11. Besado Por El Fuego

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Un beso enciende la vida como un relámpago y un trueno, y en una metamorfosis mi cuerpo ya no es mi cuerpo, es como penetrar al centro del universo.  
Ramon Sanpedro, Mar adentro.

Me encontraba en la oficina del doctor Egberton revisando los trabajos y distintitos documentos que este me había asignado. Cuando me quede ausente durante un momento pensando en el día de ayer, cuando me tope con Kieran y en lo extraño que fue aquel momento. Entiendo que por mi parte fueron los sentimientos que siempre he sentido y e callado por él, lo que me aturdió en ese instante. Ya que siempre he admirado a este desde la lejanía, soñando con una mirada o unas palabras por parte de este. Cosa que no ocurrió nunca cuando ahora de repente sin ningún motivo o conexión anterior, Kieran está interesado en conocerme. Entonces me hago millones de preguntas sin respuestas, ¿porque quiere conocerme? ¿qué podría interesarle de mi ahora, cuando antes era inexistente para él? ¿porqué de su repentino interés?... Y lo único que alcanzo a comprender es que puede ser de una mala jugada por su parte, para divertirse y burlarse de mí, como hizo su hermana antes. Al igual que Enzo, otro que insiste en verme y saber de mí. Cuando la realidad es que solo busca diversión o experimentar con su sexualidad, algo que me parece ilógico. Ya que me parece absurdo que quiera experimentar conmigo en vez de con otro chico, cuando hay miles y cientos de chicos hermosos, y atractivos que yo. Aparte que por lo que tengo entendido este es un mujeriego, que salta de chica en chica como una abeja de flor en flor. Por eso dudo de sus intenciones también, ya que ambos son hombres muy atractivos, bellos y exitosos, tanto que relucen como el oro. En cambio, yo soy como la mugre, que todo reluce a su alrededor. Por lo que no me explico que podrían querer de mí y hay nace mi desconfianza.
- Gael – hablo una voz sacándome de mis pensamientos, viendo al profesor Egberton frente a mí.
- Profesor – dije sorprendiéndome al verlo, ya que me había abstraído tanto en mis pensamientos que no me di cuenta de que este me estaba hablando – perdoné, pero me quedado distraído con mis pensamientos.
- Ya me he dado cuenta – contestó este con una sonrisa cordial – te decía que te he traído un té, espero que te guste – dijo dándome un vaso de plástico mientras este se sentaba frente a mí con otro vaso en su mano.
- !Ah¡, gracias no se hubiese molestado – expresé agradecido con una sonrisa y este me la devolvió, y por un momento pude ver un extraño brillo en sus ojos, algo que me hizo sentir un leve escalofrió sin ningún motivo – he terminado de revisar los trabajos y también he preparado lo que usted me pidió sobre la próxima clase de los de primero – dije acercándole el montón de papeles para que este los viese, para evitar hablar del tema. Este asintió y empezó a revisar lo que yo le había entregado.

Nada más salir del despacho del profesor me marche para mi casa a toda prisa, porque tenía que cambiarme de ropa para la cena de compromiso de Celia. Al llegar a casa salude rápido a Lucy y a mi padre que estaban en el salón, para marcharme a mi cuarto. Al salir de la ducha y mirarme al espejo, me quede observando mi marca de nacimiento en el pecho con forma de sol. Esta la llevo desde que nací y según decía mi abuela, esta quería decir que; fui bendecido con la luz por que nací enfermo y frágil, con peligro de muerte y que esta marca indicaba que soy especial. Yo por mi parte lo dudo, ya que no creo que una marca blanquecina con forma de sol signifique algo. Mucha gente nace con marcas de nacimiento y no por ello son más especiales que los demás. Por lo que creo que es un cuento que mi abuela me conto para que yo me sintiese especial, algo que nunca sentí ni siento.
Una vez estuve listo me marché con mis padres Alexander y Lucy para el restaurante de mi padre donde se celebrará la cena de compromiso de mi prima. Mientras iba en el coche mi madre me dijo que Elsa había llegado esta mañana, pero que como yo no estuve en todo el día no la pude ver. Esta venia con Shaina en su coche, por lo que la vería ahora en el restaurante.
