Capítulo tres: Cabeza de pollo.
Mierda. Mierda. Mierda.
—¡Isa! —el doloroso grito de Kathleen llega a mis oídos.
Rápidamente un zumbido llega a mi cabeza, la levanto para sacarla de mis cómodos brazos y ver a Kath. ¿Cómo demonios ella puede verse tan bien si ella se fue después de mí?
—Baja la voz. —susurro acurrucándome en mi grueso abrigo, cruzo mis brazos y me apoyo completamente en el respaldar de la silla. Cierro los ojos. —Me duele la cabeza.
—No, no te duele la cabeza —dice sacándome mis lentes de sol, no me da tiempo de quejarme, ni tampoco tengo fuerzas para hacerlo, así que sólo chasqueo la lengua y abro nuevamente los ojos. —, tienes resaca.
¿Desde cuándo la bombilla del salón es tan brillante?
Parpadeo unos segundos para acostumbrarme a la luz, quiero matar a Kathleen en estos momentos.
—Es lo mismo —respondo intentando arrebatarle mis lentes, pero ella mueve sus brazos y los aleja aún más. —, dame mis lentes, Kathleen.
—¿Hiciste el proyecto de Historia?
Suelto un suspiro y cierro por segunda vez los ojos, claro que no la hice. Llegué a casa muy tarde, y, aunque vi la post-it pegada en mi mesa de noche, mi cama parecía mucho más tentadora de lo normal.
James tuvo que ayudarme a subir a mi ventana, porque si no me habría caído apenas puse un pie sobre la primera rama. Aunque, ahora que lo recuerdo, creo que la rama no era una rama, era la pierna de James.
Por eso no me gusta tomar.
—¿Tu qué crees?
—Sabía que James te llevara no era una buena idea —la oigo decir, abro mi ojo derecho para verla un poco y noto su rostro de preocupación. —, vamos a reprobar.
—¿Cómo es que te ves tan bien? —le pregunto, impulsándome hacía adelante para cruzar mis brazos sobre mi mesa y acomodar mi cabeza entre ellos.
—Yo no soy una cabeza de pollo.
—No me llames así. —me quejo volteando la cabeza.
Allí estaba él, en la misma posición que yo, pero mirando a mi dirección; lo cual me puso en un debate mental si volver a mi antigua posición o quedarme así.
No me moví, ni parpadeé porque Samuel tampoco lo hizo.
Vamos, perezoso, parpadea para que yo pueda voltear tranquila.
Nuestra pequeña guerra de miradas continuó por unos minutos más —lo que yo sentí una eternidad. —, hasta que se oyó el golpe de un libro contra el escritorio.
Mis oídos empezaron a dolerme y me pegue mi espalda al respaldar casi automáticamente, sentía las manos de Kathleen sobre mi cabello, intentando peinar mi cabello, después me colocó devuelta los lentes.
Los ojos del profesor se encontraron con los míos, abrió la boca por unos segundos, pero la cerró de inmediato.
—Buenos días, alumnos. Espero disculpen mi falta de ayer, mi esposa me pidió el divorcio. —murmuró, bajando el volumen de su voz. Toda el aula se sumió en un completo silencio, hasta que levantó la cabeza y sonrío, volviendo a subir el volumen de su voz. — ¡Bien!, eso les ha dado tiempo de sobre para hacer el proyecto; todos los que lo hayan hecho pueden venir a dejarlos en mi escritorio, se los devolveré en unas semanas con sus calificaciones, ya que por mi falta tenemos que recuperar la clase. Tienen cinco minutos.
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La lista de deseos de Izzie y Samu © ✓
Teen FictionPRIMERA Y SEGUNDA PARTE. «Izzie y Samu no querían ser perfectos, querían ser extraordinarios.» Izzie tiene un secreto, que podría arruinar la vida a la que está acostumbrada por completo: tiene VIH. Después de años intentando ocultarlo, el chico n...