“El cuerpo responde al amo; con el cantar de un susurro al oído y la chispa encendida por el leve roce de una caricia, pero solo un beso, un beso de tus labios puede encender la vida”
En el momento que sus labios alcanzaron los míos, una chispa ardiente hizo reaccionar los míos; como si él hubiese pulsado un botón en mí que hizo poner en marcha mi cuerpo. Encendiendo el motor de mi interior que al arrancar pone en marcha cada mecanismo de este, haciendo hervir mi sangre y prendiendo mis nervios, para que ambos hagan funcionar mi cuerpo, sin mi control.
Al principio me sorprendí cuando este me beso, pero esto apenas duro unos pocos segundos, ya que al momento de posar sus labios sobre los míos todo se desvaneció en mi mente, a excepción de él y su boca. Primero me dejé llevar por sus dulces e inexpertos labios, pero rápidamente logré tomar el tomar el control de aquel apasionado y dulce beso, hasta convertirlo en algo más frenético y febril con apasionados movimientos. Mientras sus suaves y delicadas manos se posaron en mi pecho y mis manos lo atraían más a mí, para sentirlo mejor con mi cuerpo; con una mano agarrando su sensual cadera y la otra su delicada y nívea mejilla, que al más enrojecimiento hacia cambiar el tono de su piel a un rosa pastel. Luego mi lengua no tardo en querer sentir la suya, por lo que se lanzó en su búsqueda abriéndose paso por suaves y rosados labios hasta llegar a su interior y encontrar a la de Gael. Juntas iniciaron un ferviente tango apasionado y sensual, en donde te deleitabas de la pasión que el beso producía haciéndote querer más y más, hasta ser consumido por este mismo.
De repente un fuerte sonido junto al carraspeo de alguien interrumpió el momento haciendo que Gael se detuviese y acto seguido terminase el beso. Luego el miro hacia un lado y con una expresión de sorpresa se terminó de separar de mí. Yo molesto miré en la misma dirección para encontrarme a Julio, al parecer este había entrado al baño y nos había sorprendido besando. Gael al ver a este rápidamente salió del baño pasando por su lado y con tanta rapidez que no pude evitar que se volviese a escapar de mí.
- Lamento haberos interrumpido, pero tenía que entrar al baño y no me esperaba encontraros aquí – expreso avergonzado por el momento.
- No te preocupes – conteste con una cordial sonrisa mientras pasaba por su lado y salía del baño para seguir a Gael.
Ahora más que nunca tenía que hablar con el, ya que antes no estaba tan seguro de si el sentía lo mismo que yo, pero bastó ese beso para despejar cualquier duda que tenía. Ya me confirmo al besarme que también le gusto del mismo modo que el a mí, además de corresponderme, por lo que con más razón debíamos hablar sobre esto que sentimos y qué hacer con ello. Yo quiero más de él, necesito más de el. Conocerlo hasta el mínimo detalle y profundizar en esto que sentimos, para saber más. Ya que nunca en mi vida había sentido algo así de grande, hermoso, pasional y fuerte por nadie, yendo más allá de una fuerte atracción física. Por lo que tengo que entenderla y sentirla mucho más, siendo el la única respuesta a este acertijo.
Al salir del baño miré en todas direcciones intentado encontrar a Gael entre los invitados, pero no lo encontré por lo que salí de donde estaba y seguí buscando.
Al salir del baño corrí desesperado con toda la rapidez que pude, intentando salir lo entes posible de aquí. Estaba avergonzado y asustado por lo que había pasado en el baño. No solo porque Julio me vio besando a otro hombre, sino porque ese hombre es nada menos que Enzo Adams, uno de los hombres más importantes y mujeriegos de Málaca, además de estar estrechamente relacionado con varios personajes de mi familia. Esto es lo que lo hacía demasiado peligroso para mí, ya que a excepción de unas cuantas personas cercanas a mí, nadie más sabe de mi orientación sexual. Y que ocurra algo como esto y alguien más se dé cuenta será desastroso, ya que si por alguna razón mi padre se enterase entraría en colera y mucho más si se entera de quien es la otra persona. Aparte de esa situación huía de Enzo, pero no porque le tuviese miedo a él, sino a mí. Tengo miedo de lo que este me hace sentir, con sola una mirada o un leve roce de su piel, temor de esa pasión que despierta en mi con solo un beso que me enciende hasta hacerme arder de deseo. Desde que lo vi sentí una fuerte atracción hacia él, tanto que me costaba mantener la máscara mientras estaba a su lado. Era un gran esfuerzo, pero yo se esconder demasiado bien lo que siento, ya que llevo escondiendo mi profundo dolor y ganas de perecer, sin que nadie se diese cuenta de lo que verdad siento, así que podría mantener a raya mis sentimientos por Enzo fuesen lo que fuesen, pero al parecer me equivoqué. Desde que me beso por primera vez, algo en mi despertó y se desato de las cadenas con las que yo lo aprisionaba; una terrible pasión que me hace desear y sentir sentimientos que no sabía que existía. Y cuando hoy lo tuve tan cerca de mí, después de haberlo estado sin ver unos días algo en mi se volvió a liberar y perdí el control de mi cuerpo, para luego ser esclavo de mis fervientes impulsos primarios y acabar besándolo. Nunca había perdido el control de mí mismo a tal extremo de besar a alguien como me paso antes, por no hablar de lo que sentí al besarlo. Esta vez fue más intensa y pasional que la otra vez, sintiendo cosas que nunca he sentido y siendo arrastrado por una ola de pasión. Y eso es lo que me asusta, tengo miedo del dolor que me pueda hacer sentir si sucumbo a esa pasión, ya que conociendo el historial de Enzo, sé que más que pronto se acabara cansando de experimentar con un insignificante y desagradable chico, para volver a la conquista de cualquier elegante y preciosa mujer, tal y como lo ha hecho siempre. Por eso me empeño en alejarme de él, porque no quiero sentir más dolor del que ya guardo en mi interior. Ya que vivo con enterrando el dolor y la tristeza de lo que he pasado en lo más profundo de mi ser, y sé muy bien que un golpe como el que pienso que puede darme Enzo, acabaría rebasando el vaso de agua y sacando a flote todo el dolor que me empeño en esconder.
Tras salir a tomar el aire fuera para despejarme, volví a entrar y me dirigí a mi mesa, ya que mi madre me llamo para preguntarme dónde estaba y que entrase para comer, que los camareros ya traían los platos a la mesa. Mientras iba de camino a mi mesa, pude ver a lo lejos a Enzo hablando con su hija y su hermana, así que me armé de todo el autocontrol que tenía y me acerqué a mi mesa sin detenerme en mirarlo. Durante la cena apenas hablé y probé bocado, ya que apenas tenía apetito y ganas de hablar, por lo que tuve que hacer un gran esfuerzo por comer algo y seguir la conversación a mis padres. Al cabo de un rato vinieron a la mesa Celia con Connor para hacerse fotos con nosotros y luego esta me arrastro a al lado de Shaina y Elsa para seguir con las fotos, y al terminar fuimos a la barra a pedir una copa mientras conversábamos. A los minutos de estar conversando, se acercó a nosotros Enzo y su hermana, para saludar a Celia y esta comenzó a presentarnos.
- Ellos son Elisabeth y Enzo Adams, los primos de Connor – dijo presentándonos a estos – ellas son mis primas Shaina y Elsa, y el es su hermano Gael.
- Encantado – expreso Enzo con una cordial sonrisa mientras daba dos besos a cada una de mis hermanas. Elsa correspondió con su alegría simpatía natural, en cambio Shaina lo hizo con una expresión forzada. Y cuando fue mi turno rápidamente alce el brazo para darle la mano. Enzo rápidamente capto mi intención y me dio la mano a la vez que me ofrecía una picara sonrisa y movía su pulgar para acariciar mi mano sin que nadie se diese cuenta, pero yo no quería seguirle el royo, por lo que acabe soltando su mano con rapidez.
- Shaina y yo ya nos conocemos del trabajo, y a Elsa he tenido el gusto de conocerla antes, pero no conocía a su hermano – dijo Elisabeth saludándome con dos besos que yo correspondí – pero para excusarme tengo que decir que se parece más a Celia que a vosotras, aunque ahora que te veo bien eres exacto a tu madre – afirmó con simpatía y todos se rieron dándole la razón.
- Está claro que los tres habéis heredado la belleza de Celeste – declaro Enzo con una gran picardía, a lo que solo Elsa y Celia sonrieron, o al menos eso pareció, ya que yo interprete una leve sonrisa y Shaina lo ignoro. Luego estos se pusieron a conversar mientras yo me limitaba a asentir y responder con frases cortas de vez en cuando cada vez que Enzo intentaba meterme en la conversación, mientras me esforzaba por ignorar sus miradas y me tomaba mi copa. Después llego Connor para decirles algo y se fueron con Celia, para hacerse una foto con estos.
- Por fin se ha ido – dijo casi en voz baja seguido de un gesto cansino.
- Pues sí, porque era demasiado pesado – contesto Elsa cogiendo su copa y dándole un sorbo.
- Te lo juro que no lo soporto, y más cuando se intenta coquetear con nosotras – respondió Shaina molesta.
- Ignóralo – contesto Elsa mirando la pantalla de su teléfono – Enzo es uno de esos tíos que quieren lo que no pueden, pero que cuando lo tienen rápidamente se cansa y lo deja tirado donde sea, como le paso a la pobre de Estela – dijo mientras escribía algo en su móvil y Shaina le dio la razón asintiendo con la cabeza.
Luego de esto se acercaron unas chicas y empezaron a conversar con ellas, y yo aproveche para escabullirme a mi mesa con mi siguiente copa. Sabía que no tendría que estar bebiendo tanto, pero me daba igual. Hoy tenía la excusa perfecta para beber sin que nadie me lo impidiese o se molestase, ya que podía excusarme con el festejo de la cena. Así que hoy podría tomarme mi bourbon tranquilo e ignorar todo lo demás.
Después de estar buscándolo por un rato me acabé sentando en la mesa para cenar con mi hija y a los minutos de sentarme vi como este se aproximaba a su mesa, sin mirarme ni un solo segundo. Durante toda la cena no pare de observarlo con sutileza, esperanzado a que este me correspondiese la mirada, pero no fue así. Este se mantuvo impasible toda la cena, sin apenas hablar. Luego Connor y su prometida se acercaron a su mesa y se hicieron fotos con estos, para luego Celia llevarse a este a la mesa de sus primas. Mientras veía a Gael, no podía parar de pensar en porque este se estaba comportando así, ignorándome de tal modo; como si no me conociese. Y entonces me acorde de como reacciono cuando Julio nos vio en el baño, o lo que le dijo su hermana el sábado cuando nos vio. ¿acaso seria eso? ¿podría ser que nadie supiese de su orientación sexual y por eso se comporta así?; porque tiene miedo de la opinión de los demás. Estoy seguro de que es por algo de eso. Por lo que sin más le pedí a mi hermana que fuésemos a felicitar a Celia y así me presentaba a sus primas.
Al acercarnos Celia nos recibió con una sonrisa y nos presentó a sus primas, Shaina y Elsa. La primera no recibió mi saludo con mucho agrado, incluso pienso que le desagrado, algo que nunca mea pasado con una mujer. La segunda casi de lo mismo, pero lo disimulo bastante bien, ya que me dedico una leve sonrisa que llegue a intuir, que era actuada. Cuando llego el momento de presentarme a Gael, este permaneció impasible, ya que al momento de acercarme para saludarlo con un beso en la mejilla el me rechazo ofreciéndome la mano como saludo. Esto me sorprendió, pero me confirmo lo que ya intuía. Por lo que respondí el saludo agarrando su mano, pero yo supe aprovechar ese leve contacto, para acariciar sutilmente el dorso de su mano con mi pulgar. Luego de que Celia presentase a Beth a estos, ella alabó el parecido de Gael con su prima y su madre, a lo que yo aproveché para piropear la belleza de Gael mientras lo miraba, pero enmascarándolo de tal forma que no supiesen que me refería a el. El comentario pareció agradarles a las chicas, menos Gael que pareció molestarle, ya que me propino el piropo con una fría mirada.
En el rato que estuvimos conversando con las chicas, yo intente varias veces meter a Gael en la conversación, pidiendo su opinión o preguntarle, pero este me respondía de manera fría y evasiva, con gestos o respuestas cortas. Luego Connor vino y nos pidió hacernos una foto en familia con Celia, y nos marchemos con él. Después me entretuve hablando con varios conocidos, por lo que acabé perdiéndole la pista a Gael.
Creí que esta noche tendría mi oportunidad para aclarar las cosas con Gael, pero la noche estaba yendo de mal en peor. Primero por ese pasional beso de antes que me saco de las dudas que tenía, pero luego surgieron más y peores. Ya que si sentíamos lo mismo, porque no aceptarlo y experimentarlo. Después el modo tan frio en cómo me ignoraba y me miraba, como si yo fuese la peor persona del mundo. Tenía que volver a hablar con él antes de que terminase la noche, pero tenía que ser a solas y con tanto conocido y familiar cerca lo veía imposible.
Recé a la luna para que me ayudase, y al parecer esta me escuchó. Ya que por arte de magia vi a Gael sentado solo en su mesa, así que agradecido me acerqué a este con paso firme hasta mi mesa.
Al llegar me senté en la silla más próxima a la de Gael y que estaba de espalda a la suya, mientras este miraba su teléfono.
- Por fin quedas libre para hablar conmigo – dije a este sabiendo que me escucharía, aunque estuviésemos de espaldas, pero no recibí respuesta alguna de este – ¿qué pasa? ¿vas a estar toda la noche sin hablarme o ignorándome? – pregunté, pero seguí sin recibir respuesta, por lo que se me ocurrió una peligrosa idea, ya que podría empeorar la situación, pero tenía que arriesgarme – veo que no te gusta que te hable de espalda, ¿quieres que me siente a tu lado y hablamos con la misma cercanía que en el baño? —propuse mientras me ponía lentamente en pie.
- No, está bien — contestó el rápidamente. Por lo que satisfecho con mi éxito me volvía a sentar — ¿qué quieres? — preguntó con un tono algo frío y molesto.
- Pues hablar... — empecé a decir, pero este me interrumpió.
- No hay nada de lo que hablar entre nosotros — dijo con frialdad, que me sorprendí un poco, pero también me esperaba esa respuesta.
- Claro que hay que hablar — respondí con la misma seriedad que el — primero de lo que paso el sábado, que me dijiste que me llamarías o escribirías y pasaste de mi — dije mientras escuchaba a este dar un fuerte suspiro molesto.
- Estuve liado con el trabajo y no pude — contestó este y sin poder evitarlo, me acorde de las mismas escusas baratas que yo les daba a las mujeres en el pasado para excusarme y fue como un bumerán; terriblemente doloroso y molesto — además no sé por qué tanto alboroto. Fue un simple beso, que por algún extraño motivo tú me disté y que yo pedí — dijo con este molesto, casi rabioso y me sorprendió, tanto que no pude evitar que se me escapara una leve risita. Ya que hasta ahora había conocido a un Gael tímido, retraído y evasivo, para ahora conocer a uno con un carácter imponente, frío y cabreado, y eso me gustaba.
- Ah, pues para parecer un simple beso que no pediste, bien que te gusto que yo te besase — declaré mientras me imaginaba en mi cabeza a un Gael enfurruñado y no pude evitar sonreír aún más, ya que por alguna razón la imagen me pareció adorable e irresistible hasta querer abrazarlo.
- y quien dijo que me gusto — escruto molesto, intentando hacerme creer algo que yo sabía que no era cierto.
- Ni lo niegues, porque bien que me correspondiste el beso con tus labios, y aceptando el contacto de mi cuerpo con el tuyo, en vez de rechazarme y apartarme, como habría echo cualquiera que no le gustase — dije intentando aparentar calma mezclada con un poco de abulia en mi voz, cuando en realidad me estaba muriendo por girar su silla y agarrar a este para besarlo sin importarme que todo el mundo nos viese, para así demostrarle que, aunque el se empeñe en negarlo me deseaba con la misma pasión que yo lo deseaba a el. En cambio, me contuve y pensé en algo mejor.
- No te rechace porque me pillaste desprevenido y no te aparte porque no me dio tiempo, ya que nos interrumpió mi hermana, pero estuve a punto de hacerlo antes de que ella llegase — contesto con un tono burlesco mezclado con una pizca de enfado, mientras yo le daba un leve sorbo a mi copa y la volvía a poner en la mesa.
- ¿así? ¿y cuál es la excusa para lo que ha pasado antes en el baño? — pregunté y esperé unos segundos a que respondiese, pero al ver que no lo hacía seguí yo — ¿también me vas a decir que fue un simple beso y que fue mi culpa? — pregunté otra vez satisfecho, porque al parecer se le habían agotado las excusas — porque esta vez no fui yo quien busco tus labios, fuiste tú el que prácticamente se lanzó a mis brazos y me robo el beso — terminé por decir un poco molesto ya, por lo mucho que se empeñaba en no admitirlo, cuando hace una hora me estaba besando con tanta pasión y gusto, como yo.