Al llegar al restaurante nos recibió mi tío Liam y mi tía Esther, junto con Celia y su prometido, Connor Adams. Mi prima Celia iba vestida con un hermoso vestido corto y ajustado de color verde oscuro, mientras que su cabello negro azabache iba suelto hacia atrás recogiendo dos finos mechones hacia atrás con una media luna. A su lado estaba Connor su prometido, vestido con un traje negro. Este era un poco más alto que ella y al igual que los demás Adams tiene unos bonitos ojos azules, pero sin la característica heterocromia en el ojo, y el cabello negro como el carbón. Estos nos saludaron con rapidez porque tenían que seguir atendiendo a los demás invitados que llegaban, por lo que seguimos adelante para ir a sentarnos. Al

pude ver que mis tíos habían invitado a mucha gente, amigos de la familia y demás. En una de las mesas más al fondo se encontraba sentada mi odiosa tía Melissa y sus hijas, Adela y Camelia, junto con mi abuela Dunia. En otra mesa pude ver a Shaina sentada con su novio Julio y Elsa, que al parecer había venido sin su marido Edgar, estos estaban acompañados por otros amigos de Celia y Connor. Luego al lado de la mesa principal estaba la nuestra y justo en frente estaban ellos, los Adams. En la mesa se encontraban Elisabeth, su sobrina y el, el atractivo Enzo Adams. Este iba vestido con un elegante traje gris metálico sobre una camisa negra, sin corbata y con los primeros botones de la camisa abierto, mostrando la base de su musculado cuello. Al verlo sentado en la mesa justo al lado de la mía, me quede paralizado por la sorpresa de ver a este, sim embargo este no fue su caso, ya que sonreía satisfecho como si supiese que me encontraría hoy aquí.


Llevaba toda la tarde esperando ansioso a que llegase la hora de ir a la cena de compromiso de mi primo y cuñado, Connor. Y es que desde que aquella camarera me dijo quién era el padre de Gael, supe que hoy me lo encontraría en la cena de compromiso de su prima. Por lo que llevaba toda la tarde pensando cómo había tenido a este tan cerca de mi alcance si darme cuenta. Si tan solo hubiese prestado más atención a las cosas desde un principio no hubiese pasado por una semana tan detestable intentando contactar o buscar este, para poder verlo. Ahora que se más cosas de él, puedo mejorar mucho más el contacto con él y ser yo con más naturalidad, sin tener que esconder mi faceta sobrenatural de él, ya que al igual que yo pertenece a ese mismo entorno.
Mientras iba en el coche no podía evitar sentirme ansioso por verlo, ya que desde que lo bese el sábado sentía una ferviente necesidad de verlo.
Al llegar al restaurante con mi familia, nos recibió Liam y su bella esposa Esther, junto con su hermosa hija, Celia y mi primo Connor. Después de un breve saludo, nos marchemos a nuestra mesa, menos mi padre y nana, que sentaban en la mesa principal con los novios, en representación de la familia del prometido. Mientras que mi hermana, mi hija y yo nos sentábamos en una mesa próxima a estos. Conforme los demás invitados llegaban se sentaban en sus mesas, entre los cuales pude ver a Julio Esvelton, líder del clan de vampiros BloodCross. Este se veía tan joven y elegante como siempre, vestido con un blazer rojo sangre, sobre una camisa blanca y un pantalón joggers del mismo color que el blazer. Junto a él venia una hermosa chica con una larga cabellera rubia, como el oro que caía sobre su espalda. Vestida con un corto y ajustado vestido de color amarillo a juego con su cabello dorado, que iba agarrado de sus hombros con dos finos tirantes, dejando libre sus hombros y su cuello. La hermana de Gael irradiaba belleza al lado de su acompañante, como si este llevase con él una hermosa joya dorada colgada de su brazo. Tras ella venia otra chica de igual belleza, con una larga cabellera roja cayéndole por un lado, como una cascada de fuego. Sus ojos eran de un tono azul eléctrico y la piel blanca como la leche, que resaltaba con su sensual vestido rojo que ajustaba su delicada y curvilínea figura, agarrado con dos tirantes en ambos lados de sus brazos, enseñando sus hermosos hombros níveos junto con un provocativo escote. Ambas chicas miraron a mi hermana y la saludaron con una cordial sonrisa, a la vez que mi hermana hacia lo mismo.
- ¿las conoces? – pregunté a mi hermana y esta asintió.
