmigo detrás. -Te está gustando la inspectora de policía, hijo?- Se encontraba en un paso hacia el ojiverde, actuando de forma irónica.

-No me puto jodas, de acuerdo?- Lo amenazó. -Quiero que te vayas-

-Yo solo quiero hablar- Rió sarcástico. -No puede ser que te pongas de esta forma.

-Te vas por las buenas o por las malas?- El hombre apartó la vista de Rubén, para observar a su alrededor. Dónde los demás lo apuntaban con pistolas. Es increíble que estuvieran preparados y bien entrenados para cualquier acto. -Elige Héctor- Este resopló, observando seriamente a su hijo.

-Rubén estás tomando una muy mala decisión a todo esto- El nombrado lo observó. -Dame a la inspectora, yo la tendré. Sino quieres ir a la cárcel antes, obedece-

-Yo lo tengo controlado no te preocupes. Ahora vete-

-No te puedes enamorar de ella hijo! No lo entiendes!-

-Yo no estoy enamorado!!!- Gritó. -Cumplo un deber, eso es todo! Deja de meterte dónde no te importa y lárgate!- Enfurecido lo empujó. Héctor, así era su nombre, se tropezó un poco.

-Yo! Yo te convertí en esto!!!- Habló. -A todos ustedes! Y así me lo agradecen!!!- Rubén tomó el arma de Willy, y apuntó a su padre.

-Ya me cansaste!- Disparó hacia el suelo en forma de advertencia. -El otro va hacia tí. Última oportunidad-

-Le harías eso a tu padre Rubén?- Este último suspiró.

-Tú puedes ser mi padre biológicamente, pero fuera de eso, no eres nada. Lo único que eres es un monstruo- Dijo enojado.

-Volveré hijo. Y me llevaré a tu noviecita a un prostíbulo, pagarán muy bien por ella- Disparó hacia la mano del hombre. Este gritó de dolor.

-Atrevete a volver o a tocarla, y juro que te mataré. Oíste?- El hombre caminó hacia la salida, aún con su mano sangrando.

-Volveré...- Se había ido.


Síndrome de Estocolmo. RDGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora