Síndrome de Estocolmo. RDG

Capitulo 13

Mi cabeza me mataba, no podía dormir. Me encontraba sentada aún costado de la ventana. Estaba pensando mil maneras para que Rubén y su grupo de mierda mueran. También buscando alguna salida, la ventana se encontraba con la persiana baja. Intenté múltiple de veces abrirla, pero me era imposible.

Abrieron la puerta, eran dos del grupo. Uno musculoso, bastante bien trabajado. Al igual que el otro pero este tenía los ojos algo achinados.

-Rubén te busca. Vamos- Me ordenó. No tenía otra escapatoria. Así que los acompañé, iba frente a ellos. Y podía sentir sus miradas constantemente. Dios! Quiero sacarles las bolas a todos.
Caminamos por un pasillo y luego bajamos las escaleras. Observaba la casa con atención, era muy hermosa la verdad.

-Por aquí!- Había una puerta con el signo de la "D", claramente su logo. Abrieron la puerta y me hicieron entrar, ellos igual detrás de mí. Estaban todos allí y Rubén sentado en una silla, que al observarme se levantó.

-Vaya vaya... Miren quién está aquí...- Caminó alrededor con una sonrisa en su rostro. -Cómo está inspectora?- Paró enfrente de mí.

-Qué te importa?- Conteste de mala forma. Él rió pero me comenzó a dar miedo cuando su rostro cambió radicalmente.

-Sujetenla- Ordenó a todos. Rápidamente reaccioné, tomé la puerta y la abrí. Corrí rápidamente por el pasillo de lejos observé la salida.

Narrador omnisciente

El grupo de dementes observaban a la castaña desde la ventana, tratando de escapar. Bajo la tormenta de nieve que se podía apreciar.

-Hay que ir a por ella!- Gritó a Alex.

-Rubén?- Preguntó Luzu.

-Vamos- Caminó enojado hacia la puerta. Estaba totalmente despreocupado. Primero, estaba nevando y ella solo traía un camisón. Segundo, no había persona que le entienda el idioma español y por último era un pueblo pequeño, nadie se encontraba afuera por el frío.

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Estaba muy mareada, me estaba congelado. Mi cuerpo dolía, no podía aguantar más caminando. No había nadie en el lugar. Ni un alma. Estaba perdida. Mi vista me fallaba, veía todo nublado. Me caí. De lejos observé personas caminando hacia mí, pero perdí totalmente la conciencia.

Parpadié y observé a alguien sentado en el borde de la cama. Aún con la cabeza dandome vueltas, me senté en la cama.

-Intentaste escapar y mira lo que te sucedió- Me observó. Traía una lata de cerveza consigo. -Tenías fiebre- Dió un sorbo de su bebida. -Ahora...- Dejó la lata en la mesita de luz y se acercó un poco más a mí. -Te advertí que no me provoques y que no intentaras escapar, pero que haces? Todo lo contrario de lo que se te pide- Su mirada seria, me sacaba de casillas. -Ahora estás enferma e indefensa, no puedes hablar porque no tienes voz, aún tienes fiebre y seguramente dolor de cuerpo- Claramente lo que decía tenía razón. Se acercó a mi oreja nuevamente. -Tendrás tu castigo tarde o temprano- Susurró poniéndome nerviosa. Se levantó de la cama y tomó su bebida.

-T... Te... Odio- Traté de decir. Con rabia y enojo.

-Yo también inspectora- Me guiñó el ojo y se fue cerrando con llave.