- Si, son las primas de Celia, Shaina y Elsa – aclaro Beth señalando con la mirada. Al decirme esto rápidamente me acorde de la chica rubia era la misma que me presento Gael el sábado – a Shaina la conozco del bufete, es una de nuestras mejores abogadas a pesar de su juventud, parte de que somos muy amigas – dijo ella – en cambio a su hermana melliza no la conozco tanto, ya que siempre anda viajando por su carrera como actriz y modelo – siguió diciendo está mirando en dirección a estas. Y al verlas con más detenimiento me di cuenta de donde había heredado Gael su ilimitada belleza, teniendo a tan hermosas chicas como hermanas.
Luego de que dijese esto se levantó y se acercó a la mesa donde estaban sentadas las hermanas de Gael. Mientras desde mi mesa pude ver como los demás invitados entraban para sentarse en sus mesas. Cuando vi entrar a Adela, con su madre, su hermana y su abuela. Esta iba vestida con un elegante vestido azul ajustado, con la espalda descubierta hasta la cintura mientras su cabello le caía por su espalda. A su lado su madre iba vestida igual de elegante, pero de un modo más discreto con el cabello recogido en moño caído hacia un lado. Luego su hermana iba vestida igual de atrevida que su hermana mayor, aunque sin destacar tanto como ella. Y por último su abuela, que iba vestida con vestido negro largo y un moño alto, además de una expresión seria. Adela nada más verme me brindo una lujuriosa mirada acompañada de una sutil sonrisa mientras iban hasta su mesa. Luego de varios más invitados llegó el más importante para mí, Gael. Este iba vestido con un pantalón vaquero negro ajustado a su perfecta cintura haciendo destacar sus largas y finas, pero elegantes piernas además de sus sensuales nalgas. Luego encima llevaba un elegante blazer negro sobre una camisa morada. Sin duda alguna este iba hermoso, ya que las vestimentas de colores oscuros hacían resaltar su piel nívea sobre las prendas; como la nieve de una alta montaña en la noche. Al verlo entrar por la puerta mi corazón retumbo en mi pecho como un fuerte y sonoro tambor, queriendo salirse de mi pecho con cada latir.  Además de que con solo verlo podía sentir mi sangre hervir de deseo, prendiendo mi cuerpo como la mecha de un explosivo que en cualquier momento puede explotar en un gran incendio. Parecía una locura, pero es que cada vez que veía a este lo veía más hermoso, como si su belleza no tuviese limite o cada día se superase más. Y esto me enloquecía de tal modo que todo a mi alrededor desaparecía y carecía de sentido, dejando únicamente a este, como un destello de luz que absorbe todo a su alrededor sin dejar nada a su paso.
Gael venia tras sus padres, Celeste y Erwin además de con un niño pequeño a su lado, y al ver a Celeste tan elegante vestida con un vestido azul marino y su largo cabello negro suelto hacia un lado sobre su pecho. Vi el parecido con sus hijos, sobre todo con Gael que era casi idéntico a esta, con su mismo tono de piel níveo o su cabello negro como el carbón, además de los mismos ojos azules eléctrico; como la electricidad de un relámpago al caer sobre el agua del mar. Estos saludaron a los anfitriones y se dirigieron a su mesa que casualmente era la más cercana a la nuestra, mientras saludaban brevemente a los demás invitados con gestos, menos Gael, que hacía caso omiso de los demás, pero cuando llegaron a su mesa y Gael me vio se quedó de piedra. Era evidente su sorpresa al verme aquí, ya que seguramente no esperaba verme, en cambio yo sí. Yo esperaba con ansias a que llegase la hora de venir para poder verlo y hablar con él. Teníamos que hablar sobre lo que sintió o que pensó por lo que paso el sábado, además de porque se empeñaba en alejarse o evitarme. Ya que es lo único que a echo desde que lo conozco, evitar tener que encontrarse conmigo; como si tuviese miedo a tener demasiado contacto conmigo. Aunque si ese fuese el caso, no habría aceptado venir conmigo el sábado y mucho menos hubiese dejado que lo besara. Además, cuando mis labios se posaron sobre los suyos este no se resistió, si no que se dejó llevar por mi boca, abandonándose al éxtasis que sentía al fundirnos en aquel gozoso beso, a la vez que su cuerpo reaccionaba al sentir al mío tan cerca estremeciéndose por la pasión provocada por ese beso. Ese corto, pero grandioso momento me demostró que yo también le atraigo, ripostando mi pensamiento a su miedo. ¿será que hay algo más?, puede. Las pocas veces que he estado con el he notado su resistencia social, como si intentase no repeler a la gente que se acerca a este. Además del fuerte muro invisible que ha levantado, para evitar contacto social, también e podido notar como intenta mantenerse indiferente e inexpresivo en todo momento. Como si quisiese evitar sentir o expresar lo que cree o siente, aunque hubo un momento el sábado, que pude ver algo más allá de lo que deja mostrar.


Al terminar de venir los invitados Celia, su prometido y mis tíos se sentaron en la mesa principal junto con el padre de Enzo y aquella joven que lo acompañaba el otro día. Luego los camareros empezaron a servir los entrantes y las bebidas, mientras los invitados hablaban entre ellos, viajando de mesa en mesa. Mis padres en algún momento se levantaron a saludar a otros invitados, seguido de Alexander que se marchó para jugar con otros niños, por lo que me quede solo y totalmente expuesto a la intensa mirada de Enzo sobre mí. Sabía que lo encontraría hoy aquí, es más, me prepare mentalmente para encontrármelo, pero a la hora de la verdad no funciono tanto como yo creí. No puede evitar sorprenderme al verlo, no por quien es, si no por verlo. Enzo estaba tan atractivo y apuesto con ese elegante traje, y con su cabello bien peinado hacía arriba y cayéndole hacia un lado, además de una corta barba de pocos días, bien perfilada que le rodeaba las facciones de la mandíbula y la boca. Desde que lo vi el primer día quedé impresionado con su gran atractivo, pero hoy por fin entiendo a todas sus víctimas amorosas, ya que su belleza y magnetismo te hacia desearlo, con tanto ahincó que era doloroso resistirse.
Desde que llegue no me quito la vista de encima si cortarse en todo momento, a pesar de estar rodeado de gente que nos conocía a ambos. Yo sin poder evitarlo, respondía a su mirada con la mía con sutileza, para ver si seguía observándome, entendiendo que seguramente estaba molesto por que yo no me comunique con el después de aquel beso. Y es que después de que Shaina me contase aquello (que más o menos intuía), supe que debía de alejarme de este a pesar de lo que este provocaba en mí, como aquellas bayas toxicas, que se ven atractivas y gustosas, tentándote a ingerirlas para luego causarte la muerte. Aunque estas no tuviese un efecto mortal en un muerto, ya que un cuerpo sin vida no puede morir dos veces, o ¿sí?.
- !Gael¡ – dijo Elsa abrazándome e interrumpiendo mis pensamientos – ¿cómo está mi friki preferido? – preguntó mientras me abrazaba con fuerza.
- Bien, absorbido por los estudios ¿y tú? – conteste a la vez que nos separábamos del abrazo.
- Contenta de estar en casa, ojalá pudiese teletransportarme para no tener que estar viajando tanto – expreso con gesto cansino.
- Oye y ¿Edgar no ha venido contigo? – pregunté mientras miraba discretamente por el rabillo del ojo a la mesa de Enzo.
- Ah, Edgar esta liado con unos problemas en Iliatis, al parecer hubo un problema de gran importancia militar en su reino y su padre lo reclamo – explico con un gesto triste ya que su marido estaba muy lejos en su país, Aliátis, uno de los reinos de los hijos del mar – pero mea prometido que estará para la boda de Celia – dijo con un repentino entusiasmo.
- Ah, que bien – dije sin apenas ponerle atención.
- Bueno y tú que, ¿no tienes nada que contarme? – preguntó con un tono burlón a la vez subía y bajaba las cejas.
- Pues nada nuevo, liado con los estudios y con el trabajo, como siempre – respondí con indiferencia.
- ¿seguro? – preguntó otra vez y yo me encogí de hombros indiferente intentando evadir el tema que esta quería sonsacarme, luego esta fue a decir algo, pero fue interrumpida por Alexander que llego con un grupo de niños a su lado, para mostrarle a su hermana a sus amigos. Yo aproveché esto a mi favor y me levanté de la mesa, ya que no quería tener que confesarle lo que ella, ya sabía por Shaina. Así que aprovechando el descuido de ella me perdí entre el gentío, para luego acercarme a la barra y pedirle una copa de bourbon al camarero que se ocupaba de la barra.
