1. Triada

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Cuando el sol se pone las sombras acechan, pero con el nacer del amanecer; el sol las destierra...

Me despierto al escuchar la terrible alarma del teléfono resonar por la habitación. Alargo el brazo hasta la mesita de noche para coger de esta mi teléfono y apagar la alarma. Abro los ojos y lo primero que veo es a Simba a mi lado, dormido y acurrucado a mi brazo como si de un bebe se tratase. Lo atraigo más a mi lado y le doy un besito en su cabecita a la vez que le acaricio su moflete pomposo. Este abre los ojos y me mira, para luego ronronear a la vez que me responde el gesto lamiéndome la cara. Luego de esto se levanta y se estiraza para luego sentarse mientras me observa. Yo a su vez me estirazo en la cama y me levanto aún muerto de sueño para dirigirme al baño. Una vez terminé en el baño me dirigí al armario y cogí lo primero que vi para vestirme, un pantalón vaquero skynni negro y una camiseta simple de color roja. Luego me asome al espejo del baño para peinarme y perfumarme. Para terminar, cogí mis libros y una chaqueta. Los guardé en la mochila para luego coger el teléfono y demás cosas. Antes de salir me acerque a Simba que estaba comiendo pienso y lo agarre para apapacharlo a la vez que le daba un fuerte beso en su cabecita. Mientras bajaba las escaleras y me dirigía a la cocina mire el teléfono por si había alguna llamada o mensaje de Ben, pero nada. Eso significaba que todavía que todavía no había llegado y estaba de camino. Mientras esperaba a este agarre de la nevera un zumo y algunas lonchas de jamón para comérmelas mientras espero a este. Mientras esperaba me puse a pensar en el extraño sueño que tuve. Este era muy distinto a otros como si fueran muy reales, pero a la vez incoherentes y sin sentido alguno. El cual se componía de varios escenarios distintos, como si fuesen escenas cortadas y revueltas de una película la cual no tenía sentido alguno. Lo más extraño es que parecía estar viéndolo desde otra perspectiva, como si yo fuese un mero espectador de mí mismo... algo muy extraño, pero aliviador. Ya que normalmente siempre tengo el mismo sueño. Bueno... mejor dicho, pesadilla. Aquella horrenda y terrorífica pesadilla la cual es un oscuro recuerdo el cual me tiene marcado y encadenado para que no lo pueda olvidar... De repente escucho mi teléfono sonar y al mirar era Ben que me llamaba para que saliese de mi casa.

- Ya salgo – dije mientras agarraba mi mochila y salía de la casa. Al salir de la casa este me esperaba con su coche aparcado frente a la casa, abrí la puerta del copiloto y entre.

- Si mama, ya lo sé – dijo este mientras hablaba por teléfono, a la vez que me saludaba con una mano mientras que con la otra se acariciaba su cabello rubio ondulado y peinado hacia un lado al yo entrar en el coche – te voy a colgar que Gael ya está aquí – dijo este colgando el teléfono para luego poner el coche en marcha – perdona que haya tardado un poco más en llegar, pero mi madre era muy pesada – dijo este con tono cansino a la vez que daba un fuerte resoplido.

Ben es uno de mis mejores amigos desde el jardín de infancia. Nuestras madres son amigas desde hace tiempo y desde pequeños siempre estamos juntos. Él es un chico delgado, pero alto y de cabello rubio platino ondulado del cual presume mucho; con facciones muy delicadas y finas, con un tono de piel bronceada; gracias a su lujosa casa con piscina de la costa. Este es muy carismático a la par que simpático y siempre ha sido un alocado total. Siendo el que siempre nos arrastra a mí y a nuestra otra amiga a las fiestas. Recuerdo que una vez conoció a unas drags Queens en una discoteca y nos acabó arrastrando a una fiesta a las que estas iban en la playa. No sé qué paso en aquella fiesta, pero al otro día me desperté en un hoyo de la playa con una botella de whiskey medio vacía en la mano y los bolsillos del bañador repleto de cochas vacías de la playa. Mientras Ben dormía vestido con un largo vestido rojo y una peluca rubia repleta de rizos, sobre una tabla de surf. La única que pareció más inteligente esa noche fue Anelis; que dormía dentro de una sombrilla rota, abrazada a el palo de esta, pero a pesar de sus locuras es un chico muy sensible y de buen corazón al que nunca le importaba compartir sus lujos y dinero con los demás; además siempre es el más positivo del grupo, siempre con alegría y una gran sonrisa casi exasperante. Pocas veces lo he visto triste por algo importante, sin contar los miles de berrinches, por no ir con el de fiesta o cualquier otra estupidez; como la de romperse una uña. Él estudia con nosotros en la universidad para ser cirujano, pero la mitad del tiempo se la pasa de fiesta y la otra mitad ligando con hombres de todas las edades.

El Sol Poniente(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora