"El primer encuentro entre dos personas es como el contacto físico entre dos sustancias químicas; si se produce una reacción las dos se transforman"
Iba de camino a la librería porque estos me enviaron un mensaje. El cual decía que podía pasarme a las cinco para recoger mi libro, ya que había habido un error y que ya estaba solucionado. Así que nada más terminar de comer, fui directo al centro comercial, pero como tuve que coger dos bus tarde un poco más en llegar. Iba con prisas porque tenía que llegar pronto a casa, ya que tenía que estudiar y pensar en el dichoso trabajo que tenía que entregar mañana por ir de lila, pensando en nimiedades. Nada más llegar a la librería me acerque al mostrador y pregunte por el mensaje. Entonces cuando la mujer me dijo que me esperaban para devolvérmelo, me extrañé mucho y pregunté quien, a lo que escuché una voz detrás de mi contestar mi pregunta. Cuando me giré me sorprendí al verlo, a la vez que sentí una fuerte corriente eléctrica recorrer mi todo cuerpo al ver que se trataba del mismo hombre de ayer, con el cual me choqué. Vestía con un pantalón vaquero y una camiseta corta roja, que parecía pegada a su apolíneo torso; marcándose cada abdominal, igual que en las cortas mangas sus fornidos brazos. Este sujetaba un paquete mientras sonreía de lado y me miraba con aquellos hermosos ojos azules; como el cielo al medio día
- hola, me llamo Enzo y soy el que se chocó contigo ayer – dijo este ofreciéndome su mano para saludarme; lo cual evite, pero al escuchar lo que este dijo me acorde del nombre que venía en el sobre de papel, Enzo Adams. Entonces caí en cuenta de que al chocarnos se nos cayeron los libros y al recogerlos con prisa no me di cuenta de que me llevé el suyo y el, el mío – ayer sin querer cuando nos choquemos me acabé llevando tu libro por error... – explico este y entonces me acorde de que no había traído el libro, ya que nada más salir de clases me vine directo hacia aquí.
- hostia, el libro – dije llevándome una mano a la cabeza al darme cuenta el error que había cometido. Había venido a por mi libro sin pensar en que tenía que devolver el otro – perdona, pero es que con las prisas se me olvido traerlo – dije escusándome avergonzado, pero este se limitó a sonreír como si algo le hubiese echo gracia – si quieres, puedo ir a por él y traértelo o enviarlo a la dirección que me pidas – dije verecundo al ver como este se reía por lo estúpido que había sido.
- no te preocupes, no me urge mucho y puedes devolvérmelo otro día – dijo este con una encantadora sonrisa la cual me desarmo por completo – toma – dijo este ofreciéndome el paquete con amabilidad, pero al cogerlo roce sin querer mi mano con la suya y entonces al entrar en contacto con él una chispa eléctrica atravesó mi mano al unisonó que una imagen entro en mi cabeza.
Esta se trataba de un gran lobo con el pelaje negro como el carbón, pero con un brillo verdoso en él y unas grandes, pero finas y largas astas de color bronce. Este era majestuoso y hermoso, pero lo más hermoso de este eran sus preciosos ojos azules; con una heterocromia de color rojiza en uno de ellos. Esta imagen duro poco más de un segundo, ya que por inercia aparte mi mano por la corriente eléctrica y la imagen desapareció en mi mente. Este al notar como aparte mi mano remplazo su sonrisa por una expresión de confusión.
—gracias— dije abriendo el sobre para sacar el libro de este y al ver que era el mío sonreí satisfecho—bueno mañana volveré y dejaré su libro aquí o si me facilita una dirección se lo puedo enviar—dije amabilidad mientras esquivaba su mirada, para que sus ojos no me volviesen a hechizar.
- sí, claro – dijo este con amabilidad, pero al ver que me marchaba rápidamente volvió a hablar – oye, ¿puedo invitarte a un café? – pregunto este sonriendo y yo lo mire confundido por su oferta, ya que no me imaginaba por que querría hablar conmigo un desconocido – por casi romperte tu teléfono ayer – dijo el al ver que me extraño su propuesta a la vez que me sonreía con aquella hermosa y atrayente sonrisa.
—Gracias por la oferta, pero no puedo, tengo que estudiar—dijo escusándome, ya que, aunque era verdad, tampoco tomaría algo con un desconocido; que era demasiado atractivo y guapo como para ser confiable.
- vale, entonces toma mi número - dijo este rápidamente sacándose una tarjea del bolsillo y ofreciéndomela, la cual estaba escrito su nombre y su número de teléfono – así cuando tengas tiempo me avisas para tomar un café y darme mi libro – dijo este sonriente y yo dude en aceptar, pero esa seductora sonrisa que junto con sus hermosos ojos me hechizaban y me acabo desarmando por completo. - vale, está bien – dije cediendo y cogiendo la tarjeta para luego marcharme.
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El Sol Poniente(Editando)
Random"El me miró y sonrió, acerco sus labios junto a los míos, sintiendo su aliento junto al mío y el aroma de su piel. Al unir nuestros labios sentí una chispa eléctrica encender mis nervios, el movía lentamente su boca consiguiendo que la mía siguiera...