Mientras me tomaba mi copa, pensaba en esta situación con Enzo y como podía empeorar de forma terrible, si mi padre se enterase. Él siempre ha sido muy protector conmigo y con mis hermanas, por lo que no aprobaría una situación como la mía y más sin saber que soy gay. Ya que nunca me he atrevido a contárselo, por miedo a que me rechace y me repudie. Por lo que siempre he intentado mantener una postura de lo más heterosexual delante de el y como nuestra relación de padre e hijo siempre ha sido poca, me a favorecido para que no lo supiese. Ya que el sigue teniendo el pensamiento un poco antiguo, además de un fuerte temperamento. Por lo que, tengo miedo a su reacción si se entera de que me e besado con otro hombre y no uno cualquiera. Un hombre adulto, que me saca más de diez años y con una fama como la que tiene Enzo, de galán y mujeriego, que usa a las mujeres como servilletas. Por eso no quiero ni imaginarme lo que diría o peor, lo que haría. Y más siendo yo, el hijo que menos quiere. Porque con Shaina y Elsa, llego a tener una gran discusión que termino con ambas yéndose de casa y dejar de hablarle por un tiempo, porque no aprobaba sus relaciones. Ya que, a pesar de tener una mujer e hijos brujos, no soporta que tengamos relación con el mundo sobrenatural, más allá de amistad. Y como Elsa se enamoró de un hijo del mar, que encima es militar y Shaina de un vampiro que tiene la edad de un anciano, hizo montar en colera a mi padre, comenzando con una fuerte bronca que terminó con la marcha de mis hermanas de casa y yéndose a vivir a un piso compartido con Celia. Y aunque estuvieron unos meses sin dirigirse la palabra ni verse, luego acabo aceptándolo a regañadientes al ver que perdería a sus hijas y su mujer si no aceptaba la situación, y aun así sigue habiendo algo de tensión entre mi padre y sus yernos. Por eso temo a lo que pasaría si se enterase de lo que está pasando, por eso el sábado me apresure a entrar en casa temiendo a la furia de mi padre si me llegase a ver con Enzo de esa forma tan intima.
Luego de tomarme una segunda copa, me fui al baño para liberarme de aquel ambiente tan cargado, ya que la gente se empezó a animar un poco más y yo odiaba las aglomeraciones, además de que necesitaba descansar un poco del esfuerzo que tenía que hacer para mantener la máscara de felicidad, alegría y heterosexualidad. Así que una vez llegué al baño me encerré en un cubículo y me senté dentro mientras apoyaba mi cabeza en la pared, y cerraba un momento los ojos. Necesitaba un respiro para no tener que pensar en nada, solamente en ser libre de todas esas cadenas de dolor, responsabilidad, soledad y tristeza que me atan y no me dejar ser libre; como un pájaro que no puede salir de su jaula y volar tranquilo por el cielo azul, encerrado y encadenado hasta morir por el dolor y la tristeza.
Luego de un leve momento de paz y tranquilidad, decidí salir del cubículo y acercarme a uno de los lavabos para lavarme las manos y mojarme la cara. Cuando de repente se abrió la puerta del baño y entro alguien, yo sin prestar atención a quién había entrado seguí con lo mío.
- Por fin te encuentro – hablo una voz algo ronca, pero fuerte y firme. Al escucharla un leve cosquilleo recorrió mi espina dorsal y enviando una descarga a cada nervio de mi cuerpo, provocando un leve cortocircuito en todo mi cuerpo que me recordó mis más íntimos deseos – Con que aquí te escondías de mi – dijo el propietario de aquella voz a mi espalda dando un paso hacia adelante, resonando en el baño el sonido del zapato de este al dar un paso al frente. En cambio, yo seguía con la mirada fija en el lavabo petrificado sin poder moverme; como si aquella sensual y ronca voz lo hubiese embrujado para no moverse, como si obedeciese a la orden de su amo. Ese mismo que había robado un beso de estos labios, el primer beso que estos habían sentido y el primero que había prendido en mi cuerpo con un incendio de sensaciones y sentimientos que nunca antes había sentido, y que había removido mis sentidos con una pasión que jamás creer sentir.
- No... me estoy escondiendo – dije con toda la fuerza que pude, pero al parecer esta no fue mucha ya que apenas se escuchó. El hombre dio otro paso al frente y quedo detrás mía junto a mi espalda, y tan cerca que podía sentirlo.