Espere por unos minutos su respuesta, pero al parecer este se había quedado sin habla con lo que yo había respondido. Y eso me gustaba, porque se había quedado sin palabras que decir, pero a la misma vez me preocupaba. Porque podría haberse molestado y por eso no quería hablar más conmigo, y eso es lo que menos quería. No podría perdonarme que este no me volviese a hablar o querer ver, por haber cometido un error tan tonto y querer chincharlo un poco. Arrepentido me quise dar la vuelta para pedirle disculpas y hablar muy serio de todo, sin más juegos y tonterías, pero una mano me toco el hombro y cuando levanté la mirada, me encontré con la dueña de esa mano. Delante de mí estaba Adela, con una sutil sonrisa con su mano sobre mi hombro.
- Buenas — saludo acercándose más para darme un leve beso en la mejilla a modo de saludo y se sentó en la silla frente a mí.
- Adela... — dije sorprendido, ya que no me esperaba que esta apareciese justamente ahora.
- Si, la misma, que llevas sin saludar en toda la cena — contesto molesta, pero con una nota de burla en su voz
- Ah, perdona. Es que mi hermana y Connor me han tenido toda la cena de arriba para abajo presentándome a gente — dije excusándome, mientras cogía un tentempié de la mesa y así aprovechar el movimiento para poder mirar si Gael seguía sentado. Al ver que este seguía sentado me tranquilicé, pero luego me desesperé al caer en cuenta de la situación en la que estaba metido.
Yo estaba intentado que Gael entendiese lo mucho que me gusta y me atrae, para que así acepte dejarme acercarme más a él y así poder conocernos mejor, y experimentar lo que sentimos. Cuando delante de mí tenía a su prima, la misma con la que había estado teniendo una relación amorosa-amistosa. Y aunque solo fuese sexo y amistad, ya era algo bastante malo, porque me había estado acostado con una prima, cuando ahora estoy intentado conquistar al otro primo. Me había metido en un tremendo lio...
Había estado todo el día distraído con querer ver y hablar con Gael, que no caí en cuanta en esto antes. Olvidándome de Adela por completo y de lo que había pasado entre nosotros. Y aunque hace más de una semana que no tenemos ninguna clase de intimidad, sin apenas y vernos nada más que en la oficina, pero yo había cometido un gran error. Al no ser sincero con esta en esta semana y cortar nuestra relación, en cambio ahora me veo en esta situación.
- Si, ya te he visto coqueteando con mis primas — reclamo esta seria arqueando una ceja.
- Que dices, no estaba coqueteando con ellas — cuestione.
- Ah, no pues es lo que parecía — declaro molesta — porque no parabas de comértelas con la mirada y sonreírles, como si te gustasen — dijo celosa a la vez que sentía como Gael se levantaba y se marchaba. Y entonces lo entendí. Si Adela se había puesto así de celosa, al creer que yo estaba coqueteando con sus primas. Gael también pudo haberlo creído y por eso es que había estado tan frío y distante cuando estuvimos hablando con sus hermanas y prima. Y también porque estaba tan enfadado y tan adusto, antes de que llegase Adela, haciéndome creer que yo no le gustaba.
- ¿Se puede saber que es tan gracioso? — preguntó molesta, pero yo no tenía tiempo que perder con ella, o mejor dicho no quería, no cuando me importaba más lo que sintiese Gael que sus insustanciales celos.
- Mira Adela, tú y yo teníamos un acuerdo — empecé a decir — tú no te meterías en mi vida privada, ni yo en la tuya, solamente tendríamos una simple amistad con algunos privilegios, pero nada más y tu aceptaste mis condiciones — aclaré mientras esta cambiaba su expresión de una molesta a una alarmada.
- Si, pero — quiso decir, pero yo la interrumpí antes de que continuase.
- Pero nada, tu sabías muy bien donde te metías y no te importo, así que ahora no vengas a montarme escenas de celos y a querer saber lo que hago o no hago, cuando yo nunca me he metido en tu vida, ni te he dado pie a más nada que una amistad — explique mientras me ponía en pie — así que no te metas más en mi vida privada — termine por decir para luego marcharme.
Ya no podía más con esa situación por eso me había salido del restaurante, estaba agobiado, cansado y frustrado, y el haberme tomado unas cuantas copas no mejoraba la situación. Mientras escuchaba a Enzo decirme todas esas cosas, no podía parar de pensar en esos besos que el reclamaba y aunque intenté negarlo, era verdad. Enzo tenía razón, yo lo deseaba con tanta fuerza que me el mero esfuerzo de resistirme de dolía, pero no podía evitar resistirme. He sufrido tanto en mi vida, que no puedo evitar intentar rechazar a cualquiera que intente acercarse a mí, no por ellos, si no por mí. Ya que las heridas que llevo por dentro no cicatrizan, ni nunca lo harán. Por eso intento alejar a los demás, por estoy tan muerto por dentro que no puedo sentir, o mejor dicho no quiero. Además, no sé lo que siente Enzo por mí, pero no creo que pueda amar a una persona como yo, y en el caso de que pudiese, que podría ofrecerle yo. Yo solo soy un cadáver andante, que no siente ni puede sentir, y que solo vive por un gato. Enzo no podría amar a una persona tan insignificante como yo, tan horrendo por dentro como por fuera. Además de que solamente soy un juego para el, un modo de experimentar nuevas cosas. Ya lo comprobé antes, como coqueteaba con mis hermanas delante de mí y no lo culpo por ello. Quien querría aceptaría una simple piedra como yo, teniendo diamantes frente a él como Shaina y Elsa. Es normal que se interesase por ellas, cualquiera lo haría. Siempre ha sido así y siempre lo será. Shaina es una chica preciosa, con el cabello dorado como el sol, unos hermosos ojos verdes oliva y un cuerpo de escándalo, por no hablar de su seductora simpatía que te hace desear ser su amigo a cualquier precio. Luego esta Elsa, igual de preciosa que su melliza, con el cabello rojo como el fuego, ojos azules eléctrico y un cuerpo envidiable, además de su carácter alegre, inocente y positivo. En cambio, yo soy un chico paliducho, con un cabello y rostro horrendo, además de ser escuálido y enfermizo, sin nada destacable, tanto emocional como físico. Nunca he valido para nada y aunque lo sabía me esforzaba por hacerlo posible, pero después de aquella noche supe que nada de lo que hacía o soy tiene sentido, ya que yo no nací para ser feliz, sino para ser infeliz.
De repente, sin que me diese cuenta, alguien llegó por detrás y me abrazó. Al principio me tensé al no saber de quien se trataba, pero al abrir los ojos y ver los brazos que me rodeaban, me tranquilicé a la vez que volvía a cerrar los ojos. Una vez me privé de la visión mis demás sentidos se agudizaron, y pude inhalar su fresco perfume a chocolate y jazmín, mientras sentía el agradable calor de su cuerpo pegado a mi espalda y, de sus fuertes y confortables brazos abrazándome. Por alguna razón, toda la tristeza y amargura que sentía desapareció en cuanto cerré los ojos, siendo esta la única vez en mi vida que el abrazo de un desconocido me da tanta paz y alegría. Y más desde aquella noche, que me arrebataron la capacidad de sentir alguna clase de buen sentimiento con el contacto de otra persona y dejarme en su lugar, una sensación de asco, miedo, dolor y rechazo al contacto físico. Pero esta vez en mucho tiempo me sentí a gusto, tranquilo y seguro, como no me había sentido jamás con cualquier persona, pero aquel hombre no era cualquiera.
- Lo siento... — susurro aquel hombre a mi oído, con su voz grave y a la misma vez tranquilizadora y sensual, cargada de dulzura y comprensión. Luego aquel desconocido me estrechó con más fuerza en sus brazos, presionándome contra su pecho a la vez que posaba su cabeza sobre mi hombro y apegaba su rostro al mío, pudiendo sentir su respiración acariciar mi piel; provocando que mi cuerpo vibrase como un instrumento musical al tocarlo el aire, creando diferentes ondas musicales. Y eso sentía cuando estaba cerca de ese hombre, millones de emociones y sentimientos indescriptibles, pero tan hermosas y brillantes como estrellas hay en el universo. Pero aquel hombre no era cualquiera, aquel era el hombre capaz de resucitar un cadáver con un beso, Enzo.
![](https://img.wattpad.com/cover/275758863-288-k578993.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Sol Poniente(Editando)
De Todo"El me miró y sonrió, acerco sus labios junto a los míos, sintiendo su aliento junto al mío y el aroma de su piel. Al unir nuestros labios sentí una chispa eléctrica encender mis nervios, el movía lentamente su boca consiguiendo que la mía siguiera...