- Ah, ¿no te escondes? ¿y porque te la pasas evitándome? – preguntó el hombre acercándose más a mi sintiendo su cuerpo tan cerca del mío que, aunque estaba de espaldas podía oler su varonil perfume a chocolate y jazmín – ¿acaso de te doy miedo? ¿O es repulsión por aquel beso que te robe? – volvió a preguntar, pero esta vez su tono de voz tenía una leve nota de desesperación – dime – dijo a la vez que agarraba mi antebrazo y me hizo girarme para que lo mirase.
Al girarme y quedar frente a él, nuestros cuerpos quedaron más cerca el uno del otro con apenas espacio para que corriese el aire. Yo aún seguía con la mirada baja que quedo clavada en su torso, pudiendo ver de tan cerca el principio de su hercúleo pecho, con un poco de vello a través del espacio abierto por los botones de su camisa. Luego este llevo su mano hasta mi barbilla y la agarro con dulzura, mientras sentía el tacto de su áspera y fuerte mano. Después con un leve movimiento empezó a levantar mi cabeza con su mano para que lo mirase, pero aun así mis ojos no eran capaces de mirarlo, sin saber el porqué. No sabía si era vergüenza por haberlo estado evitado y dándole largas o, por que tenía miedo a su mala reacción.
- Mírame – ordenó con esa sensual voz y como si fuese una orden, mis ojos respondieron levantando la mirada. Recorriendo con esta cada tramo de su rostro, pasando primero por su barbilla hendida con una corta barba de pocos días. Luego me detuve en sus finos y atractivos labios, rodeados por esa apuesta barba. Después en su perfecta nariz griega, junto con sus mejillas algo rojas y sus pómulos escondidos por su corta barba. Y para terminar sus ojos, aquellos ojos azules como un toque rojizo en uno de ellos, como la hermosa puesta de sol sobre el mar – respóndeme, tanto asco o miedo te dio que te besase – dijo con esa magnética voz mientras nuestras miradas se cruzaban una con la otra, colisionando entre si como dos energías que al chocar crean una enorme explosión de energía, y eso paso. Al hacer contacto una con la otra, una fuerte sensación recorrió mi cuerpo haciendo hervir mi sangre hasta convertirla en fuego. Un fuego incontrolable que me hizo perder el control de mí mismo.
- Ninguna de las dos – dijo mi boca sin darme cuenta de lo que había dicho, a la misma vez que la expresión seria de Enzo cambio a una de sorpresa y confusión.
- ¿Entonces que es? — preguntó más a mi tanto que podía sentir su cuerpo pegado al mío, con su mano ahora sobre mi mejilla y una expresión turbada, por la confusión y la desesperación por querer saber, mi respuesta.
- Temor — confesé con la respiración entrecortada por la cercanía de tenerlo tan cerca de mí, por sentir el calor de su cuerpo sobre la ropa, además de la firmeza y dureza de cada musculo de este — temor a sentir — declare con ansiedad y deseo, por resistirme a la desesperación de querer besarlo y poder volver a probar sus labios, mientras me abandonó a esa extraña y poderosa sensación que había sentido la otra vez que el me beso.
Sin poder controlarme más mis labios se aproximaron a los suyos con tanta rapidez que este no se lo espero, pero al momento de impactar mi boca con la suya él supo cómo reaccionar. Ya que sin perder el tiempo abrazo con sus labios los míos, envolviéndolos con su boca a la vez que los movía con pasión y dulzura, mientras guiaba mis inexpertos labios con cada movimiento. Mis manos se posaron sobre su férreo pecho notando su respiración y su corazón latir con fuerza; como el gong de un millar de tambores. Mientras que su mano agarraba con más fuerza mi mejilla para atraerme más a el, a la vez que su otra mano se aferraba a mi cintura, agarrando con fuerza mi cadera para presionar mi cuerpo contra el suyo y sintiendo como nuestras pelvis chocaban una con la otra. Luego el beso dejó atrás su dulzura y se convirtió en uno mucho más frenético, con su lengua abriéndose paso por mi boca hasta encontrar la mía y ambas fundirse en una danza pasional. Tan pasional que sentía cada nervio de mi cuerpo arder; como las ramas de un árbol que han sido alcanzado por un rayo, que a partido a este en dos y prendido sus ramas hasta llegar a la base y hacerlo arder como una gran pira de fuego. Y así me sentía prendido en llamas, pero en las llamas de la pasión que solo él sabe prender. Las mismas flamas que me consumen del deseo por sentirlo.

El Sol Poniente(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora